El heredero de El Álamo

El mayor riesgo es no arriesgar.

Popovich lo supo desde el primer instante, vio en ese chico recién drafteado por los Indiana Pacers en el nº 15 del draft a alguien por quien valía la pena jugársela, sacrificando incluso a uno de sus guerreros de confianza por el camino. George Hill rondaba los 30 minutos de juego, aportando puntos e intensidad defensiva desde el banco, y era uno de los favoritos del coach... Pero el viejo zorro vislumbraba algo más en aquel chaval.

Un posible pilar sobre el que iniciar la renovación silenciosa de un imperio deportivo que desafía al tiempo y al espacio.

Y confió en su instinto.

A su llegada, Kawhi no se limitó a confirmar punto por punto las expectativas del cuerpo técnico de los Spurs: las superó con creces. Una esponja ajena a estatismo e individualismo, con el afán permanente de crecer y evolucionar como combustible vital y a la que las ganas de trabajar no abandonaron ni cuando los logros comenzaron a caer (anillo, MVP de la final de 2014, mejor jugador defensivo de la NBA en 2015).

"No he ordenado una sola jugada para Kawhi en todos los playoffs."

Gregg Popovich, después de que su jugador recibiera el premio al jugador más valioso de las finales ante los Miami Heat.

Leonard es ya una fuerza ofensiva, el líder en esa faceta de un equipo que enarbola la colectividad por bandera. Su aportación crece año tras año (desde los 7.9 puntos por partido de su año rookie hasta los 21.2 de la regular season recién finalizada), y es un peligro tanto creando desde el bote como lanzando desde la línea de 3 puntos (letal 44.3% de acierto, con casi 4 intentos de promedio). El brillo de los premios nunca le hizo verse a sí mismo como una obra terminada, porque el chico californiano entiende el día a día como un tiempo que aprovechar al máximo. Para ser mejor.

La muerte de su padre (asesinado mientras trabajaba en su lavadero de Compton), la magnitud de la tragedia, le llevó a abrazar un mantra sobre el que crecer y tratar de superar el terrible vacío.

"Me centro en mi vida, a sabiendas de que no puedes dar ningún día por perdido."

"Igual mañana no estoy aquí."

Kawhi es ya uno de los dos únicos jugadores exteriores capaces de repetir el galardón a mejor defensor en años consecutivos de la historia de la NBA (junto a Moncrief, el legendario base de los Bucks), además del mejor two-way player de la competición. Un monstruo de habilidades ofensivas en crecimiento permanente que es también el terror del mejor atacante rival en el otro lado de la pista.


Leonard niega la recepción de balón a Stephenson, frustando el plan de ataque de los mermados Grizzlies.

Lateralidad, fundamentos, concentración, brazos y manos en actividad frenética, un físico privilegiado y un contexto grupal idílico: todo confluye para crear al stopper que ha acabado con el reinado de los gólems interiores en tan prestigioso galardón. Un chico que cumplirá 25 años el próximo mes de junio, y para el que el cielo es el límite.

Porque el mayor enemigo del crecimiento es la falta de compromiso con uno mismo, y ahí Leonard es aún más colosal que sobre el parqué.



El odioso uno

Comencemos por el principio: no tengo especial simpatía por el Chris Paul "personaje". Percibo en él (y en estos Clippers, por extensión) varios de los valores que no me gusta ver representados sobre una pista de baloncesto, sobre todo esa querencia irredenta por la protesta continuada, que tanto dificulta la ya de por sí compleja labor arbitral. La tropa de Doc Rivers sigue a pies juntillas desde hace algunos años el mantra de "quien no llora, no mama"...

Con todo, y como buen amante de nuestro juego, disfruto sobremanera con el Chris Paul jugador, y valoro como un tesoro cada momento en el que puedo presenciar sus académicas evoluciones sobre la cancha. Porque cada partido de CP3 es un clínic, un tratado práctico de dominio de la situación y manejo absoluto de nuestro deporte y de todas las visicitudes y escenarios posibles. Paul es el maestro titiritero.

Compartía hace unos días en Twitter una estadística de NBA T.V que llamó poderosamente mi atención, y que refrendó esa sensación de excelencia continuada que el ex de los Hornets lleva transmitiendo desde su llegada a la liga, hace ya 10 años: si agrupamos datos de las 4 últimas temporadas, CP3 lidera la NBA tanto en asistencias por partido (10.1) como en el ratio de asistencias por pérdida de balón (4.3), 2 guarismos que definen la calidad de un armador de juego clásico.


DeAndre Jordan, principal beneficiario del talento de Paul. Fuente: latimes.com

Porque llegar a la cima es duro, pero mantenerse en ella a perpetuidad es el verdadero reto.

Líder incontestable (con un nivel de exigencia tanto consigo mismo como hacia sus compañeros que raya lo enfermizo), gran defensor y anotador sobrado de recursos si su equipo necesita de sus puntos (virtuoso absoluto desde la media distancia), Paul siempre hace mejores a los que le rodean, cambiando de paso la cultura competitiva de la organización que se hace con sus servicios. Para muestra, un botón: los Clippers registraron un pírrico 31% de victorias en los 4 cursos previos al aterrizaje de nuestro protagonista. En los 4 posteriores a su llegada (sin contar el vigente), dicho porcentaje se disparó al 67%. Esta temporada, con Griffin fuera por lesión (aún en el dique seco al cierre de estas líneas), el pequeño general ha respondido una vez más a la llamada de socorro de su equipo, desempolvando la capa de superhéroe: 21.3 puntos (51.1% de acierto en triples), 5 rebotes, 11.5 asistencias y 2.4 robos de balón, sus estelares promedios en el mes de enero.

Pero la reputación de Christopher presenta aún una importante mácula en los resultados llegado el momento trascendental. Paul nunca ha disputado unas finales de conferencia y, pese al inolvidable tiro con el que ajustició a los Spurs en el séptimo partido de la monumental serie de 1ª ronda de la última postemporada (renqueante físicamente y con una excelente defensa de Duncan, para más inri), el inexplicable desplome posterior ante los Rockets profundizó en la herida. En superar ese borrón en su historial se fija el objetivo del "odioso uno", mientras lidera a su banda de pistoleros para situar al ataque de los Clippers de Doc Rivers un año más entre los más eficientes de la NBA (104.7 puntos producidos por cada 100 posesiones, 4º mejor registro de toda la liga).

Que el brillo de los Curry, Westbrook o Wall no nos empuje a olvidar a la mano que mece la cuna...

El milagroso tiro que condenó a los Spurs, colofón de una serie para la historia. Fuente: usatoday.com



Verdugo en llamas

20 victorias en 20 partidos para arrancar, tras devolver la alegría a la Bahía de Oackland engarzándose de forma brillante el anillo después de una campaña memorable. El mejor inicio de la historia de la NBA sigue su curso, con el récord de los 72 triunfos de los Bulls colándose en todas las conversaciones de la liga. Pero a los Golden State Warriors de Steve Kerr (con Will Walton dirigiendo temporalmente las operaciones desde el banquillo) no les agobia la persecución de este fantasma, centrados como están en fines mayores: la propagación de la alegría estética más pura, cambiando de paso las leyes del baloncesto.

Es cierto que el calendario inicial podría valorarse como cómodo, pero los números que explican el sideral rendimiento de los Warriors son de ciencia ficción: 111.9 puntos anotados por cada 100 posesiones, 29.4 asistencias por partido (superando en más de 4 regalos a los Atlanta Hawks, 2º equipo de la NBA en este apartado), 97.9 puntos encajados por cada 100 posesiones... todo ello con ciertos ajustes en el plan, como el que Walton venga utilizando durante más minutos a ese quinteto (Curry-Thompson-Barnes-Iggy-Green) que reduce rivales a fosfatina desde su doble versatilidad ofensiva-defensiva. Draymond es un diablo hiperactivo, capaz de defender las 5 posiciones en cancha (pieza clave del small ball), rebotear, poner el balón en el suelo y encontrar a sus compañeros libres como el mejor de los bases (7.2 asistencias por noche). Si añadimos al cóctel su progresión desde la larga distancia (38.2% de acierto en triples), tenemos al mejor escudero posible para nuestro verdugo sonriente.

"Well, I´m a lucky man

with fire in my hands."

Lucky man - The Verve

11 partidos con 30/+ puntos, 6 con 40/+, 8 con 8/+ triples convertidos. Stephen Curry ha estallado en su faceta ejecutora, promediando 32 puntos y embocando 5.1 triples de los 11.1 que intenta cada vez que pisa la cancha (45.9% de acierto, surrealista en esos volúmenes). Su récord histórico de triples convertidos (286 la temporada pasada) está en camino de ser volatilizado, mientras sus rivales se muestran impotentes ante un prodigio técnico que aúna los perfiles de tirador (el mejor de la historia) y virtuoso del manejo de la pelota naranja. La fulgurante velocidad de ejecución, su altísimo acierto en lanzamientos tras bote (por no hablar de los de más de 8 metros de distancia) y su generosidad hacen que lo único capaz de parar a Curry sea el propio Curry. Y eso convierte en terrorífico al asesino dulce con el #30 en la zamarra.

El fuego de las manos de Steph incendia equipos y pabellones sin remisión...

La ley de Curry impera en el baloncesto mundial. Fuente: espn.go.com


Manada hipnótica

4 victorias en 5 partidos fuera de casa (incluyendo triunfos en Chicago y Atlanta, dos potencias de la Conferencia Este), 5 derrotas en los 5 duelos celebrados en el Target Center: la irregularidad es la tónica general de un equipo bisoño, con la inestabilidad competitiva propia de un bloque en construcción, pero sobrados de ilusión y espectaculares a más no poder. Los Minnesota Timberwolves se han ganado acaparar focos en el arranque del nuevo y flamante curso NBA.

El potencial defensivo que susurran estos Wolves (y que aún están lejos de confirmar) es uno de sus aspectos más sugerentes. La cima no sostenida de este hecho se pudo vislumbar en los 8 primeros minutos del cuarto inaugural ante los Hawks, el pasado 9 de noviembre. Allí, el quinteto Rubio-Wiggins-Prince-Garnett-Towns estranguló la ofensiva de Budenholzer, en una brutal exhibición destructiva tanto interior como perimetral. El engranaje fluía, las ayudas de los correctores interiores llegaban en el momento justo y los integrantes del backcourt perseguían como panteras a sus rivales. Una orgía que esperamos volver a presenciar de forma más regular.

Hablando ya del ataque, es evidente la carestía de tiradores en la manada de Mitchell (sustituto del tristemente fallecido Flip Saunders). Más allá del veterano Kevin Martin, cañonero impenitente, los exhuberantes pilares ofensivos del equipo generan sus puntos desde la media distancia (dead zone, según la NBA del pace&space) o atacando el aro. Con todo, se aprecian intentos de mover el balón (21.5 asistencias por noche, 12ºs de la NBA) y acelerar el ritmo de juego (102 posesiones por partido, por las 98.4 del curso pasado), y la llegada de Nemanja Bjelica (último MVP de la Euroliga) podría ayudar también en este aspecto.

Pero lo verdaderamente genial del plan ideado por el añorado Saunders radica en la mezcla de jóvenes y veteranos que conviven en el vestuario. El profesor Andre Miller regalando clínics a Ricky Rubio y Zach LaVine en entrenamientos y partidos, Prince iniciando a Wiggins en la profesión y el hijo pródigo Garnett, como mejor mentor posible para Karl-Anthony Towns. 3 tótems con la misión de encauzar el monumental talento de la chavalada de la franquicia. Porque el futuro de la liga se esconde en los bosques de Minnesota...

Un pívot novato de 20 años, capaz de anotar desde cualquier posición, rebotear en los dos aros, pasar el balón con una creatividad inusitada y defender la pintura al más alto nivel. Un 2-3 que combina en la misma figura los perfiles de ejecutor ofensivo y stopper ocasional en defensa. Towns y Wiggins, el máximo favorito al rookie del año y el último en hacerse con tal galardón, son la pareja interior-exterior más ilusionante del baloncesto mundial. En sus primeros 10 partidos como profesional, el ex de Kentucky promedia un doble-doble con facilidad y deja a sus rivales en un 40.8% de acierto en la zona (defensor de élite). Wiggins supera los 20 puntos de promedio, dejando en la camino exhibiciones como los 33 (15/22 en tiros de campo) del partido ante los Hawks con el que abríamos fuego. 

El futuro ya está aquí... Fuente: espn.go.com

 

Y, tras ellos, una segunda unidad trufada de jugadores por pulir como LaVine (que no es un base, por mucho que le toque cubrir tal rol), Muhammad (letal cuando ataca el aro y/o opera en sus cercanías), Bjelica (pura versatilidad y talento) o Dieng. Añadamos a la ecuación el placer de disfrutar con las últimas funciones de Garnett y de Miller, además de tratar de despejar las incógnitas en torno al rumbo de la carrera de un Rubio que ha comenzado el curso algo más agresivo en ataque (y confiado en su tiro de media distancia), y obtendremos como resultado un League Pass Favourite.

La manada de lobos grises devora sin piedad el tiempo de ocio de los amantes del baloncesto, tal es su poder hipnótico.


Old-fashioned rookie

Moreyball, small ball, aumento del ritmo de juego para incrementar las posesiones por partido: la estadística avanzada muestra a los GMs el camino por el que transcurre el baloncesto moderno. Primero fueron adelantados a su tiempo como Mike D´Antoni y sus Suns del intervalo 2004-2008 o Daryl Morey y los Rockets anti media distancia, hoy la mayor parte de la liga abraza ya esas ideologías. El celebrado ajuste de los Warriors campeones durante las pasadas finales, arrojando a Bogut al ostracismo en plena apología del basket liviano y sin posiciones, bien pudo interpretarse como un clavo más para el ataúd de los pívots de antaño, poderosos gigantes que campaban por la NBA desde su creación hasta los inicios del siglo XXI. Algunos equipos (Grizzlies) y jugadores (Al Jefferson, DeMarcus Cousins, el eterno Tim Duncan...) resisten el empuje evolutivo, rebelándose contra su suerte, pero especialmente llamativo es el caso de Jahlil Okafor, que se presenta en la liga como el cruce de dos perfiles antagónicos en apariencia: el novato pasado de moda.

Dentro de la delirante reconstrucción hacia ninguna parte perpetrada por Sam Hinkie (que a este paso se quedará solo en el pabellón), el entrenador Brett Brown pretendía que sus chicos se adecuaran a las tendencias del baloncesto moderno, en la medida de las posibilidades derivadas de su limitado talento tanto individual como colectivo. Los Sixers del curso pasado fueron el penúltimo equipo en jugadas ofensivas desde el poste bajo de toda la competición, superando únicamente a los Atlanta Hawks (otro estándar del baloncesto moderno, herederos directos de la escuela de ball movement de los San Antonio Spurs). Sin embargo, el bueno de Brett tendrá que hacer gala de su flexibilidad mental para el nuevo curso que está a punto de arrancar.

"Intenta adaptarte siempre a la realidad de tu róster."

Y la realidad a la que se refiere Brown en las declaraciones anteriores es que su mejor arma en ataque es el rookie de Duke, y la mejor arma del nº3 del último draft es su pulidísimo arsenal de movimientos desde el poste bajo. Okafor aterriza entre los profesionales con el cartel de último representante del gremio de orfebres de la pintura, jugadores que demandan balones al poste para operar desde ahí. Jugadas que ralentizan mucho el ritmo de juego y que atentan contra las teorías (respaldadas con datos) de eficiencia ofensiva actuales, pero que los hijos del pasado valoramos y disfrutamos como los niños que fuimos en un tiempo. El chico nacido en Chicago viene para recoger el testigo de gente como los hermanos Gasol o Big-Al, el de los estetas de la zona en un mundo hostil para sus habilidades.


Okafor trabajando sobre Gortat. Fuente: nba.com

En un brutal 33% se cifra en porcentaje de uso ofensivo de Okafor en la pretemporada, y de su complicidad creciente con Nerlens Noel (perfil defensivo altamente complementario con el del nuevo novato) dependerá el futuro a medio y largo plazo en la Ciudad del Amor Fraternal, dentro del contexto de un juego en que cada vez más pequeños armados con hondas amenazan el futuro de los gólems. 

Y servidor ya tiene una escusa para tratar de ver a los Sixers 2015/16, sin arrancarse los ojos en el proceso.






Tirano de los aros


Último lustro de los 70 y década completa de los 80. Una cancha cualquiera de la NBA. Un balón juguetón que no quiere dormir en la cesta y alarga la esperanza de vida de la jugada, rebotando contra el aro.... 

El desenlace de dicho escenario se aclararía sobremanera de encontrarnos en el turno de patrulla de un pívot de 215 libras de peso y nacido en Virginia. En plena pugna por el cetro de mejor center de la competición con un Kareem Abdul Jabbar que ya había visto pasar sus días más pujantes, lo más probable sería que la pelota naranja protagonista de nuestra historia acabara en las enormes manazas de Moses Malone, el mejor reboteador en aro contrario jamás visto.

Pionero en el salto sin red desde el high school al profesionalismo, 3 veces MVP de la liga regular (en un periodo de 5 años) y una de las finales, 14 temporadas consecutivas promediando un doble-doble (incluyendo salvajadas como las dos campañas promediando 7/+ rebotes ofensivos por noche), la monumental carrera de 21 años de Malone en la NBA tiene su punto álgido en el anillo de 1983. La mítica promesa del pivote ("fo, fo, fo"), vaticinando un sweep de sus Sixers en todas las rondas de los playoffs, no se cumplió por un único partido (derrota ante los Milwaukee Bucks en la final de la Conferencia Este), pero aquello fue lo de menos. Acaudillados por un colosal Moses (25.8 puntos y 18 rebotes de media), Philly arrasó a los Lakers de Magic y Kareem en la final, los mismos y brillantes Lakers contra los que habían caído en las últimas rondas de 1980 y 1982. El Doctor J debe buena parte de su mayor logro profesional a aquel ogro imparable llegado de los Houston Rockets.

 

Malone se hace con el rebote, ante un frustrado Jabbar. Fuente: espn.go.com

Amparado en una fanática ética de trabajo, el chaval que llegó a la liga sin experiencia universitaria se transformó en una amenaza ofensiva y en un emperador de los rebotes. Inmersos como andamos en plena era de extinción de los gigantes y del juego en la pintura, resulta imprescindible homenajear a uno de los más grandes gólems que paseó su inmensa presencia por una pista de baloncesto. 

Descanse en paz, tirano de los aros.




Reservoir Kings

"Calm the fuck down! Hey, come on! What are we on a playground here? Am I the only professional?"

Mr Pink. Reservoir Dogs (Quentin Tarantino, 1992)

Un center con una combinación de talento y contundencia física pocas veces vista, antiguo devorador de entrenadores y que nunca ha pisado los playoffs en 5 años de trayectoria NBA. Un base sin tiro, ganador del anillo de campeón en su temporada sophomore, coleccionista de triples-dobles y perdido entre polémicas propias y ajenas en los últimos años. Un alero anotador, señalado como cáncer en Memphis y Toronto por su cuestionable lectura de juego y en busca de la eficiencia y el respeto en California. Un cañonero italiano, triunfador en los inmortales Spurs saliendo desde el banquillo. Un playmaker del estado, al que los problemas físicos arruinaron su mejor campaña como profesional y que ahora ve amenazado su nuevo estatus ante la llegada del nuevo armador estelar. Un pívot griego que abandona la sombra de Marc Gasol para cobijarse bajo la de Cousins. Un chaval que a los 21 años enfila su tercera campaña NBA, aprendiendo el oficio de escolta mientras impresiona de vez en cuando con sus brutales mates. El hermanísimo del último MVP de la liga, anotador compulsivo en busca de un lugar en el róster definitivo.

Cousin & Rondo, amigos y socios. Fuente: espn.go.com


Todo eso y más son los Sacramento Kings 2015/16. Tras 9 campañas sin pisar la postemporada, George Karl afronta el reto de volver ser relevante en una Conferencia Oeste de demencial nivel competitivo, con una plantilla fascinante e inquietante a partes iguales. DeMarcus Cousins, Rajon Rondo, Rudy Gay, Marco Belinelli, Darren Collison, Kosta Koufos, Ben McLemore, Seth Curry, Omri Casspi... los Reyes van sobrados de talento y posibilidades, pero muy faltos de liderazgo y cuajo. En su 6ª campaña como profesional, ha llegado la hora de que Cousins aparque su inmadurez y acaudille el proyecto a la altura de lo que su talento exige. El monstruo, capaz de rebotear en cancha propia y liderar la transición hacia la contraria como si de un base de 2.11 metros y 122 kilos se tratase, tiene que ser el faro del equipo tanto en las pistas como fuera de ellas. Porque, en caso de que el control del vestuario acabe abandonando el Sleep Train Arena por el sumidero, la naturaleza caótica de varios de sus compañeros asegurará un día a día volcánico e irrespirable. 

Poniéndonos en el mejor de los escenarios (DeMarcus dominando, Rondo motivado y alimentando a su pívot, Gay cumpliendo como segundo foco de anotación y el banquillo funcionando), aún quedaría abierto el enorme interrogante de su rendimiento defensivo. Sin bajar el culo atrás, el ataque de los Kings tendría que alcanzar niveles absurdos de excelencia para aspirar a una de las 8 cotizadísimas primeras plazas del Wild West. 

Esperaremos expectantes al pistoletazo del salida del nuevo curso, ansiosos ante lo que la banda de Sacramento sea capaz de ofrecer. Lo que es seguro es que coach Karl se verá obligado a utilizar la cita con la que abríamos el artículo en más de una ocasión. Y de veinte...





¿El último vals?

"Y cuando suena aquella vieja sucesión de notas

me siento como Jake LaMotta,

encajando golpes sin llegar a caer."

Pablo Moro. El último vals.

Verano de 1997. Tras una infame campaña resuelta con 20 pírricas victorias (con el condicionante de la lesión de un Robinson que disputó 6 partidos en aquel curso), los San Antonio Spurs resultan agraciados con el nº1 de la lotería del draft. Y, ya con Gregg Popovich en el banquillo (tras tomar la polémica decisión de destituir a Bob Hill y bajar el mismo a la banda, desde su despacho de GM), la elección sería instantánea: Timmy Duncan ingresaba en la familia, procedente de Wake Forest.

18 temporadas han transcurrido desde entonces, y en todas ellas los Spurs han superado el 60% de triunfos en regular season. Es más, salvando la campaña del primer cierre patronal (con el curso 98/99 limitado a 50 partidos antes de los playoffs), los cuatreros de Popovich ha alcanzado siempre las 50 victorias. Duncan aprendió a convivir con Robinson, uno de los mejores pívots de su era, y absorbió todos los conceptos que un profesional del nivel y dedicación de "El Almirante" tuvo a bien compartir con el chaval de Islas Vírgenes. Hoy, con una mano repleta de anillos de campeón, Timmy confirma que habrá al menos un baile más, y es inevitable experimentar un ligero déjá vú que nos traslade de nuevo a aquel verano del arreón final del siglo XX. LaMarcus Aldridge vuelve a su Texas natal con 9 temporadas como profesional a sus espaldas, pero compartir pintura con Duncan será para él un máster avanzado acerca del arte de ganar. El ex de los Blazers, esteta del lanzamiento desde la media distancia, nunca ha superado dos rondas en unos mismos playoffs. Su veterano compañero, al que la edad ha impuesto una necesaria mudanza progresiva hacia el puesto de 5 que ocupara Robinson, acaudilló a sus equipos hasta 6 finales de la NBA.

19 años no son nada. Fuente: nba.com

Kawhi Leonard (90 millones de $ por 5 años), Danny Green (45 por 4 años, acuerdo extraordinario si tenemos en cuenta el caché de otros 3-and-D presentes en este mercado) y Manu Ginóbili (5.6 millones por 2 años) acompañarán a los dos gigantes y a Tony Parker en la nueva aventura del ejército inmortal de Popovich. Además, el veterano David West se une a la tropa, renunciando a los más de 12 millones que podría haberse embolsado en los Pacers por el mínimo de veterano (1.4), atraído por los cantos de sirena provenientes de El Álamo

"Y cuando suena aquella vieja melodía

pienso que fuimos héroes por un día,

y que aún lo podemos ser."

Porque Timmy quiere dar un año más de vigencia a esa vieja sucesión de notas (en constante evolución, desde el cemento defensivo hasta la fluidez ofensiva actual) con la que los Spurs llevan lustros destruyendo las apocalípticas previsiones de los analistas más agoreros.

Y nosotros tendremos el privilegio de contemplarlo.

El color del dinero 

La famosa foto de Lance Stephenson con 1 millón de dólares, detalles que retratan actitudes. Fuente: usatoday.com

La temporada NBA finalizó el mes pasado, con los Golden State Warriors coronados como reyes del baloncesto mundial 40 años después de su último anillo de campeón. Pero la diversión no acabó en aquel sexto partido de las finales, y la pasada noche se produjo el pistoletazo de salida del mercado persa veraniego. Los agentes libres ya pueden reunirse con equipos ajenos al suyo, y el mareante contrato de T.V firmado por la liga (24.000 millones de dólares por 9 años) disparará el salary cap de los 67 millones actuales a 90 en la temporada 2016/17, y a un montante proyectado en más de 100 para la 2017/18. Todo ello multiplica las dudas de cada jugador a la hora de firmar su nuevo contrato: ¿arroparse bajo la seguridad de un acuerdo máximo por 5 años?, ¿firmar uno o dos años, para volver a salir al mercado e incrementar en mucho las ganancias que hubiera obtenido de haber optado por encadenarse este verano a un contrato a largo plazo?. Como en casi todas la vicisitudes vitales, no existe una respuesta buena.

"Money often costs too much"

Ralph Waldo Emerson

Seguir la línea del diseño contractual empleada por Lebron James en su vuelta a casa (dos años firmados, con opción del propio jugador para desvincularse del contrato una vez cumplido el primero) parece a priori la alternativa más atrayente. Con el límite salarial desatado, salir al mercado supondrá pingües beneficios para el jugador, así que cualquier agente mínimamente audaz aconsejaría la firma de un acuerdo corto a su representado. Además, la ventaja clásica del equipo del jugador a la hora de poder poner sobre la mesa más dinero que otras organizaciones interesadas, queda diluida en estos nuevos tiempos de abundancia grosera y delirante.

Pero navegamos en las aguas turbulentas de una realidad con la exigencia física y mental de la NBA, con sus 82 partidos de liga regular más esa jungla competitiva que son los playoffs por el título. Y ello añade a la ecuación un problema que preocupa cada vez más a todos los actores de la mejor competición de basket del planeta: las lesiones.

Un problema físico de gravedad desplomará la cotización del jugador en el mercado, dañando de forma crítica sus ambiciones contractuales. De ahí anuncios como el acuerdo por 5 años (con player option en el 4ª) y 145 millones de dólares entre Anthony Davis y los Pelicans, o el casi cerrado de Kawhi Leonard con los Spurs (90 millones - 5años). La eterna batalla entre el riesgo y la seguridad, aderezada con una apuesta por la cultura e infraestructuras de la organización que ha lanzado la carrera de las estrellas del futuro. Sin olvidar el intento de combinar objetivos económicos y ambiciones deportivas, que suele derivar en concesiones por alguno de los dos lados.

El Melo-Tour del pasado verano se repite este año, con agentes libres de la talla de LaMarcus Aldridge encadenando reuniones con las franquicias interesadas. Y nosotros siguiendo sus evoluciones desde casa, con las palomitas sobre el regazo.

That´s also entertaintment...

Ya vienen

"The end comes... drums, drums in the deep...They are coming."

The Fellowship of The Ring (J.R.R Tolkien).

El anillo del curso pasado, venganza necesaria tras la apurada derrota en las finales de un año antes ante los mismos Miami Heat de Lebron James (con milagroso triple de Ray Allen de por medio), debía haber colmado sus veteranos estómagos. Los problemas físicos y un áspero Rodeo Trip parecían arrojarles hacia la zona baja del Wild West. Todo volvían a ser señales cristalinas para los agoreros de todos los años, aquellos que llevan lustros viendo en sus bolas mágicas el ocaso definitivo de los San Antonio Spurs. 


Ya vienen... Fuente: sherindanhoops.com


Pero llegó la primavera, con el aroma a playoffs inundando el aire, y el ejército inmortal de Popovich alzó los estandartes una vez más, dispuesto a marchar hacia el último escalón de la campaña. 12 victorias y 3 derrotas en marzo, 7 victorias en abril (incluyendo exhibiciones extraordinarias ante Warriors, Thunder y Rockets), 14 en los últimos 15 partidos: los Spurs luchan (a falta de un partido para el final de la regular season) ya por la 2ª posición de la conferencia oeste, acaudillados por su joven MVP de las finales.

Kawhi Leonard ha alcanzado su nivel físico óptimo en el momento justo, y siembra el terror por todas las canchas NBA: 13 partidos con 20/+ puntos anotados entre marzo y abril, incluyendo 9 con 4/+ robos de balón en ese mismo periodo. Para el recuerdo queda el duelo en el que acumuló 7 ante los Warriors de un superado Stephen Curry, dejando claro que ni siquiera el mejor ball handler del baloncesto mundial está a salvo de los precisos tentáculos del alero de San Antonio. Y todo ello con un 55% de acierto en los tiros de campo. Popovich ha liberado al Kraken...


El Kraken en acción. Fuente: bleacherreport.com

Parker recuperando sensaciones tras un curso difícil (18.2 puntos y 5.3 asistencias de media en marzo, irrumpiendo en la pintura rival como antaño), Duncan renovando su pacto con el diablo (23.9 minutos en cancha le bastan para asegurar 14 puntos, 8 rebotes y 2.3 tapones durante el mes de abril) y la pelota naranja volando a velocidades cada vez mayores, siempre en busca del tirador mejor situado. 

Ya vienen...



Rey barbudo

2 años y medio han transcurrido desde la llegada de James Harden a Houston, consecuencia de la toma de una decisión combinada entre la propiedad de los Thunder (evitar a toda costa el impuesto de lujo) y Sam Presti (elección de Serge Ibaka sobre Beardmania, a la hora de gestionar su margen salarial). Un tiempo de alumbramiento, transformación y eclosión.

http://www.ablackcelebrity.com/wp-content/gallery/james-harden-pictures/James-Harden-image-044.jpg 

Tiempos de tercer espada, resueltos con un viaje a las finales. Fuente:nba.com


Alumbramiento de una nueva supernova en el firmamento NBA.

El rol de Harden como sexto hombre en el equipo de Scott Brooks, a la sombra de Durant y de Westbrook pero erigiéndose en punzante dolor de cabeza para los entrenadores rivales (sobre todo en los playoffs), acabó con la mudanza al estado de la Estrella Solitaria. Los Rockets firmaron 80 millones de dólares por 5 años al escolta (54 y 4 llegaron a poner sobre la mesa en Oklahoma), y los galones de líder de la tropa venían implícitos en tan generoso contrato. Pese a las dudas iniciales del propio James, la hora de la Barba había llegado.

Transformación de un estilo de juego.

La obesión de Daryl Morey, en búsqueda constante de ese santo grial que es la eficiencia baloncestística máxima, le llevó a bucear entre mares de estadísticas avanzadas para transformar el juego de su equipo y el de su máxima estrella. El tiro de media distancia se consideraría un lastre, por lo que los sistemas ofensivos debían construirse en torno a 2 pilares/zonas de la cancha: las cercanías de la pintura (tanto por el alto nivel de acierto inherente a ese tipo de tiros, como por la posibilidad de obtener faltas y los consiguientes tiros libres) y la línea de 3 puntos (por el puntaje extra que otorgaban estos lanzamientos, hecho que compensaría la bajada de acierto que pudiera conllevar el dar 2-3 pasos hacia atrás). Los Rockets son hoy el conjunto que más puntos genera desde la larga distancia de toda la liga (35.4, por los 31.6 de los Golden State Warriors), y Harden lidera con solvencia el apartado individual de tiros libres intentados y convertidos (543 y 470, respectivamente). Además, aún con los problemas físicos recurrentes de Howard, el ataque de los de McHale produce 103.3 puntos por noche, 6º equipo NBA. 44.2 de ellos cortesía directa de su jugador #13, entre anotación personal y pases letales regalados a sus compañeros, el mayor caudal solitario de toda la competición. Virtuosismo en el crossover, excelencia en el step back + shot, potencia y decisión a la hora de penetrar, uso perfecto del euro step, privilegiada visión de juego... Una pesadilla para cualquier stopper.

Eclosión.

Tras codearse con todo merecimiento entre la flor y nata de la competición (All Star, más de 25 puntos de media en los dos últimos cursos), dos áreas aparecían claramente señaladas en el debe de nuestro protagonista: la defensa y el éxito en postemporada. Si de verdad pretendía desafiar la tiranía individual de Lebron James y su ex-colega Kevin Durant, tocaba incrementar interés y esfuerzos en la mitad de cancha propia. Los Vines veraniegos (basados en sus evoluciones durante el Mundial celebrado en España, sumados a los producidos por usuarios y crítica especializada durante la campaña 13/14) hirieron el orgullo de Harden, y el resultado salta a la vista: 8º jugador en el ranking de defensive win shares (incidencia directa en las victorias desde cada posesión defensiva) y segundo mejor ladrón de la temporada (1.9 robos por partido). Aún queda camino por andar, pero la progresión es evidente.

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La Barba que todos temen. Fuente: espn.go.com

Hablando ya de los playoffs, las ausencias de su pívot titular disparan la desconfianza en estos Rockets, agudizada por el salvajismo competitivo del Wild West actual y los últimos descalabrados en 1ª ronda. A partir del mes de abril llegarán el gran desafío de James, candidato ya más que legítimo en la encarnizada batalla por el MVP de la liga regular.

"He´s treating every possesion like the playoffs", palabras de Kelvin Sampson, entrenador de la Universidad de Houston, tras presenciar las frenéticas sesiones de entrenamiento de Harden en las instalaciones de su equipo el pasado verano. El tiempo del Rey barbudo ha llegado.




Gigante cabreado

Pocos nos explicamos en su día el despido de Mike Malone y la llegada de Tyrone Corbin al banquillo de los Sacramento Kings. El gran arranque de curso del equipo californiano trajo de vuelta gratas sensaciones que su hinchada no experimentaba desde inicios del S XXI, hasta que la lesión de Cousins los golpeó con dureza en plena línea de flotación. Para cuando el gólem regresó, su jefe directo había cambiado, y ni tan siquiera le habían consultado la decisión.

El cambio de estilo de Corbin (ritmo mucho más pausado que el que su predecesor consideró óptimo para el grupo humano que manejaba) no produce los resultado esperados, y los Kings acumulan un horrible registro de 6 victorias y 17 derrotas desde su llegada. Naufragio en defensa (25ºs en el ranking de eficiencia en ese apartado, con 106 puntos encajados por cada 100 posesiones) y desplome brutal en ataque (101.6 puntos producidos por cada 100 posesiones, y bajando). La tropa camina hacia el abismo, y DeMarcus muestra su descontento desentendiéndose del juego en ciertas fases de los partidos.

 

Cousins se desentiende voluntariamente del juego, para mostrar su hartazgo. Fuente: espn.go.com

 
Como forma de llamar la atención de sus compañeros, de su entrenador, de su directiva, o de todos a la vez, la medida adoptada por el pívot es ciertamente discutible. Pero, en pleno apogeo de los Vines, se están aprovechando dichas charlotadas puntuales para atacar agresivamente a la defensa de Cousins. Y eso es ser muy injusto con un tipo que venía bajando en un 1.50% el acierto en tiros de campo de sus pares, incrementado las cifras hasta un espectacular 12.90% menos si hablamos de la línea de 3 puntos (reflejo de su movilidad y capacidad de reacción en mitad de campo propia). Ambos son números de la etapa-Malone en el banquillo, con el que Cousins estaba a un nivel monstruoso en las dos fases del juego.

Tras el parón-premio del All Star, el hartazgo de DeMarcus ante otro año perdido promete generar más titulares...



Retoques para reencontrar el camino

La tormenta arreciaba sobre los Cleveland Cavaliers, recién recibido el año nuevo. 6 derrotas consecutivas (9 en 10 partidos, con una única y pírrica victoria el día 2 de enero ante los Charlotte Hornets) cubrían de vulgaridad el récord del equipo y multiplicaban las críticas, focalizadas en su entrenador (novato en la NBA) David Blatt. Los problemas físicos de James e Irving mermaban sobremanera el potencial del grupo (llegando a caer en casa de los Tanking Sixers), pero era la baja para toda la temporada de Anderson Varejao (desgarro en el tendón de Aquiles) la mayor preocupación en el estado de Ohio. A la falta de un intimidador interior que ya arrastraban desde la confección del róster, se sumaba ahora la ausencia de su defensor más activo en la pintura. Las alarmas saltaban en el Quicken Loans Arena.

Y la reacción desde las oficinas no tardaría en llegar. Waiters, Amundson, Kirk y 2 primeras rondas protegidas abandonaban Cleveland en dos operaciones rematadas a principios del mes de enero. Mozgov, Shumpert y J.R Smith se alistaban en la tropa de Blatt. 

El gigante ruso sería ese guardián que los Cavs necesitaban con urgencia en aro propio. Viejo conocido del coach en su victoriosa era al frente de la selección rusa, Timofey supone una presencia interior desconocida para el séquito del Rey, y su labor como corrector de tiros rivales viene mejorando la terrible defensa del equipo (104 puntos encajados por cada 100 posesiones, guarismos calcados a los del errático curso 2013/14). J.R Smith ha sido el otro factor de impacto inmediato derivado de los movimientos anteriormente señalados. La regularidad sigue siendo una asignatura pendiente para el cañonero tatuado, pero su talento en acciones de catch & shoot enriquece en arsenal ofensivo de Cleveland. J.R acumula ya 4 partidos con 20/+ puntos anotados en Ohio, y sus 14.1 de media (3 triples anotados por partido) durante el mes de enero le confirman como una excelente opción para cubrir un rol en ataque, complementario al Big Three. La incógnita es la de siempre al hablar del ex de los Knicks, y se refiere al tiempo que logrará permanecer centrado en el juego. Sus últimas declaraciones, reflexionando sobre la ausencia de vida nocturna en Cleveland y la imposibilidad de replicar sus desenfrenadas juergas de la Gran Manzana, podrían ayudar en este aspecto.


Dinamita para los Cavs. Fuente: nba.com

En Shumpert, Blatt espera encontrar un defensor exterior físico y dinámico, activo de importancia capital para equipos que buscan competir a lo grande en los playoffs. La previsión del que escribe, a la sazón seguidor de los New York Knicks, se aleja del optimismo del último ganador de la Euroliga: el potencial nunca se ha puesto en duda a la hora de hablar de la elección Nº17 del draft de 2011, pero el estancamiento progresivo de su juego, sobre todo del ofensivo, mermó y mucho la confianza de este fan Knickerbocker en el futuro del escolta de Illinois.

Con Lebron de vuelta y a su mejor nivel del curso (poderosa exhibición en la victoria contra los Oklahoma City Thunder), Irving asombrando al mundo baloncestístico (38 puntos ante los Pistons, 55-mayor anotación de la temporada y tope de su carrera, ante los Blazers), Love tratando de encontrar la confianza perdida y los nuevos acoplándose día a día, los Cavaliers contabilizan al cierre de estas líneas 10 triunfos consecutivos (109.5 puntos anotados de media en la racha).

A la sombra de los imparables Atlanta Hawks, The King y su séquito vuelven a contar en la conferencia este.



El caso Rajon

Años de rumores constantes tocaron a su fin: tras jugar un papel fundamental en la última era gloriosa de Boston, Rajon Rondo hacía las maletas, rumbo a Texas. Los Celtics, trufados de 1ªs rondas de cara a los próximos drafts, fortalecen las raíces de su reconstrucción y dejan marchar a un jugador desmotivado y en una edad que dificulta enormemente la aceptación de liderar una travesía por el desierto. El base llega a un conjunto construido para ganar en presente y dar una alegría póstuma al veterano Dirk Nowitzki, alfa y omega de la franquicia.

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Pareja en proceso de entendimiento. Fuente: nba.com

Las dudas tomaron los medios especializados y Twitter según se confirmó la operación, fundamentalmente a la hora de analizar el trato desde la óptica de los Mavericks. La debilidad evidente del róster de Carlisle en el puesto de base (Nelson nunca llegó a reencontrarse con su tiro exterior, aspecto clave en el rol que el coach demandaba del ex de los Orlando Magic) no era argumento suficiente, ante las compejidades derivadas de la adaptación de Rajon al sistema de Dallas. Un base sin tiro y que necesita el balón en sus manos para un equipo que jugaba con un pointguard alejado del balón durante muchos minutos, dejando el manejo de la naranja a Monta Ellis y agazapado esperando su oportunidad desde tiros liberados. Los problemas que la aparición de Rondo podrían ocasionar a un sistema ofensivo tan afinado y eficaz como el de los Mavericks (2º mejor de la liga, con 110.9 puntos producidos por cada 100 posesiones) pesaban más en mucho foros que el que el equipo añadiera a su arsenal un creador calibre All Star. ¿Podría Rick rehacer ese puzzle de ritmo elevado y pick&pops, para adaptarlo a su nuevo y flamante recluta?.

El nativo de Kentucky se había mostrado muy poco agresivo en ataque durante los 22 partidos de este curso como miembro de los Orgullosos Verdes. Apenas 8.3 puntos por partido (peor registro desde su año rookie) y un porcentaje de acierto en los tiros libres inaceptable para un jugador profesional, mucho menos si hablamos de uno de perímetro. Rondo nunca fue un gran lanzador de libres, pero ese 33.3% es producto de una falta alarmante de concentración y tensión competitiva, trasladada también a esa pereza defensiva en un tipo capaz de causar verdadero impacto en esta faceta del juego.

Apenas 4 citas con el nuevo uniforme (13.3 puntos, 6.3 rebotes, 8.8 asistencias y 1.8 robos de balón de media) no permiten emitir un veredicto definitivo, pero la maestría táctica de Carlisle y ese incipiente entendimiento en ataque con Tyson Chandler (cliente perfecto para esos pases bombeados de precisión máxima) y Monta permiten ser optimistas. Eso y el talento a contracorriente de Rajon, uno de los favoritos del que escribe. Y ya saben lo que pasa en el mes de Abril, cuando la tensión de las eliminatorias por el anillo desencadenan a ese monstruo insaciable que anida en el interior del #9...





Lance no encuentra su lugar

Los Hornets eran uno de los equipos que más expectación cargaba en sus maletas durante la pretemporada NBA, dentro del ecosistema de una cada vez más devaluada conferencia este. Una tropa que venía de un escarceo breve en los playoffs, con un fantástico engranaje defensivo, un pívot de culto y un base joven en desarrollo. Vuelta a los orígenes en nomenclatura y vestimenta, y llegada de uno de los agentes libres más codiciados del mercado: el polémico Lance Stephenson aterrizaba en Carolina del Norte, con un contrato de 27 millones de dólares por 3 temporadas. El propio alero rechazó la propuesta que los Indiana Pacers le remitieron con anterioridad, cifrada en 44 millones por 5 años.

Con todo, la inmisericorde realidad de la competición ha vaporizado esas brillantes expectativas iniciales. La magnífica defensa que llevara al equipo de Clifford hasta la postemporada (6ºs en el ranking de eficiencia defensiva el curso pasado, encajando 100.9 puntos por cada 100 posesiones) se ha desmoronado, hasta abandonarlos en el sótano de la liga (105.2 puntos permitidos por cada 100 posesiones en lo que va de 14/15, vigésimocuartos en el ranking). Además, su rendimiento es aún peor a la hora de castigar el aro del rival de turno (una de sus mayores debilidades coyunturales). Los problemas arrastrados desde el pasado se han agravado (97.8 puntos anotados por cada 100 posesiones, guarismos que solo superan a los de Pacers, Pistons y Sixers), y el récord evoluciona en consonancia a estos dos agujeros colosales: 6 victorias y 19 derrotas (1-10 como visitantes).

La teoría decía que Stephenson mejoraría el rendimiento del equipo en los dos lados de la cancha. Físico para defender y rebotear, manejo de balón y visión de juego para ayudar a Walker a la hora de dirigir los ataques, buenos porcentajes de acierto en los tiros para aportar algunos puntos de cosecha propia. La realidad nos muestra a un Lance que ha perdido la seguridad en su lanzamiento en suspensión y ha bajado de manera alarmante a la hora de finalizar esas penetraciones agresivas cerca del aro que son marca de la casa (38.6% de acierto en tiros de campo, incluyendo un grotesco 15.1% desde la línea de 3 puntos). Además, su tendencia a manejar mucha pelota naranja y construir desde el crossover choca frontalmente con el playmaker titular, un Kemba Walker que se maneja en perfiles muy similares pese a sus diferencias físicas. 

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Un elemento extraño en la corte de His Airness. Fuente: nba.com

Dejando de lado el famoso artículo de Zach Lowe, en el que se catalogaba a Lance de "ladrón de rebotes" (por una vez me mostraré en desacuerdo con el genial analista estadounidense, la obsesión enfermiza por perseguir todos y cada uno de los rechaces puede provocar roces con los pívots del equipo, pero nunca debería ser considerada como contrapoducente en términos de funcionamiento global), parece claro que el nativo de Brooklyn no encuentra su sitio en estos Hornets. Los rumores de traspaso arrecian (se habla de una posible vuelta a los Pacers), pero bien harían Clifford y su equipo técnico en diagnosticar y reparar las múltiples averías (bajón en el rendimiento de Jefferson y Walker, incomodidad de Henderson con su nuevo rol, pérdida de la conjunción defensiva grupal) ajenas a Stephenson (exclusivamente, al menos). Su futuro a medio plazo como empleados de Michael Jordan dependerá de ello.


Réquiem dorado

La Generación Dorada ha dado alegrías indescriptibles a la hinchada argentina, figurando el oro olímpico de Atenas como la mayor de todas ellas. Producir una cantidad de talentos jóvenes capaz de renovar a tótems como Ginobili, Scola, Prigioni, o Nocioni y mantener el nivel de excelencia competitiva es una quimera. Partiendo de esa base, la albiceleste va arrancando hojas del calendario tratando de alargar la aventura lo máximo posible. Ayer (sin Ginobili, lesionado antes del torneo), el epílogo de los octavos de final medía a Argentina contra la Brasil del juego interior imponente. Partidazo de rivalidad máxima en el Palacio de los Deportes madrileño.

Ambiente incomparable y gran puesta en escena de la tropa de Lamas. El eterno Prigioni (3 triples en el primer cuarto, 15 puntos al descanso) castigaba el aro rival y dirigía con la maestría habitual, superando a un Huertas fuera del partido. Los brasileños daban la réplica desde los clásicos cortes a canasta de Barbosa, bien alimentado por los pívots. 33-36 al descanso. 

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La batalla por el rebote, factor clave en el partido, Fuente: acb.com


Nada más comenzar el tercer cuarto llegarían los problemas de Pablo con las faltas (4ª) y el apagón ofensivo de Argentina. Scola y Nocioni nunca encontraron ritmo de partido (sorprendentes los 4 tiros libres errados de forma consecutiva por Luis) y los destellos de un supersónico Campazzo se alternaban con errores del nuevo base del Real Madrid. El equipo rival, entrenado por el argentino Magnano, olió la sangre y atacó desde la actividad de su gólems interiores. Splitter y Varejao (con la ayuda de Marquinhos, 25 capturas totales entre los 3) comenzaron a cargar el rebote ofensivo, generando multitud de segundas oportunidades para la ofensiva brasileira. Con el duelo cayendo ya del lado de la verde-amarella (brutal parcial de 15-3) y su hinchada enfervorecida pese a su evidente desventaja numérica en el pabellón, Raulzinho Neto destapó el tarro de las esencias para rematar el trabajo a base de talento individual. Canasta a canasta, el suplente de Huertas acumularía 21 puntos en su haber y cerraría ventajas cada vez mayores, para dejar el electrónico final en un contundente 85-65. Victoria sin paliativos de los de Magnano, derrota que puede ser el réquiem de una generación legendaria.

Gracias por todo y hasta siempre, viejos.


La alegría va por barrios. Fuente: rpctv.com


Involución para Kevin

El rebote en aro contrario es un arma diferencial , una vía para oxigenar el ataque (generando nuevas posesiones) e insuflar confianza a los tiradores y limitar su temor al fallo, sabedores de que un compañero voraz se encontrará agazapado y listo para enmendar la imprecisión exterior. Desde su ingreso en la liga en 2008, Kevin Love ha evolucionado de forma pocas veces vista en un power forward de su edad. Los 19 triples totales intentados (0.2 por partido) en su año rookie han ido aumentado (gracias a una ética de trabajo colosal) año tras año hasta los 505 (6.6 por partido) del pasado curso, y el coste de tamaña reorientación de su juego ofensivo ha sido un alejamiento progresivo de la pintura en ataque. De los 4.5 rebotes de ataque capturados por partido en la campaña 2010/2011 (para 15.2 totales) o los 4.1 de la 2011/2012 (13.3 totales), Love ha pasado a los 2.9 de la pasada temporada (12.5 totales). 


El magnetismo en los rebotes, una constante en la carrera de Love. Fuente. GettyImages

En la historia de la NBA hemos visto diversos casos de ala-pívots y pívots que trataron de camuflar su nueva realidad física (producto de una edad avanzada) añadiendo un tiro de media/larga distancia a su repertorio. Con la explosividad perdida en el pasado, tocaba renovarse o morir en la jungla despiadada de las zonas NBA. Pero Kevin se escapa del arqueotipo anterior (25 primaveras ha visto pasar el californiano) y, con su llegada a los Cleveland Cavaliers, ciertas novedades invitan a pensar en que ha llegado la hora de que Love vuelva a pelear en las pinturas y acuda al tiro de 3 puntos como un recurso (casi indispensable en el versátil baloncesto moderno) más que como una norma. 

La primera de ellas es el cambio de conferencia. Con la mudanza al Este, Kevin no tendrá que batallar semana tras semana contra la flor y nata de los 4s de la competición (Duncan, Griffin, Davis, Aldridge, Nowitzki...) y su dominación sobre las zonas rivales debería ser aún mayor cuantitativa y cualitativamente. Además, durante el verano venimos asistiendo a una sorprendente reformulación física de Lebron James que, en caso de mantenerse de cara al inicio de la temporada, invita a pensar en una vuelta de The King a un juego más propio del 3 clásico que del falso 4 que ha sido en las victoriosas aventuras de los Heat de Spoelstra. Sumemos a dichas razones el que los Cavs ya cuentan con prolíficos anotadores exteriores (siendo Irving el más notable de todos ellos) y que la eficiencia de Love desde el triple en los volúmenes del año pasado no supera la media de la liga, y convengamos que tal vez haya llegado el momento de que Kevin desoiga las teorías de Darwin e inicie una involución que le devuelva a pelear bajo el aro con mayor asiduidad. Los Caballeros de Blatt podrían ser los principales beneficiados.

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Futuro y pasado en la corte de The King. Fuente: bleacherreport.net


El Retorno del Rey

"This shocking act of disloyalty from our home grown chosen one sends the exact opposite lesson of what we would want our children to learn, and who we would want them to grow-up to become"

Dan Gilbert, verano de 2010.

"But if you wanna come back, it´s alright, it´s alright
It´s alright if you wanna come back
Do you wanna come back, it´s alright, it´s alright
It´s alright if you wanna come back to me"

The Vaccines. If you wanna.

El extracto con el que abrimos esta pieza es un párrafo duro (y no de los más) de la carta abierta que el propietario de los Cleveland Cavaliers publicó el día después de que Lebron James escenificara aquel chabacano espectáculo bautizado como The Decision e hiciera pública su mudanza a South Beach. La reacción de Gilbert, visceral y censurable al extremo, respondía al despecho y a la (compartida por muchos) indignación ante las formas exhibidas durante el proceso por el Juggernaut de Akron.

El segundo extracto forma parte de la pegadiza canción de The Vaccines, banda británica de indie rock, pero bien podría haber sido lo que el Sr Gilbert hubiera entonado una y otra vez ante Lebron en su reunión secreta de este verano de 2014, desafiando en repetitividad al estribillo del propio tema. 


La famosa portada de Sports Illustrated. Fuente: sportsillustrated.com

4 años para curar heridas y volver a empezar. La famosa carta desapareció de la página web de los Cavaliers hace unos días, y Lebron anunció su vuelta a casa en una exclusiva concedida a Sports Illustrated, huyendo de la pomposidad y egocentrismo de la última vez. 4 finales consecutivas de la NBA y 2 anillos de campeón han saciado las ansias de éxito inmediato de The King, ahora toca reemprender aquella aventura que quedó paralizada en su día: la de hacer campeón por primera vez en la historia al equipo de su estado.

James detectó que el proyecto del Big Three de Miami se agotaba, y se encontró cargando en solitario ante el equipo por excelencia de la NBA en las últimas finales, con Wade y Bosh superados por las limitaciones físicas el primero y por los acontecimientos el segundo. El heróico esfuerzo del #6 (28.2 puntos+ 7.8 rebotes de media en la final, con un 57% de acierto en tiros de campo y un 52% en triples) acabaría resultando infructuoso, y en la cabeza del alero se encendió la alerta que invitaba a cambiar de aires.

El rumor de su vuelta a Cleveland siempre pareció consistente, más aún viendo los movimientos de la franquicia liberando masa salarial (salidas de Jack, Zeller y Karasev). James llega a un equipo que cuenta con otros 3 números unos del draft (Irving, Bennett y Wiggins) y con un coach que, pese a haber nacido en EEUU, ha derribado fronteras en los banquillos tras una vida entrenando al otro lado del mundo. A falta de ciertos cambios que podrían producirse en el róster (con el nombre de Dion Waiters en boca de todos para abandonar el equipo), el desafío para jugador franquicia y entrenador se presenta mayúsculo. El talento para desarrollar jugadores de Blatt encontrará un hueso importante en un Anthony Bennett que despachó un curso de novato indigno para el primero de la promoción, y el díscolo vestuario de los Cavs deberá ser pacificado y orientado por coach y estrella.


Irving & James: dúo estelar en Ohio. Fuente:nba.com

La redención de Lebron en su Ohio natal. El advenimiento de Andrew Wiggins, tras todo lo escrito y hablado en los dos últimos años. La vuelta de Kyrie Irving a esa senda directa hacia la gloria que jamás debió abandonar. Los Cavs de David Blatt son ya el centro de atención de la temporada 2014/2015.




Lince dominante

Los Bobcats iniciaban la nueva temporada sin grandes cambios con respecto al lamentable equipo de la 2012/2013 (21 victorias, penúltimo peor registro de toda la NBA). Su escasa capacidad de atracción en el mercado empujó a la gerencia a tirar la casa por la ventana en sus contadas alternativas de cortejo, para acabar comprometiendo 41 millones de dólares en Al Ricardo Jefferson. El veterano (9 años de experiencia en la liga, debutó en Boston con apenas 19 años) llegaba para dotar a los linces de capacidad anotadora y cierta presencia en la pintura, pero muy pocos esperaban que trajera consigo un giro significativo en el destino de los de Carolina del Norte. 



Jefferson posa orgulloso: nuevo equipo y morterada al bolsillo. Fuente: bigstory.org


La competición coloca a cada uno en su sitio, y los Bobcats ocupan posición de playoffs a día de hoy. Cierto es que pocos prodigios son necesarios para alcanzar tal estatus en la conferencia este, pero pasar de un 34% a un 45% de victorias/derrotas es un salto cualitativo de enorme magnitud. Charlotte ha mejorado brutalmente en defensa (de los 102.7 puntos encajados el último curso a 97.3 esta temporada, pasando de 107.5 puntos recibidos por cada 100 posesiones del rival a 100.7), ajustando además su errático ataque (de 97.9 puntos anotados por cada 100 posesiones a 98.8). Y la gran razón de esta transformación competitiva, con Kemba Walker protagonizando una irregular temporada, es el gigante de Mississippi.

Superados sus problemas físicos de inicios de campaña, Jefferson ha asumido de buen grado el liderazgo de la escuadra. Lejos quedan aquellos tiempos en los que Big Al se dedicaba a hacer estadísticas en el entorno de equipos perdedores hasta el sonrojo: primero en Utah y ahora en Charlotte, jugando en la posición de pívot, la incidencia del jugador en la buena marcha de ambos conjuntos es más que plausible. En los últimos Jazz compartía responsabilidades con Millsap, en estos Bobcats es capitán general.

En ataque la franquicia ha hallado en Jefferson esa amenaza fiable que llevaba eones buscando. Gracias a sus innumerables recursos, el center de 2.08 es un reloj suizo a la hora de aportar puntos en la pintura. Esteta interior, la zona rival es un lienzo que Big Al llena de bellos y efectivos movimientos, al mejor nivel que se puede presenciar en la actual NBA. Y a la hora de asegurar el rebote en ambos aros, de nuevo es nuestro protagonista la principal razón del salto del equipo en este apartado (2 capturas totales más que el año pasado).


Big Al al poste, martirio para el gremio. Fuente: bleacherreport.net


17.7 puntos + 11.5 rebotes de media en el mes de diciembre, buscando poco a poco su mejor forma. 23.9 puntos (53.7% de acierto en tiros de campo) + 11.3 rebotes en enero (7 victorias - 9 derrotas). 22.8 puntos (48.5% en tiros de campo) + 9.2 rebotes en febrero (6 victorias - 4 derrotas). Sus colosales últimas actuaciones ante los dos monstruos del este cargan de razones a aquellos que solicitábamos un hueco para él en el último All Star Game: 38 puntos y 19 rebotes frente a los Miami Heat, eclipsados por la derrota y por los 61 puntos de Lebron, pero jugueteando a su antojo con Chris Bosh; 34 puntos y 8 rebotes en la victoria ante los Indiana Pacers, mortificando al mejor defensor interior de la actual NBA. Palabras mayores. Y todo ello minimizando al máximo las pérdidas de balón, en lo que es una constante en su carrera: balón que arribe al poste bajo, money in the bank.


Problemas para Hibbert. Fuente: nba.com


Defensivamente Jefferson nunca ha sido un factor, con escaso interés, reducida movilidad y un muy mejorable timing de salto. Pero no es menos cierto que aporta algo más de un tapón y un robo de balón por partido, y que juega 34 minutos de media en la 7ª escuadra más eficiente de la liga en defensa. El logro es no desentonar.

Clifford ha encontrado al líder de la camada, para disputar los playoffs en su debut como entrenador jefe. Lince dominante.





The importance of being J.R

26 de abril de 2013. 1ª ronda de los playoffs. Boston. Tras un espectacular final de regular season (con 22 puntos anotados de media en los meses de marzo y abril, saliendo desde el banquillo), Earl J. Smith Jr recibe la pelota naranja en el costado derecho de la pista de los Celtics, casi pisando la línea de 3 puntos. Jason Terry encima al cañonero tatuado y trata de robarle el balón, cometiendo una falta que no merece tal consideración por parte de los árbitros. Este suceso, insignificante en apariencia, sería fatal para el frágil equilibrio químico de la cabecita de J.R. El codazo y la consiguiente expulsión del #8 lo desconectarían tanto del resto de las series por el título como del 90% de lo que llevamos de temporada 2013/2014. Entre alocadas fiestas con Rihanna, operaciones semi clandestinas y eternos coqueteos con la marihuana, las similitudes entre el Mejor Sexto Hombre del año pasado y el actual escolta de los Knickerbockers se limitan a sus tatuajes infinitos. 


¿Codazo o génesis?. Fuente: bostonglobe.com


El talento de J.R está fuera de toda duda. Plasticidad, imaginación, mecánica de tiro de enorme limpieza y ejecución fulgurante, gran manejo de balón y talento pasador se cuentan entre las numerosas virtudes que le sitúan en la élite absoluta de la liga, si de capacidad ofensiva hablamos. Su físico explosivo le permite también aportar en fase defensiva, aspecto en el que sus límites están prácticamente inexplorados. Pero la naturaleza errática viene grabada a fuego en el tuétano de sus huesos, y se traslada sin control de su vida fuera de las canchas a su desempeño en las pistas. Smith es impredecible, incluso para sí mismo, y disfruta transitando permanentemente por el precipicio, tanto en la vida como en el baloncesto.

Reflejo de ello es su deficiente selección de tiro, aspecto que comparte (potenciado) con no pocos volume scorers que hemos visto, vemos y veremos en el mundillo NBA. Si añadimos el hecho de asumir un rol desde el banquillo, pocos tiros resultarán malos según el criterio de este anotador voraz. Con todo, la combinación de manejo de balón, velocidad de primer paso y explosividad convierten a Smith en un slasher de primerísimo nivel, por lo que ceñirse a lanzar desde la larga distancia limita mucho su rendimiento. Aquel periodo de la campaña pasada en el que alternó tiros lejanos y penetraciones a canasta mostró al mundo la cúspide del juego de J.R, pero aquel chispazo de lucidez pasó... Y es difícil saber si volverá. Inteligencia (esos fade aways imposibles no van a ningún lado, mejor buscar a un compañero y reiniciar el ataque) y diversificación deberían ser dos pilares desde los que sanear una eficiencia ofensiva por los suelos.

El objetivo último sería evitar episodios como el acaecido en la derrota in extremis frente a los Mavs, con esos alocados tiros de 3 que desquiciaron a Carmelo Anthony, sin olvidar que el Smith excesivamente contenido que vimos en los partidos del mes de enero (sin lanzar prácticamente a canasta) no servirá de nada ni a estos Knicks ni a ningún otro equipo. Equilibrio a fin de cuentas, concepto tabú para un funambulista vital.


Castigo extra escolar para J.R. Fuente: hoopsallday.com


La responsabilidad de la pésima campaña del equipo no recae únicamente en el cañonero tatuado. Cierto es que hay que exigirle un acercamiento al nivel de hace poco más de un año (los actuales 38.7% de acierto en tiros de campo y 60.6% en tiros libres son esperpénticos), pero no menos que a Felton o a Chandler, dos pilares del equipo de las 53 victorias en plena zozobra. La diferencia es que Earl, con sus excentricidades y su difusa noción de profesionalidad, es la antítesis del perfil bajo mediático, y acaba erigido (voluntaria e involuntariamente) en aglutinador total de las desgracias del equipo. 


El Head band affaire, última locura del enmascarado. Fuente: thebiglead.com


The importance of being J.R...




El mes de la bestia

El nuevo año ha traído bríos renovados para los cañoneros de la liga. La semana pasada presenciamos una secuencia brutal de career highs (41 puntos Rudy Gay, 40 DeMar DeRozan, 44 LaMarcus Aldridge, 62 Carmelo Anthony y 51 Terrence Ross) que hicieron de cada jornada NBA un espectáculo apasionante, con el debate acerca de la falta de dureza defensiva (generado por Charles Barkley y alimentado por Kobe Bryant) de fondo. Pero, más allá de las exhibiciones anteriores (con mención especial para Melo, que reventó el récord de puntos en el Madison Square Garden y el de una franquicia mítica como los New York Knicks de una tacada), enero está siendo el mes de un chaval de 25 años, nacido en Maryland, afincado en las Grandes Llanuras y 3 veces máximo anotador de la NBA. 

La nueva lesión de Russell Westbrook ha dejado a los Thunder huérfanos de su segundo foco anotador, y el chico bueno de la liga viene disparando su nivel de agresividad (bien entendida), haciendo buenas aquellas declaraciones en las que compartía con todos el hartazgo que su posición dentro del basket mundial le venía provocando. Durant no quiere ser el número 2: busca el trono de Lebron, y lo busca ya.


La amabilidad es historia. Fuente: sbnation.com


Los 29.4 puntos y 9 rebotes de media (brutales 53.5% en tiros de campo y 48.1% en triples) del mes de diciembre eran tan solo un aviso, el alud anotador se ha desatado con toda su virulencia en los primeros días de 2014. 5 partidos en 40/+ puntos (con los 54 ante Golden State como máximo), 12 consecutivos con al menos 30. Si la envergadura y perfección técnica alcanzadas por Kevin resultaban ya injustas para sus defensores, su nueva agresividad y empeño por machacar al antagonista de turno le convierten directamente en una pesadilla. 36.6 puntos de media en el mes de enero, con un excelso 53.9% de acierto en sus tiros, exceso que no se presenciaba en la liga desde aquellas campañas prodigiosas de Kobe Bryant. Y Oklahoma en la cima de la conferencia oeste, dentro de una racha inmaculada de 9 triunfos consecutivos. El último de ellos con una especial carga significativa...

Los Thunder visitaban la guarida del vigente campeón de la NBA (con el tercer mejor récord en su pabellón de toda la liga hasta ayer), velada retransmitida para toda la nación y rodeada de un tremendo hype ante el duelo entre el último MVP (tanto de liga regular como de las finales) y el desatado aspirante. Miami se había deshecho de Oklahoma en las últimas 6 citas consecutivas, todas las celebradas desde aquellas finales de 2012, y el partido comenzaba con un aplastante 22-4 a favor de los de Florida. Pero ninguna adversidad iba a detener a un prodigioso Durant, que decidiría el duelo con 33 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias, contando esta vez con el apoyo de un inspirado supporting cast (22 puntos Serge Ibaka, 18 Jeremy Lamb, 15 el eterno Derek Fisher). 

Enero es el mes de la bestia, el mes de Durántula.



Los Ángeles, tierra de oportunidades

16 anillos de campeón contemplan a los Lakers, la segunda franquicia más laureada de la mejor competición de baloncesto del planeta. El glamour con el que un visionario Jerry Buss engalanó la franquicia es una de las señas de identidad de la organización. El carácter ganador es la otra, seguramente la más poderosa.

Los 31 títulos de conferencia que cuelgan en el techo del coliseo púrpura y oro significan que los Lakers siempre han estado en la picota, la palabra reconstrucción no encuentra hueco en el diccionario de Lakerland. De las 53 temporadas que la organización lleva afincada en la ciudad californiana, los Lakers tan solo han faltado al baile de los playoffs en 4 ocasiones. Si sumamos las 11 campañas en Minneapolis, únicamente 1 borrón más saldrá a la superficie. 

En la planificación de esta temporada, Buss Jr y el GM Kupchak dieron forma a un equipo sin demasiadas pretensiones, con agentes libres low cost para apoyar a Bryant (en plena recuperación de una lesión en el talón de Aquiles devastadora para alguien de su veteranía), Gasol y Nash. Año de transición, con la clasificación para postemporada en mente pero más enfocado al suculento mercado de agentes libres del próximo verano. 

Sin embargo, el cruel día a día de la competición ha hecho saltar por los aires el modesto plan inicial. Las lesiones se han cebado con los angelinos, privándoles de Bryant (nueva lesión a los 6 partidos de regresar, esta vez en la rodilla izquierda), Nash (semi retirado) y la práctica totalidad de sus bases. La tropa de D´Antoni realizó un asombroso ejercicio de supervivencia durante los primeros meses, manteniéndose cerca del 50% victorias - derrotas en espera del retorno de su astro, pero la recaída de Kobe supuso el descenso a la mediocridad definitivo para un mermado roster. Con las derrotas agolpándose a las puertas del Staples Center, estos FreakLakers son hoy tierra de oportunidades.

El ejemplo más reciente de ello lo tenemos en Kendall Marshall. Tras dos campañas mostrando sus dotes como armador de juego en North Carolina (los prospects más desorbitados le comparaban con Mark Jackson), los Phoenix Suns seleccionaron al nativo de Virginia en la 13ª posición del draft de 2012. Su periplo por la franquicia de Arizona se limitaría a 48 partidos (14.6 minutos de media, 3 asistencias por duelo), con paso por la D-League incluido y traspaso final a los Washington Wizards, siendo cortado por los capitalinos transcurridos 3 míseros días.

El futuro del chaval de 22 años se presentaba muy poco halagüeño a corto plazo, jugando en los Delaware 87ers de la D-League y aguardando la aparición de una nueva oportunidad en la liga de ligas, con la posibilidad del Viejo Continente ganando enteros en el horizonte profesional. Físico lejos de lo extraordinario, flojo defensor, tirador muy irregular, errático en las penetraciones... Su perfil de base puro, cumplidor y de gran visión de juego, era su mejor baza. Hasta que el pasado mes de diciembre le llegó el mejor regalo de Navidad posible: Los Angeles Lakers llamaban a su puerta, tras la plaga de lesiones que había asolado el puesto de playmaker de la escuadra. Hoy Kendall se ha convertido en el primer jugador que acumula 5 partidos consecutivos con 10/+ puntos y asistencias en la franquicia desde el gran Magic Johnson.


Milagro navideño para Kendall. Fuente: rantsports.com

El caso de Marshall es el más llamativo, pero ni mucho menos el único. El limitadísimo sophomore Robert Sacre ha ocupado el rol de center titular en varios partidos, propiedad en el pasado de leyendas como George Mikan, Wilt Chamberlain, Kareem Abdul-Jabbar o Shaquille O´Neal. Xavier Henry se había estabilizado como el 5º anotador del roster hasta su lesión, tras acumular tumbos en Memphis y New Orleans. El especialista en tiro Jodie Meeks firma las mejores cifras de anotación de su carrera, casi lo mismo que el talentoso y errático a partes iguales Nick Young, que se ha erigido poco menos que en capitán general e imagen de la franquicia junto a Gasol. 


Diversión sin pretensiones. Fuente: lakerholicz.com

Los míticos Lakers son hoy tierra de oportunidades para los desheredados de la liga.



Polifemo, ariete de los lobos

En este baloncesto nuestro que evolucionó primero hacia jugadores interiores capaces de lanzar desde fuera como los mejores aleros, y más tarde hacia quintetos pequeños con aleros ocupando en lugar de los clásicos power-forwards, existe un jugador actual empeñado en explotar recursos más propios del basket old-school. El amigo Antonio Serradilla (@Havlichek17) inspiró un mote genial para el tipo en cuestión, durante un interesante diálogo en Twitter: Polifemo Pekovic es el ariete interior de los Timberwolves de Rick Adelman, capaz de vencer las más sólidas fortificaciones a lo largo y ancho de la liga.

Cíclope feliz. Fuente: sportys.cbsmig.net

La distribución de tiro de Nikola no arroja lugar a la duda desde que el center montenegrino comenzó a hacerse un hueco en la rotación de Minny, mucho menos ahora, consagrado y con un contrato de 60 millones de $ por 5 temporadas. En lo que llevamos de curso 2013/2014, 322 de sus 377 lanzamientos de campo totales se han producido a menos de 8 pies del aro. Brutal concentración, que arroja datos tan sorprendentes como que Pekovic se sitúe a día de hoy igualado con Lebron James en canastas convertidas dentro de ese rango (179), siendo la tercera opción en ataque de su equipo. 

El cíclope de Bijelo Polje actúa sobre la cancha como el mejor de los trileros en las calles de cualquier gran ciudad: los gigantes rivales saben perfectamente lo que va a hacer, pero ello no impedirá que Pek culmine la jugarreta. Balón al poste bajo, juego de pies en acción para generar el espacio y suave toque hacia el aro, preferiblemente volcado hacia su lado derecho. Eficacia salpicada de una belleza de ejecución sorprendente en un gigante de aspecto tosco.

Los Clippers del monstruoso DeAndre Jordan (2.11 metros, 113 kilos de músculo, 2.3 tapones por partido) se han convertido en la víctima favorita de Pekovic esta temporada: 28.5 puntos de media les ha endosado el balcánico en los 2 enfrentamientos celebrados (62% en tiros de campo), ante la impotencia manifiesta del citado Jordan y de Blake Griffin. Balón al poste, movimiento y tiro convertido en la pintura, sucesión imparable y fatal para los angelinos.


Pek castiga a su víctima favorita. Fuente: nba.com

Los defectos defensivos (su dificultad y escasa querencia a despegar los pies del suelo convierten en inexistente su intimidación en aro propio, lacra compartida además por su estelar compañero de faena interior) están ahí y son evidentes, pero Polifemo Pekovic se ha erigido en un temible ariete ofensivo para los lobos. Un ariete de la vieja escuela.




Ejército temible

La liga se estremece al paso de los Indiana Pacers. Desde el estado en el que el baloncesto es una religión, un grupo de fanáticos asola las canchas de todo Estados Unidos (y parte de Canadá), con su inquebrantable creencia en un estilo como bandera. Frank Vogel ha logrado tatuar en el tuétano de sus jugadores ese dogma clásico del baloncesto profesional: la defensa gana campeonatos. Su arranque de 7 victorias y ninguna derrota ya es el mejor de la historia de la franquicia.

El curso pasado los Pacers tuvieron ya contra las cuerdas a los Heat campeones (aquella decisión de prescindir de Hibbert para la defensa decisiva, en el primer partido de la final de conferencia, seguro que sigue rondando por la cabeza del estudioso coach), pero este año han reforzado su banquillo (una de las debilidades más evidentes del año pasado), han mantenido un juego interior dominante en ambos lados de la pista y cuentan con dos jugadores inmersos en sendos procesos evolutivos, encaminados a la mejoría constante. En definitiva: son aún más peligrosos.

Lance Stephenson ha vuelto de las vacaciones con su energía y prestaciones defensivas y reboteadoras intactas, amén de un juego de ataque bastante más fiable (sorprende su mejoría en los lanzamientos). Y luego está el caso de Paul George

"I don´t want to be just an All Star, I want to be in the Hall of Fame. I want to be remembered". Declaración de intenciones del alero de Indiana, en plena e imparable ascensión hacia el superestrellato. En la racha de 7 victorias del equipo, George nunca bajó de los 20 puntos anotados (25.1 de media, 46.8% en tiros de campo y 42.9% en triples), además de rebotear (7.9 capturas por duelo), asistir a sus compañeros (4 pases letales de media) y mantener ese fenomenal tono defensivo que le llevó al All NBA Second Defensive Team la temporada pasada. George ya es el caudillo de Indiana, y desde su posición de liderazgo desafía al mismísimo King James en la batalla por los cetros de la conferencia este y de toda la NBA. Si el chaval nacido en California elevó su rendimiento en los últimos playoffs con esa entereza y naturalidad, que no será capaz de hacer con un año más de experiencia a los mandos. JUGADOR TOTAL.


Rey vs Aspirante. Fuente: nba.com

85.3 puntos encajados por noche (con un irrisorio 39% en tiros de campo permitido a sus sufridos rivales) y más de 4 tapones de media de un Hibbert erigido en colosal cancerbero en el centro de la zona, aterradora presencia para los profanadores del equipo rival. El ejército temible ha echado a andar.


Fábulas y leyendas en la Capital del Mundo

Más allá del mítico Madison Square Garden, de sus brillantes focos y su inmortal órgano; más allá del nuevo y faraónico Barclays Center, que intenta atraer a las gentes de Brooklyn a la causa de los nómadas Nets... en pleno barrio de Harlem, justo en el cruce entre la 155 y la octava, se halla la cuna del baloncesto más auténtico de NYC. Pegado a la orilla del Río Harlem, tras una humilde placa identificativa, aparece el mítico Rucker Park, la cancha de Street Basket más famosa del planeta.


Mucho se ha escrito acerca de este espacio sagrado para los fans de nuestro juego. Desde que los primeros torneos comenzaran a organizarse en la década de 1940, pasando por la mudanza a su ubicación actual en 1965 y llegando hasta nuestro días, multitud de jugadores sobrados de talento en la pista (y condenados en su mayor parte, por una pésima toma de decisiones fuera de ella) han asombrado con sus trucos a unos asistentes a los que poco importó agolparse tras las vallas o encaramarse a los edificios colindantes para presenciar los prodigios de esos monstruos, muchos de los cuales jamás llegaron ni llegarán hasta el edén del profesionalismo.

Virgueros habituales de las calles humillando a estrellas de la NBA, relatos que mezclan realidad con ficción, aquel mítico partido en el que el Doctor J, antes de desembarcar en la NBA tras su fusión con la ABA, desafió a la mismísima gravedad... llegar al Rucker y observar su pista es deleitarse con el aroma del baloncesto puro. Muy adecentada y con un marcador deslumbrante, perfectamente preparada para las batallas de cada verano, la pista acoge a 3 chavales que se baten en duelo durante mi visita. Otro crío (de no más de 5 años) observa el espectáculo desde la grada, soñando con el momento futuro en el que también él podrá tomar parte de batallas similares, atacando a su rival con movimientos al poste, crossovers imposibles y lanzamientos de media distancia. Por el momento le toca esperar...


El modesto y a la vez imponente bloque de viviendas observa la cancha, siempre vigilante. 

Tras el pertinente permiso para grabar y fotografiar el santuario, el partidillo acaba. Uno de los competidores se acerca con amabilidad, interesándose por nuestra procedencia. El chaval se presenta como Metta-Mike y, entre repetidas menciones a su canal de rap en Youtube, logramos sacarle algunas palabras acerca de la inmortal cancha. "Rucker es mundialmente conocida tíos. En verano es un escándalo, durante los partidos se pone a reventar y la gente alucina con los equipos. Humillar o ser humillado."

Wilt Chamberlain encarnado en Goliat, haciendo temblar los cimientos en 1957; Earl Monroe ("The Pearl" durante su trayectoria NBA, "Black Jesus" en las calles) evangelizando Harlem en 1965; Julius Erving surcando los cielos y castigando con salvajismo los aros en 1971. Y después Rafer "Skip to my Lou" Alston, Stephon Marbury, Kobe Bryant, Allen Iverson, Baron Davis, Ron Artest... 

No es una simple cancha callejera perdida en Harlem: es la tierra prometida, un lugar en el que incluso las más rutilantes estrellas del firmamento NBA se han visto obligadas a comparecer, para reafirmar su fama frente a legiones de díscolos jugadores hambrientos de fama y gloria. It´s Rucker Park fellas!.


El Doctor pasa consulta en Rucker, con legiones de afortunados gozando del espectáculo. Fuente: streetball.com 




Frustración previsible

Amanecemos con unas declaraciones de Jeremy Lin en Taiwan, exhibiendo su frustración tras la campaña 2012/2013, primera con los Rockets: "Los entrenadores perdieron fe en mí y los aficionados se burlaban de mí. (...) Me obsesioné con intentar ser un gran jugador, con ser Linsanity, el fenómeno que sorprendió a la NBA. (...) Se suponía que tenía que salvar el baloncesto en Houston, ser feliz y sentirme libre, pero experimenté justo lo contrario."

Todos recordamos aquella explosión súbita de Lin en los Knicks. Con el equipo asolado por las lesiones, huérfano de sus estrellas, el chaval de Palo Alto saltó de repente a la cancha y a las primeras planas de los periódicos deportivos de todo el mundo. Su historia especial (en aquellos días dormía en el sofá del apartamento de su compañero Landry Fields), sus orígenes taiwaneses (familiares, él nació en California), sus estudios en la Universidad de Harvard... todo cuadraba en la artificial ascensión al Olimpo de un chico que no había sido drafteado por ninguna franquicia. Por supuesto el ingrediente definitivo fueron aquellos partidos en los que Lin se mostró tremendamente inspirado en la pista, con exhibiciones como los 38 puntos anotados en una victoria ante los Lakers de Kobe Bryant o el triple sobre la bocina para derrotar a los Toronto Raptors. Con el premio a mejor jugador de la semana bajo el brazo y un Madison necesitado de héroes a sus pies, muchos quisieron ver en Lin más de lo que había... Y él se dejó llevar por la corriente.

La Linmanía toma Manhattan. Fuente: espn.go.com


Porque no conviene olvidar que es la excelencia hecha regularidad la que convierte a un jugador en una verdadera estrella. Aquella temporada 2011/2012 acabaría prematuramente para Jeremy por lesión, y dejaría unos promedios de 14.6 puntos, 6.2 asistencias y 3.6 pérdidas de balón en 35 partidos disputados (cerca del 43% de una temporada regular en la NBA). Pero el point guard aprovecharía el efecto Linsanity para firmar un lucrativo contrato con los Houston Rockets, que la directiva de los Knicks no podía igualar (debido a su diseño irregular en el reparto salarial del montante ).

El jugador aterrizó en Texas con todo el hype a cuestas, y el transcurso de los partidos ejerció de juez inmisericorde. Detrás del concepto Linsanity había un base en proceso de aprendizaje, con mucho que mejorar a la hora de dirigir el juego en estático, un tiro fiable a rachas (y sospechoso desde la larga distancia), manos rápidas para robar balones y una preocupante tendencia a perderlos después. Su aceptable temporada regular registró un triste final con unos infames playoffs (4 puntos, 2 asistencias y 2 balones perdidos por partido, su bagaje en la serie de primera ronda ante Oklahoma).

Tras 146 partidos entre los profesionales, Lin necesita seguir puliendo su juego, y seguramente nunca llegue a ser ese tipo que se desató en aquella semana con los New York Knicks. Pero este año percibirá más de 5 millones de dólares, y el próximo la friolera de 14.898.938, números de la flor y nata de la NBA. Ahí radica la fuente de la frustración de Lin, atrapado bajo la aureola mesiánica que le permitió optar a tan jugoso contrato.


McHale, mentor necesario. Fuente: nba.com




Pesadilla en Manhattan

Los Knicks se mueven. Tras la (controvertida) llegada de Bargnani y las renovaciones de Smith y Prigioni, ayer se confirmaba el fichaje de Metta World Peace, recién amnistiado por los Lakers.

3.2 millones de dólares por 2 temporadas son las cifras de la operación. Con los 7.7 millones de su último año firmado con la franquicia de púrpura y oro garantizados (y tras una trayectoria de 14 lucrativas campañas en la liga), el dinero no era la prioridad del artista anteriormente conocido como Ron Artest. Un atractivo proyecto es lo que demandaba el alero nacido en Nueva York, y el equipo de su ciudad ha dado un paso adelante para ofrecérselo.

 Ron vuelve a casa. Fuente: nba.com

Los Knickerbockers volvieron a ilusionar a la parroquia del Madison durante el último curso: segundo mejor récord del este y semifinales de conferencia (plantando cara a los potentes Indiana Pacers), todo a partir de un atractivo juego basado en la fluidez ofensiva de un quinteto pequeño, con Carmelo Anthony como principal estilete. Los crecientes rumores de cara al verano de 2014 han provocado cierta alarma en la masa social de los Knicks: tras ver marchar a Howard rumbo a Houston, los Lakers han dado un giro total a su estrategia. Contratos bajos por un año para los recién llegados y ejecución de la clausula de amnistía sobre el contrato del nuevo small forward de los de la Gran Manzana, todo en pos de liberar masa salarial para acudir al mercado de agentes libres del próximo verano con todas las posibilidades y dos objetivos prioritarios: Lebron James y/o Carmelo Anthony.

Con las últimas operaciones, el equipo de Mike Woodson podría hacer coincidir en pista a Pablo Prigioni, Iman Shumpert, Metta World Peace y Tyson Chandler. 2 ganadores del premio al mejor defensor del año (en 2004 el alero, en 2012 el pívot) y dos de los mejores ladrones exteriores del campeonato. Pese a hallarse en el ocaso de su carrera, Ron Ron continúa siendo un muro extremadamente difícil de superar, sobre todo con posición fija ganada, sin necesidad de hacer uso de su movilidad lateral (limitada por el paso del tiempo). Ahí el granítico físico del jugador supone un brutal desafío para el atacante rival. Los minutos con esos 4 individuos en la cancha serán una pesadilla absoluta para la ofensiva del adversario de turno: una mezcla letal de inteligencia, manos rápidas y poderío cerrando todos los caminos hacia el aro.


La lateralidad y explosividad de Schumpert, respuesta ante "La Verdad". Fuente: vavel.com

Toca convencer a Melo de que su futuro está en la capital del mundo. Y en Gotham no están perdiendo un solo instante...



Clínic silencioso

Mercado pequeño, franquicia discreta...campeón eterno. Los Miami Heat ganaron el último anillo con todo merecimiento, y Lebron James sigue dando pasos hacia esa dictadura de facto que proclamó el mismo día que decidió llevar "sus talentos" a South Beach. Pero el juggernaut de Akron y sus secuaces se vieron al borde del abismo en estas finales, con un viejo conocido al otro lado del cuadrilátero.

En la vida hay ciertas cosas que inevitablemente se repetirán año tras año: nos haremos todos más viejos (o más maduros y expertos, según el prisma del individuo-curiosamente vinculado a su edad), la televisión y las luces callejeras nos anunciarán la Navidad con unos meses de antelación, añoraremos el sol y el calor en invierno, para aborrecerlo en verano... y los San Antonio Spurs despacharán la regular season con un 60% de victorias. Con el dúo Popovich - Duncan a bordo, el equipo nunca ha abandonado ese promedio: 16 temporadas consecutivas, un logro alucinante.

Timmy y El Almirante: comienzos de una era. Fuente: sikids.com

Desde aquella campaña 97/98, Popovich (criticado en su día debido a su irrupción en el banquillo desde los despachos, discutible en fondo y forma) ha hecho gala de una extraordinaria capacidad de adaptación y supervivencia, haciendo buenas las teorías de Darwin. La senda estilística de los Spurs les ha llevado hasta una académica circulación de balón en los últimos años, partiendo de aquel equipo farragoso y granítico de finales del siglo XX. Y la constante evolución a nivel formativo del coach despertó en él un creciente interés en el baloncesto practicado fuera de los Estados Unidos, circunstancia vital para entender el proceso de regeneración de ese núcleo de jugadores en órbita permanente en torno al planeta Duncan. Vía draft (Parker con el nº28 de 2001, Ginobili con el nº 57 de 1999) o vía mercado, el roster de las pasadas finales contó con 6 jugadores formados fuera de EEU. Y el número aumenta si incluimos a los jugadores nacidos fuera del país.


Maestro y aprendiz. Fuente: nba.com

La filosofía del equipo se explica fácilmente si nos fijamos en una estadística francamente reveladora (y sobre la que no se suele posar el foco): San Antonio fue el grupo que más asistencias por partido repartió el pasado curso, 25.1. La confianza en el compañero es un dogma irrenunciable para Popovich, y por extensión para sus jugadores: si alguien se hace con una buena posición de tiro, el balón acabará en sus manos, como perfecto final de una armoniosa rotación. Un sistema ofensivo de manual, cifrado en 103 puntos por noche (4ª escuadra de la liga), un 48.1% de acierto en tiros de campo (2ª), un 37.6% de acierto desde la línea de 3 (4ª, igualada con los Knicks) y un 79.1% desde la línea de tiros libres (3ª). La manta del colectivo oculta las carencias individuales de sus integrantes, potencia sus virtudes y les permite competir ante rivales de más nivel: he aquí el gran misterio detrás de las actuaciones de Danny Green, por ejemplo.

Tras unos extraordinarios playoffs, coronados por unas épicas finales que tuvieron en sus manos durante el memorable 6º partido (lastrados por los problemas fisicos de Parker y con errores gruesos de Gregg en la gestión de los momentos decisivos de aquella cita, nadie es perfecto), franquicia y entrenador pueden estar satisfechos: las sospechas del estratega del Álamo eran correctas, y el joven Kawhi Leonard (por el que Pop entregó a un titular como George Hill a los Indiana Pacers, no lo olvidemos) se ha convertido en la gran esperanza de futuro para los tejanos, un pilar fiable al que agarrarse cuando tótems como Timmy y Manu decidan poner punto y final a sus históricas carreras.

Hoy volvemos a leer en prensa y webs especializadas que los Spurs han podido dejar pasar su última oportunidad de alcanzar por quinta vez la grandeza absoluta. Nunca en términos de afirmación absoluta: 16 años después, nadie se atreve a apostar en contra de esta tropa eterna.


The Biggest 3: directos a Hall Of Fame. Fuente: sportsillustrated.com



 

Fuera de sitio

Los Knicks han construido un estilo, una forma de jugar que apasiona a su irreductible hinchada y que les ha devuelto al primer plano de la liga. El verano está siendo muy movido en la Gran Manzana, con renovaciones pendientes (Smith, Prigioni, Copeland) y la discutible llegada de Andrea Bargnani (con Camby y Novak rumbo a Toronto), pero el mayor problema del equipo continúa en nómina, y tiene difícil solución.

Los Knickerbockers acudieron con muchos dólares que ofrecer a aquel suntuoso mercado de agentes libres del verano de 2010. Los primeros objetivos se escapaban poco a poco en ese baile de máscaras que suele ser el periodo estival en la liga (con Wade extendiendo su vinculación con los Heat, y James haciéndole compañía en Florida), así que la franquicia optó por ofrecer a Amar´e Stoudemire un contrato de superestrella: 100 millones de dólares por 5 temporadas. Existían dudas en torno al físico del power-forward y a su rendimiento lejos de Steve Nash, pero en la capital del mundo le esperaba Mike D´Antoni, el coach que sacó lo mejor de su juego como martillo ejecutor de aquellos espectaculares Phoenix Suns. 

Los primeros meses de STAT en el Madison resultarían un éxito rotundo e inesperado. Su sociedad con Raymond Felton catapultó al equipo hasta los primeros lugares de la conferencia este, y el ala-pívot parecía haber recuperado parte de la explosividad de antaño, sonando incluso en las discusiones sobre el MVP. Todo era de color de rosa, hasta que se presentó la oportunidad de hacerse con Carmelo Anthony: Dolan no titubearía a la hora de deshacer el equipo (mandando a Felton, Gallinari y Chandler a Colorado, los 3 titulares indiscutibles para D´Antoni), en contra de la opinión del entrenador, para garantizar la vuelta a casa del genio nacido en Brooklyn (aunque criado en Baltimore). 


The Good Old Days... Fuente: newsday.com


Ese mes de febrero se iniciaría el vía-crucis de Amar´e, y lo que comenzó como una incipiente incompatibilidad con Carmelo ha acabado en inadaptación absoluta: Stat no encaja en estos Knicks.

Pese a sus problemas con las lesiones durante el pasado curso, Tyson Chandler se ha convertido en la opción Nº1 del equipo si hablamos de pick&roll, añadiendo esa habilidad a su gran trabajo defensivo. El hijo pródigo Felton ha trasladado aquel perfecto entendimiento que desarrolló con Stoudemire al predecesor de Marc como Mejor Defensor del Año, y es frecuente ver al potente playmaker conectando con el ex-jugador de los Dallas Mavericks. Conclusión: Amar´e se ha visto desplazado en una de sus mayores virtudes.

El otro gran recurso del ex de Phoenix en ataque son sus movimientos al poste, trabajados y mejorados durante años (más tras la lesión y cirugía de 2005). Y también aquí le han comido la tostada, en términos jerárquicos: los nuevos Knicks han alcanzado su mejor nivel con Carmelo Anthony en la posición de 4, dentro de ese small-ball que llevó a NY al segundo mejor récord de la conferencia. Melo se ha convertido en una extraordinaria fuente de anotación, también desde las posiciones más cercanas al aro. 


Amar´e al poste: recuerdos del pasado. Fuente: nba.com


Habida cuenta de que STAT no es un gran reboteador, ni un excelso tirador de media distancia, el tipo de los 100 millones se ve a día de hoy fuera de sitio en los esquemas ofensivos. Y eso por no hablar de la fase defensiva, la gran debilidad que el jugador viene manteniendo desde que comenzara su carrera.

Con 45 millones de dólares a percibir en las 2 temporadas que le restan (lo cual elimina de raíz cualquier atisbo de posible traspaso), Amar´e y su contrato dejan a la franquicia con escaso margen de actuación en el mercado de fichajes, 3 años después de su llegada. Un 6 veces All Star perdido en el banquillo y transformado en problema a los 30 años: misterios del universo NBA.


La frustración del encapuchado. Fuente: sports.nationalpost.com




Cortejando al monstruo

Los pívots toman al asalto la actualidad veraniega. Si en la anterior entrada hablábamos de Bynum, hoy nos toca profundizar en el que posiblemente sea el culebrón estrella del periodo estival, protagonizado por el sustituto del bueno de Andrew en la franquicia de púrpura y oro.

Cuando los Lakers se hicieron con Dwight Howard eran perfectamente conscientes de lo que tocaría este verano, aunque la decepcionante campaña de una constelación de estrellas llamadas a las más altas cotas ha dificultado aún más el asunto. El gólem puede negociar con quién desee, siempre con el máximo (23.6 millones de dólares por campaña) en mente, y las ofertas y reuniones se suceden.


Gigante reflexivo. Fuente: nba.com

Desde el hilarante añadido a la propuesta de los Mavericks (la cadena Rasing Cane´s, en una astuta y amortizada campaña publicitaria, ofrece pollo gratis de por vida al jugador si aterriza en Dallas) a los mensajes de Yao Ming, para que sea su estelar sucesor en la pintura los Rockets. Y los Lakers quemando todas sus naves, culminadas con una reunión celebrada en la tarde del martes. En ella, Bryant, Nash, Kupchak, Buss Jr y representantes de AEG y Time Warner Cable se afanaron en explicar a Howard su importancia para la franquicia, el equipo y la comunidad Laker: la plana mayor echando el resto.

Un exhibición física continuada: así podríamos catalogar la carrera de Howard hasta la fecha. Sus prodigiosas habilidades defensivas, directamente proporcionales a esa calidad física, no tienen parangón entre el gremio de jugadores interiores del baloncesto actual. De ahí el nivel mostrado durante su última temporada con los Lakers, en la que ciertos problemas derivados de su última lesión en el hombro humanizaron al pívot nacido en Atlanta. Su fichaje sería un salto de calidad importante para cualquier franquicia , eso es una perogrullada. Pero no todo son luces en torno al monstruoso center...

La prometida y publicitada mejoría del juego ofensivo de Dwight (con los clásicos entrenamientos con Olajuwon incluidos) no ha sido tan relevante. Más allá de algunos movimientos al poste (fácilmente ampliables en apariencia) y su fiabilidad bajo el aro, el repertorio no ha registrado actualizaciones verdaderamente interesantes en los últimos años. Y los tiros libres son un problema cada vez más grande (porcentajes de acierto en descenso, del 67.1% de su temporada rookie al 49.2% de la 2012/2013). Muestras todas ellas evidentes de una discutible ética de trabajo.

Para maximizar el impacto del jugador, bajo la premisa de considerarle líder absoluto de un proyecto (como corresponde al contrato que se baraja, y pese las dudas enormes que su valía como caudillo de equipo aspirante me generan), el que escribe ve fundamental la construcción de una estructura claramente definida en torno a Howard, a imagen y semejanza de la de aquellos Orlando Magic finalistas en 2009. Rashard Lewis, Hedo Turkoglu, Jameer Nelson, J.J Reddick, Courtney Lee... jugadores con diferentes prestaciones, pero una habilidad común: la amenaza de su lanzamiento exterior. La fórmula del éxito parece clara en lo que a Dwight se refiere: proliferación de tiradores, apostados y aguardando a que la defensa rival se cierre sobre el gigante de la zona.

Nuestro protagonista ha fijado en el próximo viernes el final de la reflexión y la toma de una decisión definitiva. 2 días para intensificar el cortejo.

 La coexistencia con Kobe, una piedra en el camino. Fuente: totalsports.com





Bowling for nowhere

Verano de 2012: formando parte del traspaso de Dwight Howard, Andrew Bynum aterriza en Philadelphia, con un contrato por una temporada bajo el brazo. La notable última campaña del pívot en L.A (cifrada en 18.7 puntos, 11.8 rebotes y 1.9 tapones) arrojaba sombras sobre la decisión de la franquicia angelina, y luces sobre el futuro de los Sixers. Con Andrew recién llegado a la Ciudad del Amor Fraternal, en la franquicia ya se devanaban los sesos, programando un meticuloso cortejo de un año de cara a una extensión futura del contrato. 

Todos en la liga aguardaban con expectación los devastadores efectos que un gólem del talento físico y técnico de Bynum provocaría en la conferencia este, pero los problemas no tardarían en aparecer. La fragilidad del cartílago de su rodilla izquierda iría retrasando paulatinamente el estreno como Sixer del jugador, más aún tras una hilarante recaída durante la celebración de una partida de bolos, que arruinó el trabajo de rehabilitación previo. De nuevo muestras reiteradas de una alarmante falta de profesionalidad: nada nuevo bajo el sol.

Finalmente la tarjeta de presentación de Bynum en Philly nos deja 0 partidos jugados, y vídeos bailando flamenco sustituyendo a brutales mates o humillantes tapones como highlights más destacados. El agente del jugador ha iniciado ya la campaña de saneamiento de imagen de su representado, advirtiendo que se encuentra ya en estado óptimo y que no han tendido noticia alguna de los Sixers. Tal vez sea cierto que la gerencia de la franquicia no ha pegado un telefonazo al Sr Lee, pero algunas veces las organizaciones acuden a vías de comunicación indirectas, aunque igualmente efectivas.

En la noche del draft Philadelphia 76ers llevó a cabo un sorprendente movimiento, enviando al talentoso base Jrue Holiday junto a una ronda del draft de 2014 a los Pelicans, para hacerse con Nerlens Noel. Pese a caer a última hora hasta el nº 6 del sorteo (debido a las dudas que generaba su última lesión), Noel se presenta como el novato más prometedor de la camada si hablamos de posiciones interiores. Con un potencial atlético y una capacidad para correr la pista diferenciales, al chico de 19 años le espera un intenso trabajo técnico destinado a pulir sus fundamentos y su mejorable catálogo ofensivo, con lo que la decisión de deshacerse de un jugador consolidado como el playmaker californiano es cuanto menos discutible. Lo que queda meridianamente claro es el mensaje que el club manda a Bynum y a su agente.

El próximo lunes 1 de julio Andrew queda libre, y deberá irse con sus bolos a otra parte.

 El estreno de Andrew no pasó de las sesiones de fotos. Fuente: nba.com


El verano de J.R

Era un secreto a voces: tras renovar la pasada temporada por una cantidad modesta (en términos NBA), Smith ha decidido salir al mercado, no conformándose con los 2.9 millones de dólares asegurados para la 2013/2014 en los New York Knicks. 

Los rumores apuntan que, al interés de los propios Knicks (que estarían preparando una propuesta por 4 temporadas, con 5 millones de $ a percibir por el jugador en cada una de ellas- cumpliendo con la Excepción Bird), se ha unido el de unos Milwaukee Bucks que buscan buenas opciones para reconstruir su perímetro (con Reddick-agente libre-, Jennings-agente libre restringido- y Ellis-que renunció a su Player Option- en el alero). 

Tras una gran temporada regular (80 partidos jugados, 18.1 puntos, 5.3 rebotes de media y aceptables porcentajes de acierto en el tiro), que le valió el galardón a Mejor Sexto Hombre del año, la primavera trajo de vuelta al Smith más salvaje y descentrado: testimonios gráficos de largas noches anteriores a importantes duelos de playoffs, lamentable acierto y selección de sus lanzamientos (a partir del roce y suspensión con Jason Terry en la serie de primera ronda ante los Celtics)... su terrible 28.9% en FGs durante los 6 partidos ante Indiana emborronó el buen trabajo llevado a cabo en los 7 meses anteriores.


El mejor Smith: un funambulista tatuado. Fuente: espn.go.com


El talento ofensivo de J.R es indiscutible: capaz de generarse sus propias opciones, ayudar en el rebote defensivo y encontrar a sus compañeros, su rendimiento registró un aumento significativo, siguiendo los consejos del entrenador Woodson. El coach, ante una racha de desacierto típica en el escolta, le presentó una corrección a implantar en el corto plazo: buscar más el aro rival mediante penetraciones, evitando abusar del lanzamiento de larga distancia. Y, dada la combinación de manejo de balón, velocidad en el primer paso y explosividad física, los efectos no tardaron en mostrarse: incremento drástico en el número de tiros libres por noche, mayor frecuencia de vuelos culminados con poderosos mates y, lo que es más importante, el retorno de la fe del escolta en su juego (traducida en 3 partidos consecutivos superando los 30 puntos anotados y 2 lanzamientos letales sobre la bocina), aspecto éste último decisivo en el caso que nos ocupa.  

En las oficinas del Madison priorizan ese talento sobre la mezcla de malos hábitos-desplome de confianza del jugador en la postemporada, a la hora de presentarle una propuesta fácilmente mejorable por los demás postores. Ahí entrarán en juego las ganas del jugador de continuar formando parte del atractivo proyecto, además del inigualable embrujo ejercido por la capital del mundo, la ciudad que nunca duerme. Eso bien lo sabe J.R...

Party Rock in the Big Apple. Fuente: urbanislandz.com



Banquillos calientes

Con la campaña 2012/2013 recién terminada (para los dos finalistas, muchos equipos llevan ya entre 1 y 2 meses de vacaciones), el mercado de fichajes no pasa de la generación de multitud de rumores en lo que a jugadores respecta, pero en los banquillos de varios equipos de la liga se han producido ya interesantes confirmaciones. A continuación, las más llamativas:

- Los Brooklyn Nets del mutimillonario ruso Prokhorov decidieron deshacerse de Carlesimo (tras caer en una durísima serie de primera ronda ante los Chicago Bulls, obviando su notable trabajo después de la destitución de Johnson) y nombrar nuevo head coach a Jason Kidd (4 años de contrato, el último no garantizado). No había transcurrido un mes siquiera desde que el mítico base (que llevara a los New Jersey Nets a dos finales consecutivas de la NBA) colgara las botas, lo que arroja un mar de dudas con respecto a su preparación para el cargo, más allá de su vasta experiencia como jugador y de su privilegiado conocimiento del juego (siempre desde la cancha). La manera de abordar la falta de formación técnica de Kidd será la clásica en la NBA: rodearle de un buen grupo de asistentes, que le asesoren de la mejor manera posible. Y en eso están los Nets, que han contactado ya con Lawrence Frank y Roy Rogers.


Coach Kidd. Fuente: foxsports.com


- Los Denver Nuggets, tras la sorprendente destitución de George Karl (nombrado mejor entrenador de la temporada pasada), dan al fin la oportunidad a un Brian Shaw que había sonado para varios equipos en los últimos años (incluidos los Lakers hace un par de campañas, o los mismos Nets antes de cerrar a Kidd). El caso de Shaw es diametralmente opuesto al de Jason, con formación como asistente en Lakers y Pacers tras retirarse como jugador.

- Los Ángeles Clippers, exigidos ante el desencanto de Chris Paul (viendo el estancamiento del proyecto), se han hecho con uno de los mejores entrenadores de la NBA actual. Tras su fenomenal trabajo en Boston, Doc Rivers llega a california para culminar la transición a equipo candidato de verdad. Se rumorea que Garnett y Pierce acompañarían al coach en su nueva aventura, pero parece que la NBA podría bloquear los traspasos, al considerar que infringirían el nuevo convenio.

El talento de Rivers, herramienta para convencer a Chris Paul. Fuente: espn.go.com


- Los Atlanta Hawks dan continuidad a la saga de entrenadores jefe formados por Gregg Popovich. Mike Budenholzer, principal ayudante de Pop en los Spurs los últimos 5 años, estaba considerado entre la élite de los entrenadores asistentes de la NBA. Había sido tanteado previamente por los Detroit Pistons. 

- Los Phoenix Suns contrataron a Jeff Hornacek, el mítico alero tirador de los Utah Jazz (ex-jugador también de la franquicia). La trayectoria previa en los banquillos de Hornacek incluye trabajos varios en Salt Lake City (primero para ayudar a Kirilenko en la depuración de su mecánica de tiro, más adelante como ayudante, tras la marcha de Jerry Sloan). 

- Los Sacramento Kings, superada la batalla contra el traslado de la franquicia, otorgan a Mike Malone el titánico trabajo de lidiar con una plantilla tan talentosa como salvaje e irregular. Hijo del ex-entrenador Brendan Malone, Mike pone así la guinda a una carrera de 10 años como entrenador asistente en la liga, trabajando en la organización defensiva de Knicks, Cavaliers, Hornets o Warriors (siendo parte activa en excelente último curso de los de Oackland).

- El caso de los Memphis Grizzlies tal vez sea el de mayor complejidad. Tras completar la mejor campaña de la historia de la franquicia (56 victorias en temporada regular y finalistas de la conferencia oeste), Lionel Hollins abandonaba el banquillo de la ciudad de Elvis, por discrepancias con el gurú estadístico John Hollinger. Ex escritor-analista de la ESPN y creador de guarismos como los puntos anotados y encajados por cada 100 posesiones o el cacareado PER (Player Efficiency Rating), Hollinger venía acaparando más y más influencia en los Grizzlies, desde su cargo de vice-presidente de operaciones. Hollins no aceptó sus crecientes intrusiones en el campo del cuerpo técnico y, tras su marcha, la franquicia ha apostado por la continuidad, nombrando a su asistente Dave Joerger.  

Y la actividad está lejos de terminar, con equipos como los Sixers a la caza y captura de un nuevo coach. Habrá que permanecer atentos desde el chiringuito...




De pájaros y gusanos

Todos recordamos el papel fundamental que Dennis Rodman jugó en la segunda etapa victoriosa de los Chicago Bulls, tras la primera vuelta de Michael Jordan. Señor absoluto de los rebotes en ambos aros (desde sus escasos 2.01 metros de altura), la habilidad de Rodman sobre los aspectos psicológicos del juego prevaleció siempre sobre sus excesos fuera de la pista a ojos de Phil Jackson. Los juegos mentales, entre la provocación y el histrionismo, y su intensidad resultarían claves para los Toros en tantas y tantas series de playoffs, incluidas aquellas finales en las que batalló ante dos de los mejores ala-pívots de su era: Shawn Kemp y Karl Malone. La rendición no era una opción para el gusano.


Buscando paliar el importante déficit interior de su roster, los campeones Heat tomaron la compleja decisión de firmar a Chris Andersen a 42 partidos del final de la temporada regular. La importancia de The Birdman en los Nuggets venía cayendo paulatinamente, y su etapa en las Rocosas finalizó cuando la franquicia de Colorado decidió amnistiarle. El historial de Andersen (con constantes violaciones del programa anti-drogas a cuestas, cocaína incluida) le convertía en una caja de bombas tatuada, pero sus habilidades reboteadoras y taponadoras se adivinaban extremadamente valiosas para Miami, a poco que el Pájaro lograra mantenerse en el nido.

Y las eliminatorias por el título, esas batallas libradas cada dos días que ponen a cada uno en su sitio, están confirmando lo acertado de la decisión del equipo de Florida. El protagonismo de Andersen se ha disparado en las finales de conferencia, ante unos Indiana Pacers llamados a discutir el trono de Lebron y cía en el lado este del país. Agresividad, defensa, actividad en el pick & roll, búsqueda permanente de las segundas oportunidades... virtudes accesorias cifradas en 10.7 puntos, 5.7 rebotes y 2 tapones (en 18 minutos de juego), con un destacadísimo 100% de acierto en tiros de campo (15/15).

A falta de un gusano, Miami reclutó a su ave multicolor, para hacer frente a la poderosa batería interior de los Pacers (Hibbert, West, Mahinmi). Y Chris, como Dennis en su día, no incluye la rendición en su ideario.


El Rey y el Pájaro: la extraña pareja. Fuente: espn.go.com




El sabor de la libertad

Ha sido una de las grandes historias de la temporada, y además promete emociones fuertes de cara al futuro más inmediato. En la prisión táctica de Oklahoma, el talento de James Harden se hallaba cautivo, racionalmente sitiado en busca de un funcionamiento coral óptimo. Con Durant y Westbrook en el equipo, el papel encomendado al chaval californiano se limitaba a mantener los estándares anotadores del equipo desde la segunda unidad, con un rango de acción concentrado en las penetraciones y en el lanzamiento desde la larga distancia. El que en su desembarco en la liga (desde el tercer puesto del draft de 2009) fuera bautizado como el nuevo Paul Pierce (por su capacidad para aportar en diversos aspectos del juego) veía limitado su impacto, subordinado a las necesidades del grupo.

La etapa de Harden como Thunder se resume en 3 temporadas, un premio a Mejor Sexto Hombre del Año en 2012 y una aparición en las finales de la liga en ese mismo año. La gerencia de la franquicia se vio obligada que escoger entre dos millonarias renovaciones, para las que no se adivinaba coexistencia posible bajo el manto presupuestario de la organización, y la moneda de Presti cayó del lado de Ibaka. Además, en el traspaso de James Oklahoma obtenía a Kevin Martin, una anotador puro capacitado para asumir la aportación del ex de Arizona State al engranaje de Scott Brooks. Más bien lo que le dejaban aportar.

El barbudo llegaba a Houston como una bendición, llamado a liderar el joven y atractivo proyecto de los Rockets. Libertad absoluta, sin contraprisas: en Texas todo se movería al son de su #13. La libertad emanaba por los poros de nuestro protagonista en cada salto a las canchas, y su talento emergió como un torrente imparable. 

Penetraciones, lanzamientos desde media y larga distancia, gestión diferencial de las posesiones a partir de bloqueos a media pista... 25.9 puntos, 4.9 rebotes, 5.8 asistencias y 1.8 robos de balón por noche. El rostro de Beardmania era ya uno de los más visibles de la liga, el de todo un All Star. Su primera aventura en los playoffs como caudillo de los Rockets se saldaría con una eliminación en 1ª ronda ante su ex-equipo, en medio de actuaciones personales entre elevados picos y pronunciados valles (peaje ineludible dentro del proceso de aprendizaje del liderazgo absoluto), y todos aguardamos ya con ilusión y expectación la segunda entrega de la era Harden en el estado tejano.

El genio de la barba abandonó la lámpara de Oklahoma City, para éxtasis de aficionados, expertos y demás integrantes de la comunidad del baloncesto. La libertad de James es la alegría de todos.


Los Rockets frotaron la lámpara, para liberar al genio barbudo. Fuente: liderendeportes.com




Fin de curso en la Big Apple

La temporada de los Knicks ha llegado a su fin. Con los integrantes del roster de vacaciones desde la noche del pasado sábado, toca hacer balance colectivo e individual del curso. A continuación, el de esta humilde web...

EQUIPO: tras años de sinsabores, con mediocres temporadas regulares y escasas aventuras más allá del mes de abril (siempre traducidas en eliminaciones rápidas en primera ronda), los Knicks sorprendieron a la liga desde la configuración de su roster durante el pasado verano. Salida de Jeremy Lin, vuelta de Raymond Felton, apuesta decidida por la veteranía (Thomas, Camby, Kidd y Wallace primero, Martin después, además del rookie de más edad que nunca ha pisado una cancha NBA) y renovación de sus cañoneros de la segunda unidad (Smith, Novak). El carrusel de problemas físicos que asoló al equipo (nada extraño en el roster con mayor acumulación de primaveras nunca visto) fue empujando a Woodson hacia una fórmula que ya dejó entrever en los primeros meses: small ball, Carmelo Anthony en el puesto de power forward, 2 bases en pista (incluso 3 en muchos momentos) y circulación de balón buscando a los tiradores abiertos. Resultado: 54 victorias, título de división (el primero desde 1994) y 891 triples convertidos, récord histórico de la competición.

En los playoffs la alegría de los Knickerbockers se fue consumiendo gradualmente y sin remisión, como una vela. Los problemas en el tiro de Anthony y J.R Smith (unidos al bloqueo de Kidd, la desaparición de Novak de la rotación...) redujo los 100 puntos anotados por noche a poco más de 88. La agresividad defensiva exterior (personificada en Prigioni y Shumpert) permitió al equipo superar a unos limitados Boston Celtics, pero no resultó suficiente ante los graníticos Indiana Pacers. El equipo más reboteador de la liga, una jauría sin piedad que llevó a Woodson a perpetrar la traición estilística del 4º partido. Los Knicks sucumbían antes sus rivales acérrimos en 6 citas, incapaces de profanar el Bankers Life Fieldhouse.


Un hombre contra una legión. Fuente: nydailynews.com


JUGADORES:

- #7 Carmelo Anthony: líder anotador de la liga en regular season (28.7 puntos por partido) y principal foco en ataque, acaparando más posesiones según la fluidez ofensiva de la tropa se fue diluyendo. Pese a las dificultades en cuanto a acierto durante la guerra del anillo, nunca dejó de dar la cara: ahí están los 39 puntos del último partido ante los Pacers, emocionante esfuerzo final para mantener con vida a su equipo (y con los problemas en el hombro a cuestas). Confirmación de liderazgo.

- #2 Raymond Felton: el hijo pródigo regresó al Madison, para demostrar lo que mucho sabíamos: su superioridad sobre el mesiánico Jeremy Lin. Sólido trabajo tanto en temporada regular como en playoffs, siendo el hombre más estable del equipo en la serie ante Boston. Su mal partido en Indianápolis (6º) no debe emborronar el conjunto de sus 8 meses. Con un socio interior mejor dotado para buscar con regularidad el pick & roll (STAT no ha sido opción) su importancia se incrementaría.

- #8 J.R Smith: ángel y diablo. Su gran regular season (potenciada en cuanto decidió hacer caso a su coach y atacar el aro con mayor regularidad) le otorgó el premio al Mejor Sexto Hombre de la liga, pero sus pésimos playoffs (33.1% FGs, 28.9% contra los Pacers) mancharon la que llevaba camino de ser la mejor campaña de su carrera. Desacertado en la pista e imparable en la noche neoyorquina. Con todo, parece ilusionado ante la opción de continuar en los Knicks, y merece otra oportunidad. 


El desequilibrio de Smith desestabilizó a los Knicks. Fuente: nba.com


- #6 Tyson Chandler: el bastión en la zona de los mini-Knicks, Con quintetos plagados de jugador exteriores, ha sido el pan nuestro de cada día observar al bueno de Tyson palmear balones en aro contrario para regalar segundas opciones a sus compañeros. El único integrante del roster que aseguró un doble-doble (10.4 puntos + 10.7 rebotes) en temporada regular, y el mejor defensor en la pintura de la tropa. Bajó bastante sus prestaciones en POs, en favor de un pujante Martin.

- #21 Iman Shumpert: la recuperación del sophomore ha sido uno de las grandes noticias del año. Mejor defensor exterior del equipo, el joven escolta ha ido volviendo poco a poco a su mejor nivel físico, para acabar firmando unas interesantes series por el título (inolvidable su genial tercer cuarto en Indiana, con el equipo al borde de la eliminación). Valor de futuro.

- #9 Pablo Prigioni: sin prisa pero sin pausa, amparado en su capacidad de sacrificio y en su privilegiada comprensión del juego, el rookie más veterano de la historia de la liga trabajó para convencer a Woodson y ganarse un hueco en la rotación de los Knicks, para acabar en el quinteto titular ni más ni menos. Pieza clave en la velocidad y fluidez perimetral, además de atosigando a su par y en la sustracción de balones imposibles. El caudillo de la Pampa tiene ya el respeto de la mejor competición de baloncesto del planeta.

- #5 Jason Kidd: el eterno base protagonizó una de las grandes historias de la exitosa liga regular de los Knicks, con un gran trabajo de vestuario y la honradez por bandera en pista. Minutos de calidad como especialista en el pase, la defensa y el tiro exterior (sorprendente en un tipo que nunca exhibió gran acierto en la última faceta). En playoffs llegó el eclipse total para un Kidd que no anotó un solo punto en los 10 últimos partidos (incluida toda la semifinal de conferencia).

- #3 Kenyon Martin: celebrado retorno a la liga el del antiguo nº1 del draft de la universidad de Cincinnati. Firmó un contrato temporal de 10 días ante las bajas de Sheed y Thomas, y sus ganas e ilusión le permitieron quedarse el resto de curso. Intensidad atrás y ejecución de los buenos pases de Felton y Prigioni en ataque. 

- #1 Amare Stoudemire: otro año perdido por las lesiones. Algunos buenos partidos en RS (14.2 puntos y 5 rebotes desde el banquillo en los 29 duelos disputados) y nuevos problemas en los playoffs (lesionado la primera ronda, únicamente 8 minutos de media en 4 partidos de la segunda). El antiguo All Star y su gravoso contrato son hoy un marrón para la franquicia, dada su incompatibilidad manifiesta con Carmelo Anthony, capo indiscutible del proyecto.

- #14 Chris Copeland: interesante curso de presentación del alero que jugara en su día en España. Tras ganarse un hueco en la rotación gracias a su fiable tiro exterior, Woodson se olvidó de él en las series por el título, hasta que decidió recuperarle visto el colapso general. Y el novato de 29 años respondió a la llamada, con dos interesantes partidos finales ante los Pacers. Uno de los favoritos de la grada del Madison.

- #16 Steve Novak: el especialista en el triple cumplió con su cometido durante la regular season, para desaparecer de la rotación a partir del mes de abril. Querido por los aficionados, pero de escasa fiabilidad cuando las defensas rivales incrementan su dureza.

Destacar también la labor de los veteranos Rasheed Wallace y Kurt Thomas, el primero retirado ya tras su efímera pero impactante vuelta a las canchas.


Stat & Shumpert, pasado y futuro de la franquicia. Fuente: espn.go.com

ENTRENADOR:

Interesante trabajo de Mike Woodson en su segunda campaña al mando de los de la Gran Manzana. Con quintetos pequeños y ligeros, plagados de bases para minimizar la máximo las pérdidas de balón, el equipo ha firmado el mejor curso en los últimos 13 años de historia de la franquicia. Además de Carmelo, otros 5 jugadores alcanzaron los 8 puntos por partido (Stoudemire aparte), consecuencia directa del sistema de pases y búsqueda del hombre mejor situado implementado por el entrenador. El ajuste trasmitido a J.R Smith, encaminado a aumentar las penetraciones sobre los lanzamientos exteriores del talentoso escolta, funcionó mientras el hombre tatuado se mantuvo en el redil, y le dió el primer galardón individual de su carrera.

En el debe del coach destaca la traición de estilo en el 4º partido de la eliminatoria ante los Pacers. Sobrepasado por el poderío reboteador de los de Indiana, Woodson decidió variar sobre la marcha los planes que le habían llevado hasta esa segunda ronda, para colocar a Martin en el quinteto inicial. El desastroso resultado supuso una vuelta inmediata a la normalidad: Prigioni de nuevo en el starting five y segunda victoria de New York.

Con la ilusión consolidada entre unos aficionados identificados con el proyecto, toca rejuvenecer varias piezas del roster, fortalecer la batería interior y tomar una decisión en cuanto al futuro de Stoudemire (con contrato hasta 2015, y más de 45 millones de dólares por percibir), para dar continuidad a esos brotes verdes que emergen del parqué del Madison Square Garden...


Imperio de cartón piedra

Asolados por las lesiones e incapaces de competir, los faraónicos Lakers de Nash, Kobe, Pau y Howard han acabado su serie de primera ronda humillados y dirigidos por un backcourt formado por Darius Morris (elección nº 41 del draft de 2011) y Andrew Goudelock (MVP de la D-League, 4 partidos jugados durante la regular season en la NBA, con 1.3 puntos de promedio). Los implacables Spurs de Popovich no han desaprovechado la oportunidad de barrer a los de púrpura y oro, para dar descanso adicional a sus veteranos puntales.

Dos derrotas escandalosas en el Staples Center: la primera por una terrible desventaja de 31 puntos, pese a los esfuerzos de Gasol (primer triple doble de su carrera en las eliminatorias por el título) y Howard; la segunda con 21 puntos de brecha y pérdida de papeles incluida de un Dwight expulsado por doble-técnica, coronando un decepcionante partido. El fastuoso equipo angelino confirmaba lo que se barruntaba desde el mes de noviembre: su naturaleza de imperio de cartón piedra, aguantado a duras penas por el veterano Kobe Bryant. Como ocurre con los decorados de las superproducciones de esa fábrica de sueños que es la meca del cine, no era oro todo lo que relucía...

El monumental fracaso libera un torrente imparable de interrogantes de cara a este verano. Ante las dudas razonables acerca de la recuperación total del legendario #24, Kupchak y cía deben meditar si acometer o no la máxima inversión en el pívot 3 veces ganador del premio a Mejor Defensor del Año (ante la decisiva falta de alternativas de postín), y Howard si echar raíces en Hollywood. Además están sobre la mesa la continuidad de Gasol (rumores de amnistía recorren ya la ciudad californiana) y de D´Antoni, arrinconado por los gritos de la parroquia reclamando la vuelta de Phil Jackson.

Construir en torno a Howard significaría remodelar radicalmente el roster, para rodear al center de tiradores fiables. El gólem de Atlanta no es Shaquille O´Neal (por si alguien no se había dado cuenta, cegado por ilusiones desmedidas), y la fórmula fiable para llegar lo más lejos posible con D-12 de primer espada ha demostrado ser la de generarle espacios mediante francotiradores, para que él pueda transitar con comodidad en la zona ofensiva. Siempre y cuando Kobe no vuelva a sorprendernos volviendo a su brutal nivel del curso 2012/2013.

Dudas y más dudas sobre el futuro de la LakerNation.

Hércules frustrado. Fuente: sportsnet.ca


Cambio de pantalón

El mayor asesino en pantalón corto que jamás ha pisado una cancha de baloncesto es uno de los mayores desastres de la historia del juego en pantalón largo, como parte indivisible del traje Armani del alto ejecutivo. Michael Jordan, caníbal inmisericorde con la zamarra de los Chicago Bulls, despedía ayer a Mike Dunlap, para embarcarse en la búsqueda del que será su sexto entrenador en 7 años rigiendo los destinos de la franquicia de Carolina del Norte.  


Volando alto sobre las pistas. Fuente: bleacherreport.net


En la cuenta de resultados del Jordan presidente de los Bobcats figura el peor registro porcentual victorias-derrotas de la historia de la liga (el 10.6% del curso 2011/2012), y una sola campaña con récord positivo. Aquella temporada 2009/2010 el equipo alcanzó los primeros y únicos playoffs de su corta historia, para caer barridos en primera ronda por los Orlando Magic de Dwight Howard. Con todo, parecía gestarse al fin un proyecto esperanzador en la guarida de los linces, erradicado de raíz cuando, tras un descorazonador comienzo de la 2010/2011, Jordan fulminaba al profesor Larry Bown con la misma velocidad con la que se escapaba de sus defensores sobre la cancha. La falta de paciencia, una lacra letal en posiciones de responsabilidad.

Las críticas que ya arreciaran sobre Air durante su etapa de mandamás en los Wizards (con la mítica elección de Kwame Brown en la primera posición del draft de 2001 siempre en la mente de los fans capitalinos) se reproducen con precisión milimétrica en Charlotte. Los Bobcats no parecen ser la prioridad de un Mike que combina los destinos de la franquicia entre la retahíla de negocios y hobbys varios que ocupan su día a día. Y cada giro de timón del Gran Jefe supone un cambio drástico del libro de estilo, para aumentar los horizontes temporales de la eterna reconstrucción del equipo.

El éxito sobre la pista no es garantía de éxito en los despachos: cambiar de pantalón y cambiar su suerte, todo en uno para Michael Jordan.



Sufriendo a ras de suelo... Fuente: espn.go.com





Feeding the big dogs

La lesión de Kobe Bryant ha originado un tsunami brutal que ha cruzado la liga de costa a costa. Embarcado en una cruzada personal para llevar a su equipo a los playoffs, el mito angelino venía jugando prácticamente sin descanso en el último mes: 45.2 minutos por partido en los 6 choques que llegó a disputar en el mes de abril, acumulación excesiva para un veterano de 34 primaveras. Su talón de Aquiles dijo basta ante los Warriors, y los Lakers se han quedado huérfanos de los milagros semanales conjurados por la leyenda de Philadelphia.

Toca reinventarse, y el camino a seguir está claro. Es más, la naturaleza de sus baldosas viene predicándose desde el inicio de la temporada: ya en el mes de diciembre Steve Nash apuntaba la necesidad de involucrar más en los sistemas del equipo a los dos gigantes interiores. Esa necesidad se ha tornado en obligación a tenor de los últimos acontecimientos.

Con Bryant fuera de concurso, a la tropa de D´Antoni no le queda otra que ralentizar aún más el ritmo y jugar muchas posesiones en estático con su pareja de gólems, potenciando el papel de Pau como facilitador de 7 pies. La habilidad de Gasol a la hora de encontrar tanto a Howard como a los tiradores abiertos será un arma fundamental, tanto en la lucha por asegurar la octava plaza del oeste (lo cual podría ocurrir en el trascendental duelo ante Houston de esta noche) como en la presumiblemente desigual batalla en primera ronda ante Thunder o Spurs.

La última victoria ante San Antonio (en su versión con Duncan y Parker) supuso un perfecto ensayo de lo que deben ser los de amarillo y púrpura en lo que resta de campaña: dominio del rebote (58 totales, 12 más que los tejanos), balones a Gasol y Howard (3/17 FGs el primero, 9/15 el center llegado de Orlando), tiradores acertados (4/8 triples Blake, 3/5 Jamison) y dureza atrás en la pintura (7 tapones totales). Aguardando la vuelta de Nash, la habilidad anotadora de Antawn Jamison desde el banco será crucial en el nuevo reparto de roles ofensivos, así como el que Steve Blake dé continuidad al pico de forma en el que se halla inmerso desde hace semanas.

Alimentar a los perros grandes, tarea prioritaria para la superviencia a corto plazo de la Fiebre Amarilla...


Lucha de gigantes. Fuente: nba.com


El orgullo de la ciudad

1994. Nelson Mandela gana las elecciones surafricanas, tras permanecer 27 años en la cárcel; Berlín despide a las última tropas de ocupación aliadas de la Guerra Fría, tras la retirada de los rusos meses antes; se estrena en cines Cadena Perpetua; los Knicks ganan el título de la división atlántico y se plantan en las finales de la NBA.

19 años han tenido que pasar para que el equipo neoyorquino vuelva a encontrarse cerca de imponerse en su división. 19 largos años de sinsabores, salpicados por alegrías esporádicas como los milagrosos playoffs del 99, con vuelta a las finales incluida.

Los Knicks 20012/13 comenzaron el curso asombrando a la liga con un juego vistoso, edificado en torno a una buena circulación de balón y cuidando al máximo las posesiones, siempre en busca del tirador abierto. Más de 6 meses después, superado un importante bache de juego y lesiones varias en la mayor parte de sus puntales, los Bockers han vuelto, para encadenar una importante racha de 12 victorias consecutivas. De nuevo hay que remontarse 19 años en la historia de la franquicia si se quiere encontrar algo similar.

J.R Smith sostuvo al equipo durante la baja de Carmelo, y mantiene su extraordinario nivel de juego con el crack criado en Baltimore ya de vuelta. El cañonero tatuado ataca el aro con más frecuencia siguiendo los consejos de Mike Woodson, y aprovecha su habilidad para sacar faltas a sus rivales y los consiguientes tiros libres.  

Lo de Carmelo Anthony merece comentario aparte. Sus 3 partidos anotando 40 puntos o más (50 ante los Heat, igualando su tope de carrera) le otorgaron un lugar en la historia de los neoyorquinos por pleno derecho, justo al lado del mítico Bernard King. Y su exhibición brutal en Oklahoma (36 puntos y 12 rebotes, 9 de ellos en ataque) regaló a los Knicks una victoria de prestigio ante los Thunder de Kevin Durant y Russell Westbrook, sobre la cual los todo poderosos Heat de Lebron seguro habrán tomado nota.

Y detrás de los dos genios un Raymon Felton más que solvente, el guerrero Chandler (ya recuperado) y el banquillo más productivo de toda la liga, con Novak, Kidd, Copeland, Prigioni (apareciendo en el quinteto en el último mes ante la plaga de bajas) y Martin acompañando a J.R.

Las luces de Broadway lucen con un brillo especial y Nueva York se prepara con ilusión para la batalla de los playoffs, llamada a filas por sus Knicks. El orgullo de la ciudad.


Melo & J.R, turnándose como Jugadores de la Semana. Fuente: elmundo.es



La amenaza fantasma.

El talento de Smith decide partidos. Fuente: nydailynews.com

Comienza el partido y el rival de turno de los New York Knicks mantiene un ojo en lo que está sucediendo en la pista y otro en el banquillo del equipo neoyorquino, fijo sobre un tipo tatuado y extremamente relajado en apariencia, sentado a la vera de Mike Woodson. Porque ese mismo individuo ingresará en el parqué a finales del primer cuarto, y con él un torrente letal de talento arrollador.

El propio J.R Smith confesaba durante las entrevistas de pre temporada una acusada dejadez en cuanto a la idoneidad de sus hábitos vitales durante su primera campaña en los Knicks. Las luces de la capital del mundo sedujeron en exceso al escolta, que se convirtió en un habitual de la noche neoyorquina. Tras renovar por unos números muy beneficiosos para la franquicia (si hablamos de cantidad-calidad del jugador), Smith se propuso mejorar en ese aspecto. Y a buena fe que lo ha logrado.

El J.R de esta nueva campaña se muestra más explosivo, acertado e inmune a las lesiones (ha disputado los 72 partidos, hecho insólito en estos New York Knicks 12/13). La brutal sucesión de partidos anotando más de 30 puntos desde el banquillo (32 ante Boston, 35 contra Memphis - una de las mejores defensas de la liga- y 37 frente a Charlotte) es la guinda a una gran temporada (17.7 puntos, 5.1 rebotes y 1.3 robos de balón en 33.5 minutos de juego, siempre fuera del quinteto) que le coloca entre los favoritos al premio de Mejor Sexto Hombre. El último jugador que alcanzó una racha así saliendo desde el banco fue Ricky Pierce, jugando para los Bucks en 1990. 23 años después, el nativo de New Jersey ha desempolvado los libros de historia ...

Genial matador, trucos de contorsionista en la penetraciones a canasta, tirador letal cuando está en racha: paquete completo de habilidades para castigar con constancia el aro rival. El cañonero ha atemperado su salvaje carácter, para ayudar con su caudal de puntos a los Jurassic Knicks. 


El hombre de los mil tatuajes ya es uno de los favoritos del Garden. Fuente: nydailynews.com

Saturno se establece en Miami.

Casi dos meses de victorias sin descanso, con la liga entregando uno a uno a sus vástagos para que los Miami Heat los devoren sin pausa, en homenaje involuntario al lienzo clásico de Francisco de Goya.


Dos monstruos tiranizando la liga. Fuente: miaminewtimes.com

En el panteón de James, Wade y compañía han sido sacrificadas escuadras punteras (Clippers, Oklahoma, Chicago, Memphis, New York, Indiana...) y equipos del vagón de cola (Toronto, Charlotte, Cleveland, Detroit, Orlando...), del este y del oeste, ofensivos y entregados a la defensa. Los de Florida no hacen ascos a nada ni a nadie, y tras superar la tremenda racha de los Houston Rockets de 2008 (22 partidos) van lanzados a por el mítico récord de los Lakers de West, Chamberlain y Goodrich, la mayor racha de victorias de todas las grandes ligas americanas. Reto mayúsculo.

Ni siquiera la desidia momentánea repetida en los últimos choques, con el equipo sesteando en el inicio de los partidos para luego remontar ante el rival de turno, ha logrado detener la brutal cascada de 27 victorias de una tacada. Es cierto que los Heat siguen sufriendo ante las baterías interiores de cierto nivel, pero Lebron y Wade siempre acaban sacando las castañas del fuego de una manera u otra.

Lo del juggernaut de Akron trasciende ya cualquier epíteto posible. 29.7 puntos (con un 64% de acierto en tiros de campo, de videojuego...), 7.5 rebotes, 7.8 asistencias y 1.8 robos de balón, sus números del mes de febrero. 24.7 (51%), 8.5, 7.5 y 1.9, los de marzo. 34 (59%), 10, 8 y 2, los de los dos partidos de esta temporada ante Oklahoma. El 4º MVP parece ya apalabrado.

Wade (baja en los dos últimos partidos) ha aumentado súbitamente su potencial defensivo con respecto a los primeros meses de campeonato. En la racha victoriosa de los de Spoelstra, el escolta formado en Marquette viene añadiendo a sus prestaciones habituales una media de 2.5 robos de balón y cerca de un tapón por noche. Pesadilla total en ambos lados de la cancha.

Chicago, New Orleans y San Antonio aparecen en el horizonte como próximas paradas de la apisonadora Heat, todas ellas fuera de casa. Semana de pasión para Miami.

Durant y los Thunder, víctimas del genio de Ohio. Fuente: rantsports.com


Un genio a contracorriente

All Star Game, año 2000, partido entre rookies y sophomores. En plena eclosión del fenómeno Jason Williams, a un novato recién llegado de la Universidad de Utah se le ocurre clavar un triple en la cara del díscolo playmaker de los Kings. Resultado: injustos abucheos de un público entregado a la locura de J-Will. Ya en sus primeros meses como profesional, nuestro protagonista comenzaba a navegar contracorriente...


Etapa universitaria en Utah, con el fallecido coach Majerus y John Stockton como referentes. Fuente: usatoday.com

Andre Lloyd Miller nunca pareció un jugador de baloncesto al uso. Físico poco definido, maneras pausadas, estilo alejado de la espectacularidad de compañeros de camada como el base volador Steve Francis, miembro de los deprimentes Cleveland Cavaliers: ingredientes varios para permanecer alejado de los focos. Y así, por debajo del radar de las grandes masas, Miller fue puliendo un juego que le hizo destacar ya en su temporada de debut. 

Genial pasador desde sus inicios (5.8 asistencias como rookie, 10.9-líder de la NBA- en su tercera temporada), su lenta y heterodoxa mecánica de tiro empujó a Andre hacia el estudio de nuevas armas para hacer daño al rival. Y su combinación de inteligencia y físico (poco trabajado, pero rozando el metro-noventa centímetros y superando los 90 kilos) le llevó a la solución: el poste bajo. Arrinconar al playmaker rival en esa zona de la pintura, y desde allí dar rienda suelta a su creatividad: buenos movimientos para anotar, pases letales para sus compañeros... un manantial de juego puro al poste. 

Tras dignificar el oficio de base con tremenda regularidad por Cleveland, Los Ángeles, Denver, Philadelphia y Portland, Miller volvía a la capital del estado de Colorado, en el supuesto inicio de la decadencia de su carrera. Nada más lejos de la realidad.

George Karl tenía reservado para el genio californiano el rol de suplente del velocista Ty Lawson, jugador de banquillo con importancia y minutos. El vértigo y contra-ataque continuo de los Nuggets parecían fatalmente alejados del estilo pausado de Miller, más cerebral aún a sus 36 primaveras (37 actualmente). De nuevo a contracorriente, de nuevo triunfal.

La calidad diferencial de Andre le permitió integrarse a la perfección en el engranaje del equipo desde el primer día, y continuar sentando cátedra noche tras noche. 9.5 puntos, 3 rebotes y 6.3 asistencias, sus promedios en los 136 partidos (126 de ellos apareciendo desde el banco) de su segunda etapa en Denver. Y en este curso, con la tropa de coach Karl lanzada en pos de los puestos de privilegio en el oeste, el objetivo bien podría ser pasar la primera ronda de los playoffs, para soñar de ahí en adelante. Broche dorado para la carrera de un genio a contracorriente.
 

El aprendiz, atento al maestro. Fuente: usatoday.net


Triunfar desde el vértigo

A menos de 20 partidos para el final de la regular season, es fácil identificar un corte significativo en la clasificación del Salvaje Oeste, situado en la 5ª posición de la conferencia. De ahí para abajo se abre una lucha despiadada por hacerse con un billete para los playoffs entre Warriors (algo más holgados), Rockets, Lakers y Jazz. Para Dallas la empresa parece harto complicada, pese a sus esfuerzos de las últimas fechas.

Pero volvamos a esa 5ª plaza, en la que se establece el corte, con un grupo de equipos que superan el 60% de victorias. De los propietarios de ella vamos a hablar en nuestra entrada de hoy, una de las escuadras más especiales de toda la liga. Los Nuggets se hallan inmersos en una espectacular racha de 9 triunfos consecutivos, y comienzan a amenazar seriamente a Clippers y Grizzlies en su escalada furibunda. Siempre desde el vértigo controlado.

Un equipo sin super estrellas, que cada temporada añade nuevas piezas y asiste a nuevos capítulos en el proceso de madurez de otras. Todos en la NBA saben a qué juegan los Nuggets, pero resulta extremadamente complicado anular su propuesta. Y, si entras en su juego, muy acertado deberás estar para no salir escaldado, sobre todo en el bastión del Pepsi Center (28 victorias - 3 derrotas, 2º mejor récord como locales tras Miami Heat).

El planteamiento de los de Colorado queda meridianamente claro desde la misma puesta en escena: su quinteto no deja lugar a la duda. Lawson, Iguodala, Gallinari, Faried, Koufos. Altura y físico para asegurar el rebote, dinamismo para correr la cancha y un base supersónico como ejecutor del plan. La tropa de George Karl (que vio el cielo abierto tras el experimento fallido Melo-Iverson, y viene construyendo un equipo de autor desde entonces) ataca al rival antes de que éste organice su defensa, sin otorgarle opción para posicionarse. Y su querencia por las transiciones fulgurantes les permite acumular excelentes cifras ofensivas: 105.9 puntos anotados por partido (3er mejor equipo de la liga), 47.9% de acierto en tiros de campo y 24.6 asistencias por noche (2ºs entre toda la NBA en este apartado). Siempre es más productivo asaltar defensas descolocadas (se generan mejores opciones de lanzamiento, tanto en la larga como en la corta distancia), pero se necesitan una tipología determinada de jugadores y unos sistemas específicos para ello. Y coach Karl posee ambas cosas.


Karl, el verdadero líder de Las Rocosas. Fuente: mnginteractive.com

Si al grupo titular le añadimos un banquillo excelentemente aprovechado (con Chandler, McGee y el genial Andre Miller, dignificando el oficio de playmaker a sus 37 primaveras) obtenemos una maquinaria capaz de mantener el ritmo frenético durante los 48 minutos de cada duelo, sin divos al nivel más alto pero con talento, velocidad, buena circulación de balón y una batería de interiores veloces e intensos, que minan la moral del rival con una colección diaria de monstruosos mates y alley oops a la carta.

En las eliminatorias por el título llegará la reválida para estos Denver Nuggets, que deberán luchar contra esa máxima del baloncesto NBA que predica la necesidad de un líder deslumbrante para el asalto a la gloria. Siempre con el vértigo como bandera.

 

Alegría en Colorado. Fuente: lainformacion.com


Dueño del futuro, esclavo del presente.

Con la mudanza a Seattle apalabrada, los Sacramento Kings deambulan por los bajos fondos de la clasificación del oeste, entre la tristeza de sus hinchas y el desgobierno del equipo. Ese carácter transitorio que envuelve a la franquicia (centrada en la preparación y consolidación del traslado) ha derivado en un extraño reparto de roles, una rotación en la que ni siquiera coach Smart parece creer. Se trata de terminar el año cuanto antes y cerrar momentáneamente la historia del baloncesto profesional en Sacramento (que tan bellos capítulos nos dejó a inicios del S XXI.

Son ya varias temporadas con entrenadores de perfil bajo en la franquicia de la capital del estado californiano, capitanes que ven devorada su autoridad en un barco plagado de marineros jóvenes e irreverentes, tipos sobrados de talento pero algo escasos en nociones tan críticas de nuestro juego como el espíritu de equipo o la ética de trabajo. Y precisamente de uno de estos chavales vamos a hablar hoy, seguramente uno de los jugadores con más posibilidades no ya del roster de Sacramento, sino de toda la NBA...

La era de los pívots tocó a su fin. Los grandes gólems que batallaban entre sí por la supremacía en las zonas de la liga hoy se pueden contar con los dedos de las manos. DeMarcus Cousins aterrizaba en los Kings desde el draft de 2010, como una de la mayores promesas de heredero al cetro por el que lucharan Hakeem Olajuwon, David Robinson, Patrick Ewing, Alonzo Mourning o Shaquille O´Neal. Y, con el paso de los partidos, aficionados y expertos comenzamos a entender el porqué: 2.11 metros, 122 kilos, un monstruo capaz de correr la pista para agredir el aro rival, de deslumbrar con pases dignos del más imaginativo playmaker, con túneles sobre jugadores exteriores... talento por arrobas, pero gobernado por una azotea de volcánica inestabilidad.


Un esteta de 122 kilos. Fuente: cowbellkingdom.com

En su tercer año en la NBA, Cousins arrastra los mismos defectos que ya se vislumbraban en su campaña de novato: mejorable acierto en tiros de campo, desinterés total por los conceptos defensivos, tendencia acusada a cargarse de faltas y a perder los papeles (en ocasiones en ausencia de provocación objetiva). Que su tope de minutos en cancha sean los 31.2 por noche que promedia este curso deja a las claras las lagunas de confianza que el jugador ha provocado siempre en sus entrenadores: todos ellos esperaban de DeMarcus un salto de madurez, pero tal vez esas expectativas estaban sobre dimensionadas. El talento de Cousins le señala como un elegido, un jugador superior a la media. Su carácter le aleja de cualquier posición cercana al liderazgo, de cualquier pensamiento a largo plazo. Un diamante en bruto, con el Carpe Diem como mantra vital.

"El talento gana partidos. El trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos". Michael Jordan, expresando su visión de lo que significa ser un líder. Por desgracia para los Kings, parece claro que el DeMarcus actual se identificaría de plano con otra famosa sentencia de Duke Ellington, mítico compositor de Jazz de los años 40:

"No soy disciplinado. Tienes que ser responsable cuando eres un líder, tener la dignidad y la autoridad que requiere un líder, y eso es muy duro para mí". 

Seguir esperando o aceptar la realidad y actuar en consecuencia: el enigma DeMarcus, cuestión capital para los Kings.


Cousins al poste: problemas para el center rival. Fuente: bleacherreport.com



Los Juegos del Hambre.

Una leyenda viva de 34 años, cuya voracidad infinita arrastra a todo un equipo sin rumbo: eso son los Lakers actuales. El inmaduro Howard como complemento, centrado en rebotear y defender. Nash entre la dirección y la anotación (siempre con los extraordinarios porcentajes marca de la casa). Artest disminuyendo su cuota de tiros y defendiendo con fiereza. Clark en ascención permanente. Y el banquillo aportando más cada día (con Jamison y Meeks como estiletes). El récord de 9-4 en el mes de febrero (y el triunfo en el primer partido de marzo) ha devuelto a los Lakers al 50% de victorias-derrotas, inimaginable en octubre, una bendición 4 meses después. Y el motor del cambio ha sido el escolta con el #24 a la espalda, 5º mejor anotador de todos los tiempos: Kobe Bean Bryant.

Con el equipo probando fórmulas para salir de la depresión, Bryant aceptó convertirse en el facilitador, y los ataques de los Lakers se limitaron durante varias semanas en buscar al veterano en las cercanías del poste, para que La Mamba aguardara el doble-marcaje y encontrara de inmediato al compañero mejor situado. La resurrección comenzó en ese preciso instante, mejorando ostensiblemente el rendimiento fuera de casa. Pero todos teníamos claro que la situación no se prolongaría a perpetuidad: Kobe es una anotador sin piedad, y ese monstruo interior rompería los grilletes para liberarse, tarde o temprano....

40 puntos (15/23 tiros de campo), 7 rebotes y 4 asistencias contra los Blazers; 38 puntos (13/21), 12 rebotes, 7 asistencias frente a Dallas; 29 puntos (12/23), 6 rebotes y 9 asistencias ante los Nuggets; 33 puntos (13/22), 5 rebotes y 5 asistencias contra los Wolves de Ricky Rubio; 34 puntos (13/27), 6 rebotes y 4 asistencias frente a Atlanta. 4 victorias y una sola derrota (en el complicadísimo Pepsi Center de Colorado).

Inteligencia, liderazgo, actuaciones asombrosas en los cuartos decisivos (a destacar la exhibición en Dallas, con un Bryant ansioso tras las declaraciones del siempre polémico Mark Cuban), mates brutales (el último ante un reputado defensor como Josh Smith nos retrotrae a aquel chaval recién llegado del instituto Lower Meridion, campeón del concurso de mates en su temporada rookie). Talento en todo su esplendor, para situar a los Lakers a dos partidos y medio de la octava plaza del oeste, en poder de unos Houston Rockets que analizábamos en la entrada anterior.

http://www.youtube.com/watch?v=2jSoJA_JkYM
Los Juegos del Hambre de Kobe son el salvavidas del imperio púrpura y oro.

La Mamba anda suelta. Fuente: vk.com



Diversión en Texas.

Los Rockets necesitaban una estrella, tras varias campañas compitiendo de forma coral y con dignidad, pero muriendo al final de la orilla. La encontraron este verano en el barbudo Harden, y en pleno mes de marzo se hallan batallando de nuevo por las últimas plazas que dan derecho a un billete para los playoffs en el oeste. Lakers, Jazz y Warriors parecen destinados a pelear junto a Houston por la 6ª,7ª y 8ª posición. Uno de ellos quedará fuera.

Pase lo que pase, la franquicia ha colocado la primera piedra de un proyecto joven, divertido y en pleno proceso de formación. Los últimos traspasos no han hecho sino confirmar esa apuesta por el futuro, con la llegada del nª5 del último draft: el prometedor ala-pívot Thomas Robinson. Pero tratemos de profundizar en el roster tejano: ¿a qué juegan estos Houston Rockets 2012/2013?.

1ª consideración: nos encontramos ante una escuadra que vive por y para el ataque. 106.4 puntos anotados por partido, 2ºs de la liga, muy cerca de los Oklahoma City Thunder. El objetivo es asegurar el rebote defensivo (10º equipo de la liga en capturas totales) y acelerar la transición siempre que se pueda: CORRER. Jeremy Lin suele comandar los ataques rápidos (lo cual ayuda y mucho al ex de los Knicks, cuya lectura de juego en estático deja bastante que desear), aunque no son pocas las ocasiones en las que Harden y Parsons capitalizan la totalidad del proceso, si son ellos los que capturan el rebote en aro propio. 


Correr como credo. Fuente: gamenguide.com

Si no se puede galopar, toca atacar en estático, y también aquí disponen de importantes armas estos Rockets. La principal James Harden, como no podía ser de otra manera. El grado de excelencia de Beardmania a la hora de penetrar (tras bloqueo o en 1on1, ayudado por su gran manejo de balón) y su talento en la posterior toma de decisiones (ir a canasta o sacar la bola hacia compañeros libres de marca) supone una poderosa fuente de puntos: 26.4 directos ( especialista en la élite absoluta de la liga a la hora de generar tiros libres), además de las 5.7 asistencias que reparte cada noche. Brutal campaña de James, la de su consagración como superestrella.

Acompañando a Harden tenemos 3 jugadores exteriores con capacidad para aportar. El ya mencionado Jeremy Lin viene completando una aceptable campaña, con la irregularidad como nota dominante. Se confirma que está lejos de los mejores point-guards de la liga (extremo que el hype existente a su alrededor se empeñaba en vendernos), pero ya es un solvente playmaker titular. El tiro exterior y la dirección de juego (6.2 asistencias con casi 3 pérdidas de balón por partido, más los problemas para ordenar el ataque estático que comentábamos más arriba) se presentan como claras áreas de mejora. Chandler Parsons ha sorprendido a todos en su temporada sophomore, mejorando sus números ofensivos (14.7 puntos, que su talento le permitirá seguir aumentando) y ayudando mucho en el rebote y la mejora de la fluidez en la circulación de balón. Las 3.7 asistencias del alero se suman al montante total de 23.4 que reparte el equipo en cada duelo, 4ºs de la liga en este apartado estadístico. Y cerrando el terceto tenemos a Carlos Delfino, viejo conocido que sigue exhibiendo su talento ofensivo en la mejor competición de baloncesto del planeta (10.6 puntos desde el banquillo). La salida de Douglas y Patterson incrementará aún más la importancia del argentino, líder de la segunda unidad.


Asik, señor de los aros. Fuente: bleacherreport.com

Hasta aquí las líneas y pilares maestros de la fase ofensiva. Llega el momento de adentrarnos en la debilidad fundamental de equipo de Kevin McHale: la defensa. Houston, tenemos un problema. 
Con un roster tan orientado a la agresión permanente del aro rival, no abundan en la escuadra jugadores determinantes a la hora de bajar el culo atrás, ni el sistema está para nada orientado a ello. Los Rockets encajan 103.6 puntos por partido, y son especialmente vulnerables fuera de casa, donde los criterios arbitrales suelen abrir la mano con la dureza del equipo local (12-19, récord on the road). El center turco Omer Asik es el principal baluarte del equipo en esta faceta. Se intuía potencial en el jugador desde su rol escaso de minutaje en los Bulls, pero la explosión que viene protagonizando ha sorprendido a gran número de expertos y seguidores (entre los que me incluyo), eliminando de raíz la polémica originada por su cuantioso contrato. Esos 11.6 rebotes por partido le han aupado a la flor y nata de los especialistas en este arte de la NBA, y sus 1.12 tapones suponen el mayor factor de intimidación del roster (nada difícil, la verdad). Además del trabajo del 5 titular (también clave a la hora de iniciar los contraataques), destacar el instinto de Harden (1.92 robos) y Lin (1.89) a la hora de interceptar líneas de pase del rival. Poca cosa, en términos globales.

Lleguen o no a la Tierra Prometida de los playoffs, los Rockets se han apuntado ya un importante triunfo esta campaña: desde el verano, los asistentes al Toyota Center no tienen que esperar al 25 de diciembre para recibir regalos del barbudo vestido de rojo más famoso. Ellos tienen a otro en la ciudad, que regala también ilusión y diversión.... y cada 2 días....

 

La exhibición de Harden ante su ex-equipo, must-see de la temporada. Fuente:espn.go.com


Nueva era.

Ayer por la tarde la familia Laker recibía la noticia del fallecimiento del Dr Buss, seguramente el más exitoso propietario de la historia de la NBA. 31 apariciones en los playoffs en 33 temporadas, 16 veces campeón del oeste, 10 anillos... el faraónico legado de Jerry, el hombre que convirtió a los Lakers en lo que hoy conocemos: una marca global.

Amante de la vida y de su equipo, Buss adquiere la franquicia púrpura y oro por 20 millones de dólares en 1979, y ya en su primera campaña los Lakers se harían con el anillo, acaudillados por el rookie Magic Johnson. Desde entonces 2 escuadras dominantes: la del Showtime de Pat Riley y el rodillo de Phil Jackson de comienzos de siglo XXI, además de las 3 finales con dos títulos logrados en la vuelta del maestro Zen. Siempre con el doctor detrás, dejando el día a día a general managers y entrenadores y saltando a escena en momentos clave como la puja por Shaquille O´Neal en 1996. Se dice que Jerry West consultó a Buss acerca de la posibilidad de acudir al plan B (Mutombo+Dale Davis) cuando Supermán rechazó la primera oferta de los angelinos. La respuesta fue clara: no existiría tal plan B, el fichaje de O´Neal era vital para el futuro del equipo. Dicho y hecho, los Lakers subieron la oferta y Shaq acabó mudándose a Hollywood. El resto es historia de la liga.


Jerry Buss observa las evoluciones de Magic Johnson. Fuente: latimes.com

Más allá de esos 10 anillos (más que ningún otro equipo de la liga en toda su historia, salvando a los Celtics) y de dejar el club en una valoración superior al billón de dólares, el gran logro de Buss Sr resultó ser la destrucción de ese papel de víctima perpetua ante los archirrivales de Boston. A la llegada del doctor, los angelinos presentaban un aterrador récord de 0 victorias y 8 derrotas contra su némesis en las finales. Ni siquiera la lujosa escuadra de Jerry West, Wilt Chamberlain, Elgin Baylor y Gail Goodrich fue capaz de quitarse ese estigma de encima, cayendo en 1968 y 1969 frente los Orgullosos Verdes. Con Buss, los Lakers jugarían 4 finales más ante la franquicia de Massachusetts, con 3 victorias y 1 única derrota (en 2008). Trauma superado.

Con el affaire Jackson de hace unos meses aún reciente (parece que fue el propio Buss Sr el que paralizó la vuelta del maestro Zen, con viejas rencillas familiares de por medio y pese a estar ya en segunda línea de batalla), el mítico propietario fallecía ayer, a los ochenta años de edad. 

Jim Buss se queda solo al frente del imperio púrpura y oro, con una importante reconstrucción que acometer a corto plazo y entre sospechas varias dirigidas a su capacidad (o falta de ella más bien). 

La ciudad de Los Ángeles y la mansión Playboy ya echan de menos al mítico Gerald Hatten Buss...


Buss & Heffner, el dúo dinámico. Fuente: cbsnews.com


El lado oscuro del cambio.

La crítica fue unánime con respecto a los ajustes acometidos por entrenador y plantilla de los Lakers, a raíz de la célebre reunión en Memphis. Con Kobe anotando los Lakers no ganaban con la regularidad necesaria para optar a un puesto de Playoff, así que Bryant (pese a que siempre ha declarado que él es un cañonero por encima de todas las cosas, uno de los mejores de la historia para más inri) aceptó el reto lanzado por entorno y equipo: el pase como primera opción durante buena parte de los partidos. Y los Lakers parecían funcionar mejor, con su capitán buscando a los compañeros desde los dobles marcajes que acostumbra a recibir, hasta que la carretera ha vuelto, para quitar caretas en plenos carnavales.

Los Lakers han finalizado la gira por el Este con 4 victorias y 3 derrotas, números aceptables para una escuadra que acumulaba un 5-15 fuera del Staples con anterioridad. Pero la realidad está muy lejos de ser de color de rosa: de entre los 4 equipos que han sucumbido ante los de amarillo y púrpura, solo uno (los Brooklyn Nets) ocupa posiciones de playoff. Por contra, si desglosamos las derrotas, encontramos a 2 de los 3 oponentes (Boston y Miami) ocupando puestos de privilegio. La lesión de Gasol (que parecía haber encontado al fin su ritmo) y los problemas físicos de Howard han sido factores de una importancia decisiva, pero no los únicos.

Continuando el análisis del cambio en el juego de los angelinos, un dato llama poderosamente la atención. Con Kobe disminuyendo su cuota de lanzamientos, el siguiente paso a dar por D´Antoni y sus chicos debiera haber sido racionalizar el nuevo reparto de roles. Sin embargo, todo parece indicar que se ha preferido subrogar esa responsabilidad en el juego, en su fluidez y su puro y simple devenir. Y ello implica riesgos terribles, pues al final no es más que abandonar el destino del ataque en manos del nivel de comprensión de cada elemento de ese ente colectivo que es un equipo (o un quinteto en pista). Perogrullada: no todos los jugadores poseen la misma Baskeball IQ. 

Kobe y Nash son capaces de buscar las mejores posiciones, el extra-pass para asegurar las canastas lo máximo posible. Metta World Peace está tirándose todo lo que pasa por sus manos. El artista anteriormente conocido como Artest es un extraordinario defensor, con apreciables habilidades ofensivas, que ha visto pasar ya 33 primaveras. Nunca ha sido un tirador, por lo que fallará muchos lanzamientos por más que las posiciones no sean del todo defectuosas. En los partidos disputados durante este mes de febrero, Metta viene acreditando un paupérrimo 26.3% (11.4 tiros por choque) de acierto en tiros de campo, con un grotesco 19% desde el 7.25 (4.2 intentos por noche). Ya en enero (con los dos gigantes en el equipo), el alero disparaba más de seis triples y medio por partido. Una evidencia para cualquiera que siga a los Lakers, un problema que va más allá de esas malas rachas por las que pasan todos los anotadores porque (repetimos), en el caso de Artest, ni nos encontramos ante un anotador puro ni ante un tirador, por más que su ilimitada confianza en sí mismo le susurre al oído lo contrario.


Metta no se corta. Fuente: nba.com

El cambio podría seguir por el buen camino, pero antes se deberán eliminar los obstáculos que esas propias variaciones vienen generando. Antes de que sea demasiado tarde...


Center of disattention.

El temporadón de los Knicks 2012/2013 tiene muchas caras. Se ha loado merecidamente el gran trabajo de Carmelo Anthony (que ha sumado un afilado liderazgo a sus ilimitadas habilidades ofensivas), lo acertado del nuevo sistema de Woodson, el papel de aglutinador de voluntades del veterano Jason Kidd, el caudal del cañonero J.R Smith desde el banquillo... Todas ellas claves que explican el récord (31 victorias - 15 derrotas) y las buenas sensaciones que desprenden los de la Gran Manzana. Pero hoy vamos a centrarnos en el trabajo en la sombra de un currante del baloncesto, fundamental en el mítico anillo de los Mavs de 2011 y clave en el funcionamiento orientado al perímetro de estos Knicks de autor.

Raymond Felton, Jason Kidd, J.R Smith, Steve Novak, Iman Shumpert ... 5 jugadores rondando (caso del recién recuperado sophomore) o superando ampliamente los 20 minutos por noche. Carmelo Anthony atormentando a los power-forwards rivales como falso 4. Más de 11 triples anotados por partido, con un notable 38.5% de acierto. Una forma de atacar construida en el back-court, limada en fechas recientes con la vuelta de un gran Stoudemire (13.9 puntos en 22.7 minutos, siempre desde la segunda unidad). Todos estos datos arrojan una duda existencial: ¿quién asegura el rebote en estos Knicks, con toda la tropa apostada tras la línea de 3?, ¿cómo salvaguarda el equipo su aro ante las cargas de los gólems rivales?. 

Ambas preguntas encuentran respuesta en la figura de Tyson Chandler. El mejor defensor de 2012 (sobre todo gracias a su gran trabajo en el 1on1 y a sus excelentes ayudas) está elevando en esta campaña el enorme rendimiento que alcanzó el pasado curso, batiendo marcas históricas como la de la pasada madrugada (3 partidos consecutivos atrapando 20 rebotes, primer Knick en lograrlo desde Willis Reed en 1969), hitos inalcanzables para tótems de la franquicia como Patrick Ewing. Liderazgo, carácter (en ocasiones desbocado), consciencia total de sus limitaciones en ataque (buen socio para pick&rolls y alley-hoops, casi nunca se extralimitará de sus funciones y capacidades)... Un excelente jugador de equipo, el tipo que todo coach quiere tener de su lado.

11.7 puntos (67.3% de acierto), 11.2 rebotes (4.5 de ellos en el aro rival, otra de sus especialidades) y 1.04 tapones. A Tyson por fin le ha llegado el reconocimiento All Star, como complemento a la veneración de la parroquia del Madison, enamorada de los guerreros como él. 

Caudillo alejado de los focos, bastión de los Knicks.

Un líder en la pintura. Fuente: basket4us.com


Novedades en la camada.

La intención de abaratar la plantilla (traspasando a uno de sus dos grandes focos dinerarios) era vox pópuli, tanto en Tennessee como en el resto de la liga. Gay y Randolph estaban en el mercado, siendo finalmente el alero el elegido para abandonar la camada. Y eso no son malas noticias para los Grizzlies.

Que un equipo que no destaca ni mucho menos por su bagaje ofensivo (93.1 puntos por noche, vigésimo octavo conjunto de la liga) se desprenda de su máximo anotador suena a golpe importante en plena línea de flotación. Sin embargo, el asunto tiene muchas más profundidad de lo que pudiera parecer. La temporada de Gay estaba siendo interesante, sobre todo en el aspecto defensivo (gracias a sus 5.8 rebotes y 1.33 robos, fruto de un físico superior a la media). En ataque, el ex de Connecticut viene ampliando año tras año su muestrario (primero con la mejora del lanzamiento exterior, últimamente añadiendo el juego al poste al arsenal), pero la selección de tiro continúa siendo claramente mejorable (41.3% en tiros de campo, 31.4% en triples).


Rudy y sus puntos se mudan a Canadá. Fuente: nbaarena.com

Parece evidente que los 15.5 puntos y 11.7 rebotes que viene firmando Z-Bo (además de su entendimiento diferencial con Gasol) hubieran sido mucho más difíciles de suplantar que la aportación de Rudy. Es más, aumentando la importancia de los pívots en el ataque de los de Lionel Hollins (tanto Randolph como Marc son perfectamente capaces de incrementar su actual caudal anotador) se pueden empezar a cubrir los puntos que sumaba Gay. Todo esto sin contar con los jugadores que aterrizan en el roster, vía Detroit y Toronto.

Tayshaun Prince será el nuevo 3 titular de los de Memphis. Jugador de equipo por excelencia, el carácter y las habilidades defensivas del veterano casan a la perfección con la filosofía de estos Grizzlies. Envergadura, solvencia para ayudar en ataque y basta experiencia en los playoffs, los otros poderes del ex de los Pistons.

Desde Canadá llega a la ciudad de Elvis Ed Davis, para reforzar el potente juego interior tras la marcha previa de Speights. Tras mostrar sus aptitudes con los Raptors (venía promediando unos interesantes 9.7 puntos y 6.7 rebotes por noche, alternando titularidad y banquillo), el chaval de 23 primaveras podría erigirse en una importante ayuda para la segunda unidad de los Osos, pese al escaso protagonismo que Hollins le otorgó en su debut.

Camada reconfigurada, sin que ello suponga una pérdida de competitividad. 


Toca buscar nuevo icono en la Mo-Town... Fuente: freep.com


Little Talks.

"There´s and old voice in my head that´s holding me back.
Well, tell her that I miss our little talks.."  Of Monster and Men.

El germen se incubó en el entrenamiento previo a la derrota ante los Grizzlies la semana pasada. En la sesión de tiro, para soltar piernas y muñecas en el Fed-Ex Forum, D´Antoni pidió a los capos del equipo que dieran un paso adelante, que hablaran abiertamente de los aspectos a mejorar dentro del equipo (innumerables). Comenzó Nash, dispuesto a sacrificar su juego (óptimo en el Run&Gun que el coach pretendía implantar) en pos del estilo con el que más cómodo se sintiera el grupo. Continuó Kobe, dirigiéndose directamente a Howard. Bryant, consciente de su alta demanda de balón en ataque y de lo incómodo que este aspecto podía resultarle al gólem, pidió a Dwight observaciones sinceras, en pos de limar asperezas. El pívot se escondió en la evasiva como respuesta, según fuente del L.A Times, y el equipo volvió a caer en Memphis.


¿Brotes verdes en L.A?. Fuente: espn.go.com

Pero en aquella charla, que pudo parecer un fracaso en un primer momento, podríamos situar el inicio de la mejoría de los Lakers en los 2 últimos partidos. Un par de triunfos consecutivos no son gran cosa (aunque cualquier pequeña alegría es un logro en estos momentos en la Avda Figueroa), pero la manera de lograrlos si que arroja interesantes señales.

Tras casi 3 meses totalmente perdido, entre bandazo y bandazo (titularidad y desaparición posterior de Jamison, Metta a caballo entre la primera y la segunda unidad, el puzzle del juego interior en ebullición), permitir a los jugadores aportar sus ideas ha sido seguramente la mejor decisión de D´Antoni, junto a la de situar a Gasol como líder de la segunda unidad. Más que autogestión, co-gestión sería la mejor forma de definirlo. El coach escucha a sus hombres.

Se recuperan conceptos tácticos del Triángulo Ofensivo para mejorar la fluidez. Papeles intercambiados: Kobe gestiona el balón, aprovechando el pavor que causa en los rivales para encontrar a los compañeros en las mejores posiciones (haciendo gala de su talento para el pase y cambiando sus prioridades). Nash, Pau, Metta y Jamison aguardan el pase de la Mamba, listos para agredir el aro rival. Howard asume al fin que en este equipo no tendrá nunca la importancia de su época en Orlando, y trata de centrarse en el juego, optimizando su trabajo defensivo y aprovechando también los regalos de Kobe.

Victorias ante Jazz (84-102) y Thunder (96-105). Especialmente significativa esta última, que podría ayudar al grupo de cara a lidiar con uno de sus dos principales demonios este curso: competir contra los equipos más solventes. La guerra contra el otro, hacerlo también fuera de casa contra cualquiera, sigue en stand by.

17.5 puntos (68% en tiros de campo), 9 rebotes, 14 asistencias, 2 robos de balón y 1 tapón, los promedios del Sr Bryant en estos 2 partidos. Números que recuerdan a playmakers del talento del tristemente lesionado Rondo. 16 puntos para un Nash más en el papel de ejecutor. 15.5 (con un tremendo 77% de acierto) para un Gasol más cómodo en la zona, compartiendo sólo algunos minutos con Howard.


Facilitator Kobe. Fuente: rantsports.com

Problemas como los tiros libres de Supermán, la necesidad de mejorar el récord (19-25 en el momento de la publicación) o el rendimiento atrás (habrá que ver si la tropa puede emplearse así con continuidad) siguen ahí, agazapados, a la espera del mínimo síntoma de relajación. Pero la magia de Bryant es, una vez más, el mejor punto de partida para comenzar la tortuosa y titánica escalada.

Hablando se entienden los divos...



Defender para sobrevivir...

Los Lakers se desangran, y el objetivo de los playoffs se va tornando en quimera según caen las hojas del calendario. 4 derrotas consecutivas, 8 en los últimos 10 partidos... la distancia con respecto al 8º clasificado del oeste es ya de 4 partidos, mayor que la que separa a los de púrpura y oro del último clasificado de la conferencia. Mucho se ha escrito acerca de las causas de ese desastre absoluto que son los angelinos esta temporada, desde aquí me gustaría centrar el debate en la que para mi es la principal, por encima de nombres y roles: la defensa.

Cuando la gerencia Laker firmó a Mike D´Antoni, todos sabíamos lo que el italo americano traía bajo el brazo: su libreto se ha concentrado siempre en el ataque, casi en exclusiva. Con independencia de si el cacareado Run&Gun es el sistema ofensivo óptimo para un roster cargado de años y de poderío interior (otro debate éste de importante calado), el problema nº1 del equipo es a la vez la lacra fundamental del encargado de su timón: al coach nunca le ha interesado profundizar en el trabajo enfocado a la defensa de su aro. Problema de base.


¿Defense? Fuente: cesticstown.com

Los Lakers encajan 101.5 puntos por noche. Sus rivales embocan el 45.2% de los tiros de que disponen, además de repartir 23.6 asistencias y perder sólo 13.5 balones. En cristiano: los oponentes juegan muy cómodos ante el equipo de D´Antoni, ejecutando sus planes con fluidez, sin verse hostigados. Si fijamos el foco sobre el mes de enero, el equipo permite 105 puntos de media a sus rivales (récord de 2 victorias por 10 derrotas, 107.9 puntos encajados en esa decena). 

Los sistemas del equipo son un desastre en todas sus variantes: conceptuales y prácticas. La falta de comunicación entre los jugadores en pista es alarmante, y eso es una herida mortal de necesidad en toda defensa de ajustes. Ejemplos como el del partido ante Chicago de hace unos días (con Robinson encontrando a Boozer solo bajo el aro, y Clark correteando junto a Artest detrás de Gibson) se repiten con preocupante regularidad, sin que el entrenador haga gran cosa por solucionarlo. Por no hablar de las "fulgurantes" transiciones desde la pista contraria, con resultados míticos como ese Steve Nash defendiendo a 4 jugadores de los Grizzlies en el último partido. Glorioso.


La última novedad, encargar a Bryant la defensa del ball-handler rival, tampoco parece una medida beneficiosa en exceso. Es cierto que Kobe ha sido un buen defensor durante toda su carrera (en parte por la permisividad del estamento arbitral hacia su intensidad de manos, al igual que ocurriera con Jordan y otros capos presentes, pasados y futuros) pero, a sus 34 años, desgastarle en el trabajo ante tipos como Jennings, Rondo, Irving o Paul tiene sus consecuencias directas en ataque: el cañonero viene bajando sus porcentajes de acierto de forma alarmante. Ahorrarle perseguir a los tiradores implica ejercer de perro de presa sobre los virgueros. Acción-reacción. Que cada uno saque sus conclusiones.


Bryant vs Rondo. Fuente: latimes.com

Y dejamos lo mejor para el final: el supuesto bastión del equipo, la madre del cordero. Dwight Howard, bestia dominante de la liga, 3 veces mejor defensor del año, es incapaz de sellar el aro de los Lakers. Los números de Supermán maquillan el asunto (12 rebotes y 2.49 tapones), pero su irregularidad y escaso impacto no debe ocultarse tras las cifras. Una combinación de problemas tácticos y apatía individual (recomiendo encarecidamente las líneas de Jeff Van Gundy en L.A Times) ha convertido al Howard actual en un jugador del montón, también atrás, en la que es la principal virtud de su juego. El gólem sonriente no domina.

Añadamos al cóctel las larguísimas e ineficaces ayudas de Gasol (rayando el suicidio) y la impotencia de Nash (que nunca ha destacado en esta faceta, menos aún con 38 primaveras). Nos queda el trabajo de Metta World Peace y la intensidad ocasional de secundarios como Hill o Clark. Poca cosa para un supuesto aspirante.

El imperio púrpura se resquebraja, sin defensores que se encarguen de evitar la debacle.


El drama de un equipo único. Fuente: abc.es


A rey muerto...

Rey puesto. Pese a los tintes revanchistas del título de esta entrada, les aseguro que no será ese tono el que domine el resto del artículo. Todo el mundo en Cleveland (fans y franquicia) reconoce el legado de Lebron, la labor de aquel fenómeno llegado desde el instituto que volvió a poner a la ciudad en el mapa. No hubo anillos, pero si unas finales (perdidas ante los Spurs) y magníficas temporadas regulares. Las formas exhibidas por The King a la hora de marcharse (con todo aquel innecesario y chabacano espectáculo en la ESPN) fueron las que mancillaron su fenomenal trabajo en los Cavs. Que el jugador decidiera abandonar la franquicia fue duro, pero comprensible y perfectamente respetable. Que no fuera de cara con la organización y los fans, que tan calurosamente le habían acogido, es otro cantar.

La primera campaña post-James se tradujo en un penoso transitar por los 82 partidos de aquella regular season (19 victorias- 63 derrotas), para acabar recibiendo la afortunada bolita de la primera elección en el draft de 2011. Durante la ceremonia no habría sorpresas: los Cavs elegían como nº1 del draft a Kyrie Irving, point guard de la universidad de Duke. 

La elección, confirmada en los mentideros del baloncesto estadounidense con muchos meses de antelación (dado el limitado nivel general de la camada), entrañaba riesgos evidentes. Irving había disputado una única campaña con los Blue Devils, lastrada además por las lesiones. Los problemas con los ligamentos de su tobillo limitaron su temporada en la NCAA a 11 partidos, y las dudas crecían en torno al mismo chaval destinado a formar parte de la nueva generación de exteriores dominantes, junto a John Wall o el más veterano Derrick Rose.

Esas dudas quedarían disipadas de un plumazo con la primera campaña de Irving entre los profesionales. Pese a perderse 15 partidos por nuevos percances físicos (claves para alejar a los Cavaliers de las últimas plazas para el playoff en su conferencia, tras unos primeros meses coqueteando con el 50% de récord), el nivel del chico nacido en Australia superó las expectativas: 18.5 puntos (notable 46.9% en tiros de campo), 5.4 asistencias y 1.1 robos de balón, ganador del premio al mejor Rookie del año con todo merecimiento. La alegría había vuelto al Quicken Loans Arena.


Homenaje de Nike al mejor rookie de 2011. Fuente: streetball.com

Las lesiones han vuelto a golpear a Cleveland en el segundo año de la era-Irving. El propio Kyrie se ha perdido varios partidos (esta vez por fracturas en la mandíbula y en un dedo de la mano izquierda), y la confirmación de la baja para el resto de la campaña de un imperial Varejao (que estaba al mejor nivel de su carrera, liderando la liga en rebotes) ha arruinado definitivamente el curso 2012/2013. Pero susurros de grandeza recorren el estado de Ohio, promesas que auguran la vuelta de tiempos mejores, cimentadas en el estratosférico nivel del nuevo Gran Maestre de los caballeros. 


El fantasma del Madison, must-see de la temporada 2012/2013. Fuente: welivethegame.com

Dominio absoluto del 1vs1 (imprescindible el visionado de sus exhibiciones de este mes de enero ante Blazers y Celtics), potencia para penetrar a canasta, tiro exterior en constante progresión, manos rápidas en la intercepción de líneas de pase... los poderes de Irving crecen día a día, con la dirección del equipo (sobre todo en el control de las pérdidas de balón) como área de mejora.

23.7 puntos, 5.7 asistencias y 1.8 robos de balón, la tarjeta del chaval de 20 años, cuya lista de cadáveres baloncestísticos se amplía partido a partido. Desde herederos al trono de los novatos como Damian Lillard hasta reputados defensores como Rajon Rondo, pasando por leyendas vivientes como Kobe Bryant: todos fracasan ante el titánico reto de parar al diablo de las antípodas, que no precisa de bloqueo alguno para ridiculizar al defensor de turno.

La ilusión está de vuelta en Cleveland. Larga vida al nuevo Rey.


La baja de Varejao, contratiempo fatal. Fuente: basket4us.com

Expediente Bucks

Analizar el galimatías que son los Milwaukee Bucks actuales supone una misión altamente compleja. Todo equipo que funciona tiene un libro de estilo, una estructura de juego a la cual se aferra para competir en una liga hiper-profesionalizada como la NBA. Las escuadras sin patrón definido (ahí está el ejemplo de los Wizards en los últimos años) están destinadas a acumular derrotas a mansalva desde las primeras fechas de la competición, para encontrarse sin objetivos por los que luchar ya en el segundo mes, más allá que la manida coartada del desarrollo del talento joven.

Volviendo al caso de Milwaukee, la temporada de los de Wisconsin es ciertamente difícil de explicar. El equipo ocupa a día de hoy la octava posición de la conferencia este, cómodamente instalado en puestos de playoffs (con los Sixers a 4 partidos). Sus victorias no siguen ningún patrón objetivo: igual ganan en casa (10 victorias - 9 derrotas) que fuera (9 victorias- 9 derrotas), igual derrotan a los gallitos (récord de 3-1 ante Boston) que caen ante equipos perdedores (0-2 frente a los Pistons). La estructura del roster, con Jennings y Ellis manejando los hilos, es causa y efecto de la naturaleza inestable y anárquica del equipo, la misma que acabó desesperando a Scott Skiles. El coach, base aseado y cumplidor en sus tiempos de jugador, aspiraba a construir y mantener una escuadra sólida, pétrea y fiable, organizada desde la defensa. Lidiar con Jennings resultaba aceptable, la llegada de Monta lo cambió todo...

El aceptable rendimiento defensivo, herencia directa de Skiles, se mantiene como el único aspecto mínimamente regular de los Bucks. Son esos 97.5 puntos encajados de media los que les mantienen en registros positivos, dada la escasa fiabilidad de su ataque. La intimidación de un colosal Sanders (3.23 tapones por partido, liderando la liga) y de Dalembert (1.26 gorros en 16 minutos de juego), más las manos rápidas del backcourt titular (3.68 robos de balón entre ambos), ayudan a mantener el tipo atrás. 


Sanders, amenaza bajo el aro de los Bucks. Fuente: Gettyimages

En ataque, Milwaukee vive y muere por su pareja exterior. Ni Brandon Jennings ni Monta Ellis son organizadores al uso, de hecho hablamos de una tipología de jugador muy similar: individuos talentosos, con recursos para anotar (pero con una discutible selección de tiro) y calidad para asistir (pero siempre con el pase como última opción). El resultado es una estructura ofensiva en la existen un alto grado de probabilidades de que el tipo que sube la bola acabe jugándosela, sin mirar si quiera al juego interior. 

Esta forma de funcionar tiene consecuencias varias, fundamentalmente dos. La primera es la situación de Ilyasova, posiblemente el único jugador interior de alto nivel del roster. El turco ha pasado de una campaña 2011/2012 muy prometedora (13 puntos y 8.8 rebotes en menos de 28 minutos de juego) a bajar drásticamente su producción, al ver desplomarse su rol en los sistemas ofensivos, además de no contar con un playmaker que le busque en sus zonas de tiro más efectivas. La segunda explica el que no exista un patrón objetivo que nos dé pistas para estudiar las victorias de Milwaukee: el equipo depende casi en exclusiva del grado de inspiración de Jennings y/o Ellis (normalmente de uno de los dos, ya que el que uno acapare lanzamientos limita mucho el juego de su socio). Si uno de los cañoneros está inspirado, el equipo tendrá bastantes opciones de ganar. Si no lo está ( y hablamos de jugadores irregulares por naturaleza), la producción en fase ofensiva se desplomará.


Ellis & Jennings, dos diablos en un mismo back court. Fuente: bleacherreport.net

Tras la marcha de Skiles, le toca a Jim Boylan tratar de organizar el juego en ataque de los ciervos. La otra solución es la que ya ha tomado en los primeros partidos: abandonarse a los brazos de Monta y Brandon. Y que sea lo que su inspiración quiera...


Los Verdes están de vuelta

The Celtics are back. Tras una pésima racha, que parecía acentuar sus debilidades (las clásicas de un equipo veterano: incapacidad de mantener ritmos altos y constantes, tanto en fase ofensiva como en fase defensiva), Boston ha ganado sus 6 últimos partidos, consolidando de nuevo un récord positivo de 20 victorias por 17 derrotas.

Lógicamente la vuelta a escena de Rondo es el factor clave para entender la resurrección celta. Es fácil detectar la importancia capital de Rajon en el juego de los de Doc Rivers, simplemente hay que acudir a las estadísticas: el point guard de Louisville es el mejor pasador, el tercer máximo anotador y el cuarto reboteador del roster celta. Además, lidera también a la tropa en robos de balón. Exhibiciones como la del pasado lunes ante Charlotte (triple doble y dominio insultante del partido) refuerzan los datos anteriores: Rondo es el activador del ataque de los Celtics, y su gestión ejerce un efecto revitalizante en veteranos como Pierce, Garnett o Terry. Como si de una crema milagrosa se tratase.

El gran momento del rookie Jarred Sullinger es otra las de las grandes noticias de los últimos tiempos en Boston. Los 3 últimos partidos del novato se cifran en 11.3 puntos, 10.6 rebotes, y un espíritu de lucha muy del agrado de la parroquia del Garden. Dicho sobre esfuerzo maquilla carencias como su escasa contundencia física para jugar en la posición de 4, y sus limitados recursos técnicos para desempeñar el rol de 3.

Con la vuelta a la acción de Avery Bradley y el buen hacer de Jeff Green desde el banquillo, el trío protagonista de los Celtics debería tener el soporte necesario para mejorar la producción en ataque (escasos 95.5 puntos), y asegurar así su plaza para los playoffs. Y, una vez allí, sudores fríos recorrerán la frente de los entrenadores rivales, conocedores todos ellos de una verdad absoluta en la historia reciente de la NBA: más allá del mes de Abril, un monstruo insaciable acecha en el lado este del país, coleccionando actuaciones sobrehumanas como quien se levanta de la cama cada mañana. Las eliminatorias por el título son territorio Rondo...


La privilegiada cabeza de Rondo para leer el juego, principal esperanza Celta. Fuente: bleacherreport.net

Toros supervivientes

La espera se hace interminable. Aún no hay fecha fija para el publicitado retorno de Derrick Rose, pero el encomiable esfuerzo grupal del resto de los toros parece posibilitar el objetivo principal de la franquicia: que, a su vuelta, la superestrella encuentre al equipo en playoffs. Suponiendo que vuelva a jugar esta temporada...

La clave del récord no es otra que su extraordinaria defensa. El gurú Tom Thibodeau lo ha vuelto a hacer: el equipo viene encajando en los primeros 32 partidos del curso una media de 91.5 puntos por noche, dato fundamental para entender las 19 victorias logradas. Chicago sufre en ataque sin su mejor jugador, pero el trabajo atrás les permite seguir siendo competitivos.

En fase ofensiva, escasa producción (93.3 puntos) pero muy repartida. 5 jugadores superando los 10 puntos de promedio (Deng-17.4, Boozer-15.2, Noah-12.7, Hamilton-12.3 y Robinson-11), más otro rondándolos (Marco Belinelli-9.8). Y, liderando el cotarro, sus dos jugadores interiores.

Era de suponer que un tipo con el carácter de Joakim Noah daría un paso adelante. El pívot es el líder espiritual de estos Bulls, y está completando una enorme campaña (los mencionados 12.7 puntos, más 10.4 rebotes, 4.4 asistencias y 2.10 tapones por partido). Sus limitaciones en ataque siguen ahí, pero Noah (que en Febrero cumplirá 28 años) no se rinde ante nada ni ante nadie, y arrastra al resto de la tropa.

El corazón de Noah empuja a los toros. Fuente: vavel.com

El segundo pilar interior del equipo comenzaba la temporada mucho más discutido. Todas las miradas apuntaban a Carlos Boozer, lastrado por su cuantioso contrato y su falta de carácter. Pese a ese aspecto de tipo rudo, el juego de C-Booz siempre ha pivotado en torno a su talento en ataque. Nunca (ni en sus mejores años en Utah) fue un factor en defensa. En 30 minutos de juego, Carlos viene asegurando 15.2 puntos y 9.6 rebotes, amenazando de nuevo con su lanzamiento de 5-6 metros. 

C-Booz, talento al poste. Fuente: usatoday.com

El trabajo de ambos, más la solidez de Deng, los puntos de RIP y el buen rendimiento del banquillo (con Nate, Marco y Taj Gibson destacando) explican el que los Toros marchen en 4ª posición de la conferencia este sin su referencia. Trabajo colectivo para salir adelante: estajanovismo puro.


Bendita locura

Un equipo sin megaestrellas destaca una vez más, en una competición hecha por y para los divos. Los Denver Nuggets, esa bendita locura de autor firmada por George Karl, se han recompuesto de un irregular inicio (lastrados por su flojo rendimiento fuera de casa) y exhiben un interesante récord de 18 victorias por 15 derrotas (10-1 en el bastión del Pepsi Center), en puestos de playoffs. La victoria de ayer ante los Clippers (acabando con la racha de 17 victorias consecutivas de Paul, Griffin y cía) nos dejó fogonazos de ese llamativo juego coral que los de Colorado vienen varias campañas desempeñando, con el ataque por bandera.


Lawson & Dre, playmakers de nivel para George Karl. Fuente: nba.com

La capacidad del alquimista Karl ha logrado sacar el mejor resultado de jugadores como Brewer o McGee. El gigante (ex de los Wizards) parece al fin centrado en sacar el mayor rédito posible a sus tremendas cualidades físicas, y está cumpliendo con el papel que el coach le ha otorgado en estos Nuggets: 19 minutos a tope, saliendo desde el banquillo. Intensidad máxima en cancha, sin preocuparse por el cansancio o por cargarse de faltas. 

Bajo estas sencillas premisas, McGee ha entrado en el debate de cara al premio a mejor sexto hombre del año. En esos 19 minutos por noche, el interminable pívot firma 10.7 puntos (extraordinario 58% de acierto), 5.2 rebotes y 2 tapones. Su irreal envergadura le erige en pesadilla para los osados rivales que se atreven a irrumpir en la zona del equipo de Colorado. Y su dinamismo le posibilita protagonizar jugadas como la de la noche de ayer, en la que se permitió dominar el balón a la carrera para asistir a Lawson con un extraordinario pase picado que el mismísimo Steve Nash hubiera firmado. El gólem alimenta al playmaker. El mundo patas arriba.


El poderío de McGee, clave en Denver. Fuente: basket4us.com

Un quinteto dinámico, con versatilidad (Iguodala, Gallinari), un buen base (Lawson) y una bestia en la zona (el sophomore Faried, 12.2 puntos y 10.2 rebotes por partido). Un banquillo diferencial, con los mencionados Brewer y McGee más Jordan Hamilton y un André Miller que continúa impartiendo cátedra a sus 36 primaveras.

Los Nuggets se mantienen en la pelea, sin superestrellas y con el juego de equipo como bandera. 

Iggy y Gallo, talento en las alas. Fuente: espn.go.com


Anotador impenitente

Hace escasas fechas, en plena vorágine perdedora de los Lakers, desde muchos foros se señalaba a Bryant como un problema, esgrimiendo el dato del pernicioso efecto de sus explosiones anotadoras sobre el equipo. Cuando Kobe se iba a más de 30 puntos anotados el equipo perdía, ese era el argumento (apoyado por las estadísticas). Factores como la baja de los pointguards titulares, los cambios en el banquillo o el bajo rendimiento de la pareja interior (llamada a erigirse en diferencial), se igualaban en importancia a la decisión de acaparar juego por parte del capitán de los angelinos. 

Kobe y Melo, líderes en anotación de la liga. Fuente: liderendeportes.com

La realidad, en opinión del que escribe, es que Kobe (al contrario que los dos gólems estelares) nunca se ha escondido, y su ilimitada ansia ganadora le ha llevado una y otra vez a intentar ser agresivo, para sacar a su equipo del atolladero constante en el que se halla sumido desde que arrancara la temporada. Él mismo lo ha declarado sin ambages: ante todo, Bryant es un anotador, un genio provisto de un talento especial para embocar la bola en el aro rival. 

Los Lakers han logrado por fin esa dinámica ganadora de 5 victorias consecutivas (rota la pasada madrugada en Colorado), las 3 últimas ya con Nash de vuelta. Y en todos esos triunfos podemos encontrar un factor que se repite, el mismo al que se apuntó previamente como lacra: los 30 puntos o más anotados por Kobe. De hecho, son ya 10 partidos consecutivos del genio de Philadelphia alcanzando esos guarismos, logro nunca antes alcanzado por un jugador de 34 años de edad.

30.2 puntos (líder de la NBA), 5.3 rebotes, 4.9 asistencias, 1.4 robos de balón, 48% en tiros de 2 y 38% en tiros de 3. En su decimoséptima temporada como profesional, Bryant se mantiene en la élite de la liga, liderando a sus gripados Lakers en busca del deseado (y casi exigido) anillo. No está nada mal para un tipo de 34 primaveras...

Kobe, tormento navideño de los Knicks. Fuente: nbclosangeles.com


Rodillo volador

Crawford, cañonero desde el banco. Fuente: sportige.com

14 victorias consecutivas (récord de la franquicia), 10 de ellas por diferencias superiores a 12 puntos. Líderes de la NBA con un balance de 22 triunfos por 6 derrotas. Los Clippers despachan rivales con inusitada facilidad, en busca del mejor registro posible de cara a unos duros playoffs en el oeste. 

Dos equipos parecían partir como únicos favoritos en el Wild West de cara al nuevo curso: los finalistas Thunder y los fastuosos Lakers de Bryant, Howard, Nash y Gasol eran señalados con unanimidad para citarse por un sitio en las Finales. A la sombra de ambos súper-equipos, los Clippers confeccionaban poco a poco un plantillón brutal, reforzando sobremanera el potencial de su banquillo.

Y esa segunda unidad está siendo el factor más llamativo de una tropa que arrolla a sus rivales de tal manera que los pilares del equipo vienen evitando la sobrecarga de minutos. Más allá del enorme Chris Paul (16 puntos, 9.5 asistencias y 2.7 robos de balón, en 33 minutos de juego), que impone el ritmo más conveniente para la escuadra mientras envía telegramas voladores a Griffin (18.1 puntos y 8.8 rebotes en 32 minutos por noche) y Jordan (9.1 puntos, 7 rebotes, 1.6 tapones), 3 tipos empiezan los partidos sentados al lado del coach Del Negro, para erigirse en determinantes según va avanzando cada partido.

El caso de Jamal Crawford no sorprende a nadie. Asentado desde hace tiempo entre la élite de los sextos hombres de la liga (premio al mejor en 2010), el "hermano pobre" de L.A ha firmado en el nativo de Seattle un diablo anotador, un microondas infalible que viene asegurando 16.5 puntos y 1 robo de balón desde la segunda unidad. Pero es que al festival diario de Jamal se unen un Matt Barnes en plena revancha tras su irregular rendimiento en el otro equipo de la ciudad (10.6 puntos, 5.2 rebotes y 1.3 robos de balón en cerca de 26 minutos por noche) y un Eric Bledsoe que está jugando el mejor baloncesto de su incipiente trayectoria (9.1 puntos y 1.5 robos de balón en 18.4 minutos). 

Con la duda de si Lamar Odom volverá al nivel pre-traspaso a Dallas, los Clippers disputan a otro equipo californiano (los Warriors de Jack y Landry) el título honorífico de mejor banquillo de la liga, mientras acampan en las alturas de la competición. Puntos, defensa y rebotes para una segunda unidad de oro...

Eric Bledsoe, músculo para los Clippers. Fuente: basket4us.com

Invasores sin piedad

Los Golden State Warriors son ya una de las grandes sensaciones de la nueva temporada NBA y, ante el asombro de propios y extraños, se codean con la élite del oeste, pese a haber disputado 15 de sus 24 partidos fuera de Oackland. 

Un arranque de campaña con tal cantidad de choques en la carretera sería el terror de cualquier equipo: la posibilidad de dejarse llevar y acumular derrotas ante los desplazamientos, el cansancio, y la fortaleza de muchas escuadras desde su condición de local, es muy alta. Y ello podría echar a perder ya en los primeros meses toda una temporada, ante la dificultad extrema que supone recuperarse de un mal inicio en la ultra-competitiva NBA.

Los Guerreros de Oackland se han rebelado ante ese incierto destino que muchos les augurábamos, y vienen confirmándose como unos letales invasores, tomando al asalto las guaridas de diversos equipos de la liga. Miami, Atlanta, Dallas, Brooklyn, Los Ángeles o Indiana figuran entre las ilustres fortalezas profanadas por los chicos de Mark Jackson, consolidando un 10-5 on the road a partir de 3 pilares fundamentales.

El sophomore Klay Thompson viene confirmando ese talento ofensivo que ya mostró en su temporada rookie, y continúa ametrallando rivales desde la línea de 3 puntos (amén de ampliar día a día su llamativo arsenal de ataque). Y, compartiendo backcourt con él, encontramos al tipo llamado a liderar este equipo desde que llegara a la liga en el draft de 2009.

Parece que las lesiones están respetando a Stephen Curry, y esa es la mejor noticia posible para los Warriors. El talentoso point-guard no se ha perdido ni un duelo hasta el momento, para jugar el mejor baloncesto de su carrera (19.7 puntos, 6.5 asistencias y 1.7 robos de balón por noche). Tirador letal (continuando el legado de su padre) y base creativo e ingenioso, la salud del mito de la Universidad de Davidson es un regalo para todos los buenos aficionados al baloncesto. Toquemos madera.

Steph Curry, rostro de los sorprendentes Warriors. Fuente: thebiglead.com

La tercera pata es un viejo conocido de los fans Knickerbockers, sólido jugador, ya en su octava campaña como profesional. David Lee se ha erigido en un doble-doble andante desde que se hiciera con el estatus de titular en la Gran Manzana, durante la temporada 2008/2009. Pero en su currículum llama la atención un enorme vacío, entre los extraordinarios porcentajes de acierto en los tiros y la fiabilidad reboteadora: el bueno de Lee nunca ha disputado un partido de playoffs. Ya es hora de inaugurar ese apéndice, más allá del mes de Abril...

Lee encara el reto de tomar parte en la Guerra del Anillo. Fuente: thebiglead.com

Añadamos al cóctel la aportación del sólido rookie Harrison Barnes y el enorme trabajo de Carl Landry y Jarret Jack desde el banquillo (a día de hoy sólidos candidatos al premio de Mejor Sexto Hombre ambos), y hallaremos explicación a ese fantástico record de 16 victorias y 8 derrotas que exhibe la tropa de Jackson. Y todo ello sin Andrew Bogut, que no logra abandonar su infernal espiral de lesiones. 

Será mejor no dejarse llevar por la generosidad y amabilidad, tan características de estas fechas, cuando los Golden State Warriors llamen a nuestra puerta. Cualquier flaqueza resultará fatal.

Jack & Landry, amenazas desde el banquillo. Fuente: csnbayarena.com

Pánico en Hollywood

Van cayendo hojas del calendario, los partidos se suceden, y las cosas no cambian en la Avda Figueroa: los poderosos Lakers, construidos para desafiar a Heat y Thunder en la Guerra del Anillo, siguen gripados.

La llegada de Mike D´Antoni no ha producido cambios positivos en la dinámica depresiva del equipo. La implantación de su irrenunciable Run & Gun está resultando extremadamente compleja, algo nada sorprendente si analizamos la llamativa plantilla de los Lakers. 

D´Antoni y su librillo, ante el "reto" de aprovechar a Howard... Fuente: espn.go.com

Con dos monstruos en la zona como Gasol y Howard, la lógica arroja que los angelinos deben tomar el ataque posicional como base de su ofensiva, sin renunciar a correr, pero nunca con la velocidad como primera, segunda y tercera opción. Mucho balón al poste para los gólems, tiradores abiertos, y libertad creativa para Kobe: todos ellos elementos compatibles y que darían mucha riqueza al juego de la tropa.

Gasol y Howard pueden y deben transitar por la pintura, sin que ello tenga que suponer el que se estorben en demasía. Se ha demostrado que alejar a Pau de la zona (más tiempo aún que en los sistemas de Brown) es desperdiciar el potencial del de Sant Boi y, con ambos cargando el corazón de la defensa rival, los porcentajes de tiradores como Meeks aumentarían de inmediato.

Además están los problemas que el sistema (tan exitoso en aquellos Phoenix Suns de Nash y Stoudemire, escuadra con una morfología radicalmente distinta a la de estos Lakers) está causando al equipo en fase defensiva. El roster angelino es veterano, y está acostumbrado (en su mayor parte) a jugar esos ataques posicionales de los que hablábamos anteriormente. Resultado: chorreo brutal de pérdidas de balón (derivado del cansancio, e inherente al hecho de imprimir velocidad a las posesiones) y puntos fáciles para el rival de turno. Los Lakers se desangran, y se acercan día a día a los 100 puntos encajados de promedio, con más de 16 pérdidas de balón por noche.

Pese a la aparente tranquilidad de D´Antoni (que parece esperar inmóvil a la vuelta del mago Nash, para que su varita mágica arregle todo el desaguisado), la situación comienza a ser dramática: el récord actual (9-13) no aleja a los californianos demasiado de los puestos de playoffs (la distancia con respecto a los octavos Nuggets es de 2 victorias), pero los iguala o cerca al desempeño de equipos como Portland, Sacramento o Phoenix... Surrealismo puro. Las cosas mejorarán con un point guard de nivel dirigiendo el cotarro, pero los problemas son de mayor calado, y el reloj no se detiene.

La brutal asintonía sistema-plantilla es un enorme menhir sobre la espalda de estos Lakers, un agobiante lastre que impide que el pay-roll más grande de la liga se comporte como tal. Y la presión, que parece haber devorado a Pau Gasol, sigue creciendo, focalizada en la figura de Steve Nash. Pánico en Hollywood, ante la pesadilla de que estos Lakers resulten ser como el decorado de una de sus grandes producciones: una hermosa carcasa vacía, de cartón piedra...

A sus 34 años, y tras 17 en la élite, a Kobe le toca correr... Fuente: espn.go.com


O.K Corral: versión Gotham

Las balas silban en la Gran Manzana. Los nuevos Knicks son la gran historia de la temporada, y su nuevo estilo de juego combina resultados, orgullo de sus aficionados y admiración de los rivales. La defensa coral implantada por Mike Woodson  es una de las grandes fortalezas del equipo, pero lo verdaderamente impactante está siendo su ataque, rediseñado ante la baja de Stoudemire. 

El retorno de Ray, clave del fastuoso arranque de los Knicks. Fuente: bleacherreport.com

Los Bockers saltan noche tras noche a la cancha con 3 pistoleros en el quinteto y otros 2 saliendo desde el banquillo. Forajidos apostados en todos los sectores de la pista, aguardando ese momento que la gran circulación de balón les regalará. Y la piedad no forma parte de su ideario, como bien saben ya equipos punteros de la conferencia como los Miami Heat.

Se las prometían felices Lebron, Wade, Bosh y cía. Invictos en su guarida del American Airlines, los de florida recibían a unos Knicks sin Carmelo Anthony, y The King se relamía en su trono, clamando venganza por la humillante derrota encajada a inicios de la temporada ante los neoyorquinos. 

Visita al feudo del vigente campeón (además de enconado rival desde finales de S-XX), con el líder vestido de calle en la banda y la afición y jugadores rivales extra-motivados. Enorme reto para los tiradores de Gotham y para el hijo pródigo que los acaudillaba, el tipo que ha vuelto a la gran manzana para ocupar el lugar del efervescente Jeremy Lin, efímero mesías del Madison el pasado curso.

Tras un primer cuarto aguantando las acometidas del juggernaut de Akron, Raymond Felton tocaría arrebato, y los cañoneros visitantes presentarían armas. El Big Three de South Beach no encontraría cobertura posible ante el brutal tiroteo desencadenado por los Knickerbockers: 18 triples en 44 intentos (6 de Felton, 4 de Novak, 3 de Kidd y J.R Smith, 1 de White y Prigioni). Fluida circulación de balón, perfecta utilización del extra-pass y ausencia de piedad: la perdición para Spoelstra y sus Heat.

112-92, el implacable resultado final. 27 puntos, 7 asistencias y 2 robos de balón, los números del mejor jugador de la noche, un Felton que mostró a Mario Chalmers lo que es ser un pointguard de la élite. El playmaker de los Heat se situaba antes de comenzar la regular season entre los 10 mejores bases de la competición... Habrá que preguntarle si en esa lista entraba el ex-jugador de Portland, y qué posición ocuparía en su ranking particular.

Los forajidos celebran el asalto al bastión de florida. Fuente: espn.go.com


Tempus Fugit

Garnett, Rondo y Pierce, el alma de los Orgullosos Verdes. Fuente: deportada.es

El tiempo, ese factor inmisericorde, el igualador supremo: todos los seres humanos, con independencia de condiciones y estratos, nos hallamos a su merced. Incluso los Orgullosos Verdes, el equipo con más coraje de la conferencia este durante el último lustro, se muestran impotentes ante el poder del tiempo.

Los Celtics parecían haber conjurado un extraño hechizo, tal vez un antiguo encantamiento celta, que les protegía del desgaste inherente a la veteranía extrema de su roster. Tras aquel anillo del 2008, Garnett, Pierce y Allen (ahora en los archienemigos Heat) seguían viendo las primaveras pasar, pero el equipo se mantenía competitivo, con una viaje hasta las Finales en 2010, otro a las finales del este el pasado curso, y 2 semifinales en los años 2009 y 2011. 

La confirmación de Rondo como uno de los mejores playmakers de la liga ha sido un factor determinante en este exitoso periplo, pero el efecto del conjuro parece empezar a disiparse, y estos Celtics 2012/2013 se están mostrando como un equipo más vulnerable que nunca (sobre todo con Rondo inhabilitado por suspensión). El récord actual de 9 victorias y 8 derrotas les coloca en el último puesto de los playoffs en la conferencia, con Indiana y los Bobcats al acecho. 

La baja de Allen se ha cubierto con la llegada de Jason Terry, un superclase también veterano (35 años). Pierce mantiene un buen nivel (19.2 puntos, 5.7 rebotes), pero su porcentaje de acierto en los tiros está cerca de los niveles más bajos de su carrera. Y Kevin Garnett está jugando menos tiempo que nunca (28.9 minutos por noche), para mantener su agresividad y limitar el agotamiento.

El chaval Sullinger (apadrinado por The Big Ticket) progresa adecuadamente, pero evidentemente está demasiado verde para asumir galones. Así que deberá ser Rondo el que, junto a los 3 veteranos, reconduzca el camino de la tropa para lograr un récord que les facilite el camino en las series por el título, misión muy compleja con los fortalecidos Knicks y los nuevos Nets en su misma división.

Los Celtics seguirán batallando contra el tiempo, tratando de postergar aún más el inevitable desenlace, amparados en su legendario orgullo de campeones.

The Jet ya vuelta en Massachusetts. Fuente: zimbio.com


Informe Rookie

Con un mes de curso consumido, llega el momento de dar un repaso a los nuevos de la clase, los novatos más sólidos e impactantes de la promoción 2012/2013. A continuación los que más han llamado la atención:

- Damian Lillard: el point guard de los Blazers se ha ganado a pulso la pole position en la carrera por el premio al mejor rookie del año. Espectaculares sus primeros 15 partidos: 19.1 puntos, 3.1 rebotes, 6.1 asistencias y 1.4 robos como promedios. Letal desde la línea de 3 puntos (38 anotados, con un 40.9% de acierto). La gran esperanza de la deprimida franquicia de Oregón.

- Anthony Davis: las lesiones nos han privado del chaval de la ceja. Pese a todo, en los 6 partidos que ha podido disputar está sorprendiendo con un juego ofensivo mucho más pulido de lo que cabía esperar (16 puntos por noche, cerca del 50% en tiros), junto a sus conocidas habilidades defensivas (8.3 rebotes, 2.2 tapones). Promedia 3.3 capturas en el aro rival, muestra de su hambre reboteadora. 

Davis, el jefe del avispero. Fuente: bleacherreport.com

- Michael Kidd-Gilchrist: el chico de los Bobcats viene confirmando que será un gran jugador de equipo entre los profesionales. Multiusos en la pista (11 puntos, 6.4 rebotes, 1.2 robos, 1.4 tapones), clave en el gran inicio de los de Charlotte. Abusa de su físico, el próximo paso debe ser trabajar su juego de ataque.

- Harrison Barnes: a destacar la solidez del alero de los Warriors. De gran ayuda en el rebote (5 capturas por noche) y aportando en ataque (10.7 puntos). Su brutal mate sobre Pekovic está ya entre las jugadas más impactantes de la temporada. 

Harrison Barnes ya tiene su póster... Fuente: espn.go.com

- Kyle Singler: la gran sorpresa, para lo que no le conocieran. Singler ha ganado importancia día a día en la rotación de los Pistons, hasta colarse en el quinteto titular. Sus 9.9 puntos y 3.3 rebotes van en aumento (14.6 puntos, 5.6 rebotes y 1.3 robos en los últimos 3 duelos, 60% en triples), y su gran selección de tiro es una muestra más de su inteligencia y comprensión del juego. 

- Jonas Valanciunas: titular desde su llegada, el gigante lituano está dejando su impronta en los penosos Raptors. 9.3 puntos, 5.8 rebotes y 1.2 tapones, su tarjeta de presentación, con noches para el recuerdo como la de la derrota ante los Spurs (22 puntos y 3 tapones ante Tim Duncan). 

El rookie lituano, dando la cara ante la leyenda Duncan. Fuente: projectspurs.com

- Dion Waiters: muchos minutos en los Cavs, para acreditar su fama de cañonero (15 puntos por partido). Necesita mejorar sus porcentajes y aprender a soltar el balón para dejar a sus compañeros en situaciones favorables (es perfectamente capaz de ello, como muestran las 7 asistencias repartidas ante Phoenix). En cuanto mejore esa lectura del juego formará un dúo tremendo con Irving.

Bradley Beal y Alexey Shved quedan a las puertas de la lista, lastrados por su irregularidad y una muy mejorable selección de tiro.


Gigante dormido

Con 14 partidos disputados y un record del 50%, los Lakers entran en el mes de Diciembre muy lejos de las expectativas creadas. Cierto es que existen 3 condicionantes claros que explican el flojo inicio de los de amarillo y púrpura, cada cual más importante que el anterior.

En primer lugar está la necesidad de acoplar los importantes nuevos fichajes al resto del grupo. Howard, Nash, Jamison... todos deben optimizar su funcionamiento y encontrar la sintonía con los compañeros. Cambiar el armazón de un equipo lleva su tiempo.

En segundo lugar están las lesiones que han asolado la posición de point-guard, clave en cualquier gran escuadra que se precie de serlo. Con Nash y Blake fuera de circulación, el sophomore Darius Morris está capeando el temporal dignamente, pero el equipo necesita al mago canadiense al timón con urgencia, para que la tropa comience a bailar al son del veterano playmaker. 

La vuelta de Nash, prioridad para echar a volar... Fuente: nba.com

Y además los Lakers tienen nuevo entrenador desde hace escasas fechas, con ideas diametralmente opuestas a su predecesor por si fuera poco. D´Antoni quiere correr, y mantener su querencia por la fase ofensiva del juego sobre todas las cosas. Para que sus ideas se plasmen en la cancha vuelve a ser prioritaria la vuelta de Nash, además de corregir los numerosos problemas que el famoso Run&Gun puede originar en un roster como el angelino.

Pivots grandes y veteranía: dos conceptos que no casan a priori con esos ataques a menos de 10 segundos. El entrenador italo-americano debe encontrar la manera de explotar en sus sistemas a la poderosa pareja de gólems que el equipo presenta en la zona, sin parangón en el resto de la competición. Pau está perdido, tirando desde posiciones demasiado alejadas al aro (debe del coach) y sin intensidad ni confianza en su juego (debe propio). Howard ha pegado un bajón considerable en los últimos partidos, y está muy lejos de ese monstruo dominador en las 2 zonas en que debe erigirse.

Con Kobe tirando del carro (con los mejores porcentajes de acierto de su carrera, aunque perdiendo más balones de los debidos), Metta a un gran nivel (ojo a sus números desde el triple) y Jamison encontrando su ritmo (tras sus 2 últimos partidos, el rol de Antwan irá en aumento), la vuelta de Nash y el aprovechamiento del potente juego interior son los elementos críticos que deberá solucionar D´Antoni cuanto antes, en busca de un record para no sufrir sin necesidad en los playoffs.

Los Lakers necesitan saber a qué juegan, para dejar de ser un gigante dormido y comenzar a aterrorizar al resto de la liga.

Pau & Dwigth: gigantes frustrados. Fuente: marca.com


Informe Lin

La llegada de Lin a los Houston Rockets fue una de las grandes historias del verano de mercadeo, superada con claridad solo por las rimbombantes operaciones de los Lakers. La franquicia tejana entregaba su futuro al base de origen taiwanés primero, para redoblar sus ilusiones más tarde con la llegada de James Harden. El back- court formado por ambos prometía emociones fuertes, tanto para el equipo como para el resto de la liga.


Lin vs Conley. Fuente: lavoxtx.com

Transcurridos ya 13 partidos de competición se puede aseverar que el rendimiento de Jeremy está resultando ciertamente decepcionante, al menos según las desmesuradas expectativas iniciales. Con el base californiano hay que tener la paciencia necesaria para apartar a un lado todo el hype y tratar de observar al jugador con objetividad: pese a sus 24 años, Lin no es más que un rookie que sigue dando sus primeros pasos en la mejor liga de baloncesto del planeta. Antes de comenzar el nuevo curso su bagage se limitaba a 64 partidos disputados, 29 de ellos sin mucha trascendencia en los Warriors.

Además de su falta de experiencia, el gran problema para Lin ha sido, por sorprendente que pueda parecer, la llegada de Harden. Jeremy es un manejador de bola, un tipo que necesita amasar la pelota naranja para crear opciones para si mismo y para sus compañeros. Sus grandes partidos con los Knicks coincidieron con las bajas de Melo y STAT, lo cual le dejó vía libre para hacer y deshacer a su antojo en un quinteto parecido a un solar. 

Con el Hombre de la Barba a su lado, Lin no puede abusar del balón para penetrar y finalizar o doblar a sus compañeros. Y aquí llegan los problemas para el point guard, quedando al descubierto su debilidad en el tiro (34.8% global, 24.3% en triples) y a la hora de dirigir el juego en estático. Defensivamente, pese a mantener buenos números de robos de balón (1.8 por noche) y ayudar mucho en el rebote defensivo, se impone la necesidad de trabajar la movilidad lateral, para poner las cosas más difíciles a los playmakers rivales.


Jeremy & James, las 2 Jotas de los Rockets. Fuente: nba.com

Paciencia pues con el jugador, que deberá completar la transición y acostumbrarse a actuar bajo la sombra de Harden y del emergente sophomore Chandler Parsons. Sus réditos económicos son ya un hecho incuestionable (la presencia de aficionados asiáticos en el Toyota Center crece partido a partido), dejemos ahora que su juego madure.


La Linmania se traslada de New York a Houston. Fuente: enbasket.com

La arruga es bella

Detrás del gran inicio de los nuevos Knicks hay muchas caras. De algunas (Melo, J.R Smith...) ya hemos hablado con anterioridad, y de otras (como Raymond Felton, que está demostrando que su llegada por Jeremy Lin fue todo un acierto) lo haremos próximamente. Hoy nos ponemos frente al teclado para fijar el foco sobre dos veteranos, de importancia capital en el victorioso arranque de los Bockers. No en vano, estos Knicks 2012/2013 son el roster más viejuno de la historia de la NBA.

El caso de Jason Kidd no deja de asombrarnos día a día. Era de esperar que un mito como el base de 39 años (cumplirá los 40 el próximo mes de Marzo) se echara a dormir tras lograr el ansiado anillo en 2011 con los Dallas Mavericks. Pero ver jugar a Jason con los Knicks es disfrutar de la noción profesionalidad encarnada en jugador de baloncesto. Compartiendo back court titular con Felton, Kidd está marcando diferencias defensivamente hablando (2.1 robos por noche, haciendo gala de su proverbial olfato para anticiparse a los que ocurre en la pista), además de ayudar con 8.3 puntos (enorme 54% de acierto, incluyendo un 53% en triples) y aportando fluidez a la circulación del balón. Si los espectadores loamos desde nuestros sillones el que un tipo con todo hecho sea el primero en pegarse como una lapa a su par, qué no harán sus compañeros de taquilla: ejemplo inmejorable para los líderes del equipo y para los más jóvenes de la tropa (Shumpert tendrá en Kidd al mejor maestro del oficio de base a su vuelta).


Jason, profesor particular para Ray... Fuente: nytimes.com

Y con 38 primaveras, sentado al lado del coach Woodson, tenemos a otro ilustre veterano en los Knickerbockers, este con más mérito aún si cabe. Tras 2 años retirado de las canchas, la oferta de la franquicia neoyorquina sedujo a Rasheed Wallace, que se ha vuelto a calzar las zapas de baloncesto. Se esperaba que el ala-pívot, ex de Blazers y Pistons entre otros, tuviera que pagar el peaje normal en un tipo veterano que lleva además 2 temporadas parado. Pero, con la baja de STAT, Woodson ha ido aumentando gradualmente los minutos de Sheed en pista, y el crack de Philly ha dado una respuesta a la altura de su talento. 9.6 puntos, 7 rebotes y 1 tapón son los promedios de Wallace en los últimos 3 partidos, logrados en poco más de 17 minutos de juego. Inteligencia, tiros desde la bombilla para abrir las defensas, gran trabajo atrás... Otra de las razones del óptimo funcionamiento del equipo. 

El Jurassic Park de la gran manzana desafía a los Celtics en la lucha por el cetro de la división Atlántico, predicando sin temor la belleza de la arruga...


Sheed, calidad y venteranía para el juego interior de los Knicks. Fuente: bogstory.ap.org

Errático Williams



El mago en acción. Fuente: news.yahoo.com

No existe ninguna duda acerca del talento de Deron Williams, ni se pretende crear con esta entrada. Pero precisamente por ser la clase de jugador que es (un base llamado a marcar una época) hay que exigirle solucionar un problema que viene arrastrando justo desde su traspaso a los Nets, afincados por aquel entonces en New Jersey. Deshacer las maletas a la orilla del Hudson y afear su porcentaje de acierto en los tiros fue todo uno. Desde aquí nos disponemos a elucubrar acerca de las razones de este fenómeno.

Wiiliams es un point-guard que domina dos vertientes según las cuales se suele clasificar a los bases: es un gran director y también un buen anotador. Como primera pieza del ajustado engranaje de los Jazz de Jerry Sloan, D-Will llegó a registrar un 50.7% de acierto en sus lanzamientos durante el curso 2007/2008 (con promedios de 18.8 puntos y 10.5 asistencias por partido), y superó siempre el 45% (salvando su temporada rookie).

En la temporada 2010/2011, discrepancias con el legendario coach de Utah acabaron con el playmaker en los New Jersey Nets, y ya en esos primeros 12 partidos con su nuevo equipo el ratio de acierto se desplomó a un preocupante 34.9%. Adaptación a un nuevo entrenador, nuevos compañeros y a un nuevo rol, motivos todos perfectamente válidos para explicar tal caída, pero que se quedan en muy poco cuando analizamos la evolución de ese porcentaje durante la campaña pasada (40.7%) y el inicio de esta (41.4%).

Un nuevo enfoque al problema podría ser el ecosistema en el que Deron desarrollaba su juego en Utah, sobre todo su gran sociedad con Carlos Boozer. Bajo la apariencia rocosa del ala-pívot, ahora en Chicago, se esconde un jugador con mucha facilidad en ataque (y de escaso impacto defensivo), sobre todo en aquella etapa con los Jazz. Aquello descargaba de responsabilidad ofensiva a nuestro protagonista, y tal vez por ahí podamos explicar esa caída porcentual en su primera temporada y pico en los Nets. El crack tejano tuvo que erigirse en go-to-guy desde su aterrizaje en el nuevo destino, más aún con la baja por lesión de Brook Lopez. Y su selección de tiro se resintió drásticamente.

Como digo ese nuevo enfoque podría valernos para anteriores campañas, no tanto para la nueva y flamante andadura de la franquicia en Brooklyn. En cuanto la escuadra alcance el esperado grado de cohesión, los porcentajes de Williams deberían volver a sus niveles anteriores, con Johnson y Lopez a su lado para repartir cargas anotadoras. 

Fijaremos el foco sobre el icono del proyecto del Sr Prokhorov, para comprobar si ese alza acaba por materializarse o el problema resulta ser más complejo de lo que parece...


D-Will saluda al barrio de Brooklyn. Fuente: sportige.com



Fue bonito mientras duró.





Los felices años en Portland... Fuente: wherenbahappens.wordpress.com

La noticia saltaba este verano, para regocijo de todos los amantes de este santo deporte: Brandon Roy volvía a las canchas, para jugar en los nuevos y prometedores Minnesota Timberwolves de Kevin Love y Ricky Rubio. Los comentarios se sucedían, muchos de ellos claramente ajenos a la realidad, esa que marcan las maltrechas rodillas del crack nacido en Seattle. 

Aquel formidable jugador, 3 veces All Star, fantástico anotador, gran pasador y brutal finalizador de partidos, es parte de la historia de la NBA. Todos esperábamos encontrarnos con un Roy capaz de ayudar al equipo, destilando su clase en esencias de 20 minutos cada noche, pero la cruda realidad ha vuelto a llamar a la puerta de Brandon, tan inmisericorde como hace un par de años...

El innovador tratamiento, basado en la utilización de la propia sangre del paciente para reducir la inflamación de su rodilla, ha permitido a Roy jugar 5 partidos esta temporada (con promedios de 24.4 minutos, 5.8 puntos y 4.6 asistencias). Pero esas 5 citas han sido demasiado para las articulaciones del jugador, que ahora se ve obligado a volver a los quirófanos. 

La esperanza es lo último que se pierde, pero será difícil volver a ver a Brandon Roy en las pistas de la mejor competición de basket del planeta. Otro talento superlativo traicionado por su físico...


El último intento en Minnesota... Fuente: nba.com


Rodillo Neoyorquino.

Kidd y Felton, compartiendo el timón. Fuente: nba.com

Defensa agresiva, quinteto con movilidad y fluidez en la circulación del balón: los Knicks van como tiros, liderando su conferencia y empatados con Memphis como el mejor equipo de la competición. La ausencia de Stoudemire ha permitido a Woodson poner en liza un equipo atípico, con dos bases y Carmelo Anthony jugando de falso 4. Los resultados saltan a la vista: 7 victorias por una sola derrota, 100 puntos anotados y 90 encajados como promedios y partidazos de prestigio como la exhibición ante los Miami Heat. La capital del mundo vuelve a ilusionarse con su equipo.

La acumulación de veteranía en el vestuario ha cambiado la cara de estos Knickerbockers. Más allá de la ayuda en la pista (Kidd y Wallace están destacando en este aspecto), el hecho de tener en la taquilla de al lado a tipos con tanto bagaje a sus espaldas ha cambiado a dos de las grandes referencias del equipo. Comenzando por el líder de la tropa, un Carmelo Anthony que ha comenzado el curso con fuego en los ojos: a sus terribles habilidades ofensivas, Melo ha unido este año una fiereza y concentración atrás fuera de lo común. Ver al genio nacido en Brooklyn celebrar un robo de balón o un tapón enardece a la grada del Madison, y envalentona al resto de sus compañeros. La cosa excede el campo numérico: los intangibles del alero como líder parecen haberse multiplicado, y de ellos se sirve para marcar el camino de la victoria, mientras castiga a los power-forwards rivales con su velocidad e inagotable catálogo de recursos.

Junto a Melo en la vanguardia de los Bockers encontramos a un J.R Smith pletórico, promediando 16.3 puntos, 5.4 rebotes y 3 asistencias desde el banquillo (con los mejores porcentajes de su carrera, 48% de 2 y 60% de 3). Cuestionado acerca de su gran estado de forma, el cañonero no ha dudado en reconocer que las luces de la gran manzana le embrujaron en su primer año, y que paraba muy poco en el hogar. El nuevo Smith concentra sus energías en el baloncesto, con la consiguiente mejoría en sus resultados.

Añadamos al cóctel el buen momento de Felton y la intensidad de Chandler y Brewer y obtendremos una escuadra engrasada y dinámica, invicta en casa y muy peligrosa de visita. El marrón le llegará al coach con la vuelta de Amare a las canchas. Con STAT disponible, Woodson deberá tomar una compleja decisión: ¿mover a Anthony del puesto de 4, en el que tan bien está funcionando? ¿sacar del quinteto a uno de los 2 bases?. Cualquier cambio supondrá una agresión directa al mantra número 1 de cualquier entrenador profesional: lo que funciona no se debe tocar, bajo ningún concepto. 

Un equipo amenazado por la vuelta de todo un All Star, poderoso anotador que no ha logrado mezclar en año y medio con la otra super-estrella de la escuadra. Paradojas de la vida...

Melo y Smith, artilleros de los Knickerbockers. Fuente:nba.com



Kemba señala el camino

Los Bobcats han ganado ya más de la mitad de la totalidad de partidos en los que se impusieron la temporada pasada. El dato no quiere decir gran cosa (en la 2011/2012 los linces solo triunfaron en 7 ocasiones, vergonzoso balance que solo puede mejorarse), pero su récord actual de 4- 3 es digno de mención. El impacto del rookie Michael Kidd-Gilchrist (flamante nº2 del draft) ha sido el esperado (aportando en varias facetas, con 11.1 puntos, 6.9 rebotes, 1.14 robos y 1.71 tapones), con una destacada actuación en la victoria ante los Dallas Mavericks (25 puntos y 12 rebotes). Pero la clave del buen arranque del equipo están siendo sus jugadores exteriores, sobre todo sus dos bases: uno en plena reivindicación, el otro en plena confirmación.

A Ramón Sessions le tocó el premio gordo a mediados de la pasada campaña, cuando los Lakers le ficharon para llevar las riendas del equipo de púrpura y oro. Jugar junto a Kobe, Gasol y Bynum era un sueño hecho realidad para el point guard formado en la universidad de Nevada, que cumplió con las expectativas en los partidos de temporada regular. Pero aquellos Lakers, pese a su indudable talento, eran una escuadra aquejada de una enorme inestabilidad, con un entrenador en entredicho y un estilo de juego indefinido. Su vuelo no llegó más allá de la segunda ronda de los playoffs, y el trastazo de Ramon en postemporada (nunca había llegado tan lejos en su carrera) fue apoteósico. Oportunidad perdida y a hacer las maletas, rumbo a Charlotte.

Pese a las pésimas perspectivas iniciales, los Bobcats funcionan, y Sessions está jugando el mejor baloncesto de su carrera. Saliendo desde el banquillo, y compartiendo muchos minutos en pista con Walker, el jugador está promediando 16.3 puntos y 4.6 asistencias. Con solo 7 partidos jugados es pronto para lanzar las campanas al vuelo, pero el #7 de Charlotte parece haber recuperado el nivel exhibido en Milwaukee o Cleveland.

Y como playmaker titular encontramos al jugador con más talento del roster. Tras asombrar en la NCAA con Connecticut, la temporada de novato fue dura para Kemba, con muchas derrotas colectivas y bajos porcentajes de acierto en los tiros. Algunas voces críticas llegaron a señalar que el chaval de 1.85m no pasaría de buen jugador entre los profesionales, pero Walker se ha empeñado en cambiar las tornas... Desde ya. En los 7 primeros partidos del nuevo curso, el jugón del Bronx está asegurando 19 puntos, 3.7 rebotes, 5.1 asistencias y 2.9 robos de balón por partido. Mejor selección de lanzamientos, ingreso entre los carteristas de élite, y sin miedo en las posesiones decisivas. Aún queda pendiente una mejora en la dirección de juego, pero Kemba sigue dando pasos hacia el estrellato entre los guards, dejando un reguero de tobillos rotos por el camino con sus diabólicos crossovers.

Kemba Walker aportó 22 puntos | Foto: AFP

Walker & Kidd-Gilchrist, presente y futuro de los Bobcats. Fuente: espn.go.com

Los Linces ya hasta parecen un equipo, bajo el liderazgo de sus dos generales de campo. Jordan podrá apurar sus puros con mayor tranquilidad, mientras juega unos hoyos en los mejores campos de golf del país...



Peligro: Osos Grizzlies sueltos

Una manada de Osos hambrientos tiene aterrorizada a la NBA en este inicio de campaña. Los fieros ejemplares ya eran conocidos por el resto de las franquicias, tras 2 años dando guerra en regular season y playoffs. Pero esta temporada podrían ser aún más peligrosos.

Existían dudas acerca del estado en el que se encontraría Zach Randolph tras su lesión de la pasada temporada: todas ellas disipadas en los 7 partidos disputados ya por los de Memphis (con 6 victorias, incluida una última y prestigiosa ante los Oklahoma City Thunder). Z-Bo está promediando 16.2 puntos y 14.5 rebotes por noche, y su dúo con un gran Marc Gasol (14.2 puntos, 7.3 rebotes y 5.2 asistencias, de largo el mejor center pasador de la liga) domina las pinturas de manera incontestable. Con los dos gólems apoyados por un sólido juego exterior (Conley, Allen y Gay), que aporta ofensiva y defensivamente, EQUIPO es la definición perfecta de la tropa de Lionel Hollins. 

Un grupo trabajado y cohesionado, equilibrado en las 2 vertientes del juego. Inteligentes a la hora de hacer circular el balón (aquí Gay suele estar al margen) y con un banquillo que ayuda y mucho (ahí tenemos el buen inicio de Bayless, Ellington y Speights). El típico equipo al que nadie querría tener enfrente en una serie larga de playoffs.

Ocultos tras el brillo de Thunder, Lakers o Clippers, los osos aguardan agazapados, listos para dar ese zarpazo letal que llevan amagando 2 cursos. Bien harían los aventureros de la liga en evitar la guarida de Tennessee la próxima primavera: nunca es conveniente soliviantar a un Grizzly...


Z-Bo & Marc: devastación en las zonas... Fuente: espn.go.com



General fortalecido


El tipo no es el mejor relaciones públicas de la liga, y desde luego la modestia no es su principal virtud. Pero, a la hora de mover un equipo de baloncesto, existen pocos individuos mejor dotados en el planeta que Rajon Rondo. Y la primera persona consciente del talento único de su point guard (aparte del propio Rajon) es su jefe, el venerado coach de los Boston Celtics. Nada mejor en el entorno laboral que tener embrujado a tu superior.

Doc Rivers ejerció de base durante su trayectoria como jugador. Conoce el gremio, y sabe que el balón tiene que estar en manos de su #9, con libertad para saltarse los sistemas si su creatividad encuentra soluciones más allá de la pizarra. La decisión de Doc no resultó del agrado de Ray Allen, que demandó abiertamente un contacto con el balón mayor y fijo de antemano. El fino y veterano tirador, de 37 años, contra el superlativo base, de 26 primaveras. El resultado del duelo estaba decidido antes incluso de disputarse.

Ray abandonó el barco celta, rumbo a los archienemigos Heat. Rondo es presente y futuro de los Orgullosos Verdes, líder de facto por encima ya de los veteranos Garnett y Pierce. The Truth seguirá siendo el clutch-player del equipo, y KG su líder espiritual, pero Rajon es ya el general supremo de la tropa. Un diablo inasequible al desaliento, que rebaña rebotes, roba balones y ofrece clínics de pase cada noche a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Y, por si fuera poco, el angelito se ha propuesto depurar la principal debilidad de su juego...

El trabajo estival ha dado sus frutos, y Rondo está exhibiendo en este inicio de campaña un más que fiable lanzamiento en suspensión desde 5-6 metros. Los tiros libres y de 3 puntos siguen siendo áreas claras de mejora pero, dado el afán de nuestro protagonista, es de esperar una progresión cercana en el tiempo desde la línea personal.

Doble-doble andante, sin miedo a la hora de auto-proclamarse el mejor playmaker de la liga. Perfectamente comprensible tal grado de auto-confianza en un tipo que asegura 15.4 puntos, 5.1 rebotes, 12.9 asistencias y 2.3 robos de balón por partido. 

La gran amenaza para el reinado de los Heat en la conferencia este mide 1,85 metros, y porta el dorsal 9 de la legendaria zamarra céltica...

Rajon 

Rondo: la gran baza de los Celtics. Fuente: espn.go.com


Un esteta en Hollywood

La era Brown ha tocado a su fin. Tras una discreta temporada 2011/2012, culminada con una abultada derrota ante los Thunder en semifinales de conferencia, el pésimo inicio de los nuevos y brillantes Lakers ha acabado por sentenciar a Mike Brown. Pleno de derrotas en pretemporada, record de 1-4 para abrir el curso, equipo sin un patrón de juego ... La salida del ex-entrenador de los Cavs estaba cantada. Se puede discutir la prontitud de la decisión, pero la caducidad nuevo proyecto (con Nash, Kobe, Gasol y Jamison entrados en años) obligaba a una reacción inmediata.

Tras tantear a Phil Jackson (y retirarse ante sus desorbitadas exigencias, se filtró que no quería dirigir al equipo en los partidos con desplazamientos largos), Mike D´Antoni llega a la mítica franquicia californiana. Conviene analizar el fichaje del entrenador italo-americano con detenimiento, antes de abandonarse a un optimismo exagerado.

La primera reacción del público ha sido imaginar a los Lakers corriendo desaforadamente, con el Run&Gun que D´Antoni y Nash implantaron en los Suns como bandera. La ensoñación es sin duda altamente atractiva, pero fijando la lupa sobre el roster angelino encontraremos enormes defectos estructurales a la hora de aplicar dicha filosofía. Los nuevos Lakers deben ser un equipo de ataque estático, como exige su veteranía y la presencia de dos monstruos como Gasol y Howard en la pintura. Pau y Dwigth no son jugadores diseñados para correr la pista en cada ataque, y ni Kobe ni Metta (ni probablemente el propio Nash) están ya para esos trotes y galopes. 

Por otro lado, el último trabajo de Mike al frente de los Knicks dejó un regusto ciertamente amargo. Su desempeño anterior al trade con Denver (el que trajo a Carmelo a la Gran Manzana) resultó enormemente satisfactorio, con los Bockers ganando y disfrutando con Felton al timón y Amare ejecutando. Sin embargo, con Anthony ya en el equipo, el entrenador fue incapaz de encontrar la manera de hacer compatibles a Stat y al crack neoyorquino sobre la cancha. El nivel de juego se desplomó y la tropa acabó saliendo de mala manera de los playoffs, arrollada por Boston.

Por supuesto habrá que dar un voto de confianza a los Lakers de D´Antoni, y fijar el foco sobre el gran derrotado de la crisis: un Buss Jr que se empeñó en borrar todo rastro de la era Jackson, para acabar echándose a los brazos del maestro Zen un año después. Cosas de Hollywood.

D´Antoni, nuevo coach de la fiebre amarilla. Fuente: nba.com



Los Mavs de O.J


O.J, imparable ante los Blazers. Fuente: espn.go.com

La renovación total de los Dallas Mavericks ha supuesto el desembarco de un buen número de nuevos jugadores en la franquicia de Mark Cuban: Darren Collison, Chris Kaman, Elton Brand... Todos ellos importantes en la nueva rotación de Rick Carlisle. De entre todos ellos uno llama poderosamente la atención, como la gran apuesta de los Mavs 2012/2013: el escolta, ex de los Grizzlies, O.J Mayo.

En Memphis nunca comprendieron del todo el juego del chico salido de la USC. Con fama de díscolo en su etapa pre-profesional, la franquicia de Tennesse trató de moldear al jugador, probándole en roles de facilitador de juego o sexto-hombre. Únicamente en su temporada de novato pudimos paladear a fogonazos el juego del autentico Mayo. En el haber de nuestro protagonista, decir que su fama de tipo problemático no afloró en ningún momento durante su aventura en la ciudad de Elvis: aceptó siempre su rol de sexto hombre con gran profesionalidad.

Los temores de jefe Cuban para este inicio de campaña eran claros y fundados. Con Dirk lesionado, los Mavericks corrían el riesgo de zozobrar ante la ausencia de su líder, y perder comba en la inmisericorde carrera por los playoffs del Salvaje Oeste. Nada que no pudiera solventar el inmenso talento de O.J.

El escolta ha tomado el control del ataque de Dallas, y promedia algo más de 21 puntos por noche en los 4 primeros choques de la regular season (con 3 victorias para su equipo). Sus dos últimas exhibiciones ante Bobcats y Blazers nos han devuelto al Mayo salvaje, conocedor de todos los caminos hacia el aro rival. Virtuoso del dribbling, poderoso en la penetraciones y letal desde la línea de 3 puntos (18/27 en los 4 partidos jugados hasta el momento): un tormento, problema irresoluble para los impotentes defensores rivales. 

Nowitzki se divierte en el banco, impecable en traje de calle y con la seguridad de que su tropa estará a salvo hasta su vuelta a las canchas. O.J está en ello...

Mayo & Collison: la alegría de los Mavs. Fuente: espn.go.com



La penúltima bala de Beasley.


Beasley se muda, con su talento y sus problemas a cuestas. De la fría Minnesota al árido desierto de Arizona. Los nuevos Phoenix Suns, en reconstrucción total, van a necesitar de la mejor versión de su nuevo 3-4 si desean completar una temporada decente.


La historia de Michael la conocemos todos: nº2 del draft de 2008, ya en los meses previos a su reclutamiento por los Miami Heat corrieron ríos de tinta acerca de sus problemas de estabilidad y concentración. Esas lacras le han impedido desarrollar una trayectoria profesional acorde a sus inmensas posibilidades.


Alero de 2,08 metros y 108 kilos de peso, el rango de tiro y la movilidad de Beasley le convierten en un peligro ofensivo de primer orden. Así lo demostró a rachas en los Heat (13.9 puntos por noche en su año rookie, saliendo desde el banquillo. 14.8 puntos y 6.4 rebotes como promedios en su segundo año) y en su primera temporada con unos perdedores Timberwolves (19.2 puntos y 5.6 rebotes por noche). Capaz de atacar el aro con violencia o anotar desde la línea de 3 puntos con muy respetables porcentajes de acierto, los problemas para el ex de Kansas State llegan en facetas relativas a la regularidad y a la ética de trabajo. Ejemplo claro es su desempeño defensivo, prácticamente nulo hasta ahora cuando, por sus condiciones físicas, debería aportar mucho más en las vertientes reboteadora y taponadora.


La pasada temporada problemas de lesiones y de nuevo una de sus habituales desconexiones impidieron a Beasley dar continuidad a su buen primer año en los Wolves, para acabar aportando 11.5 puntos, relegado a la segunda unidad por Rick Adelman. Enésima oportunidad de confirmación perdida, y traspaso a los derruidos Phoenix Suns.


Con la salida de Steve Nash  nada queda ya de los impactantes Suns del Run & Gun, que luchaban por el cetro de la conferencia oeste hace unos años. El nuevo equipo de Alvin Gentry se presenta como una oportunidad idónea para tipos como Goran Dragic o el protagonista de nuestra entrada, jugadores con talento pero que necesitan dar un golpe sobre la mesa y encontrar su sitio en la mejor competición de basket del planeta.


Penúltima bala para Michael, en una escuadra sin grandes pretensiones a priori. Ecosistema ideal para volver a ese sendero hacia el estrellato que la mayoría pensamos que ya nunca retomará...


Beasley, peligro en el desierto. Fuente: nba.com